De primado a 'ministro'

Era el cardenal Rouco, y no Ca?izares, quien estaba llamado a hacer carrera en el Vaticano, seg¨²n pron¨®sticos de hace apenas tres a?os. Rouco acababa de ser apeado de la presidencia de la Conferencia Episcopal, y Benedicto XVI era el nuevo pont¨ªfice con poderes plenos. Son muy amigos. Se conocieron en los a?os sesenta del siglo pasado, cuando un joven cura gallego, delgado y fr¨¢gil -nacido en el verano de 1936, mal tiempo en Espa?a para venir al mundo-, apareci¨® por M¨²nich para doctorarse en la facultad donde el futuro papa Joseph Ratzinger despuntaba ya como te¨®logo de fama universal.

El presidente de una conferencia episcopal tan se?alada como la espa?ola no puede descender a ministro de Curia vaticana. Como dicen los cl¨¢sicos romanos, son ministros quienes no pueden ser magistros. As¨ª que fueron los obispos espa?oles quienes cancelaron las posibilidades de Rouco al elegirlo de nuevo, en marzo pasado, como su l¨ªder para los pr¨®ximos a?os. En las mismas votaciones, relegaron al cardenal Ca?izares a puestos intrascendentes, pese a aspirar con ansia a la presidencia. La derrota abri¨® a ¨¦ste un camino que no estaba en los pron¨®sticos. Tambi¨¦n es extraordinario que el Vaticano llame a su Ejecutivo nada menos que al Primado de Espa?a, que es el t¨ªtulo que la tradici¨®n concede al arzobispo de Toledo. Detr¨¢s de la ins¨®lita decisi¨®n est¨¢, seguramente, el gran poder de Rouco en Roma.

La Curia gobierna el Estado de la Santa Sede con funciones legislativas, ejecutivas y judiciales. Ca?izares mandar¨¢ sobre las cuestiones del culto y disciplinar¨¢ desviaciones sobre los sacramentos que irritan a este Papa. No es un ministerio importante, si se toman como medida las pompas que abandona en Espa?a. Pero le convierte en el ¨²nico espa?ol en el Gobierno central del catolicismo. Ha llegado a haber hasta cuatro ministros espa?oles (tres en la ¨²ltima d¨¦cada: los cardenales Mart¨ªnez Somalo y Juli¨¢n Herranz, reci¨¦n jubilados, y Javierre, ya fallecido).

La carrera de Ca?izares en Roma es incierta, construida como est¨¢ sobre sus relaciones con el actual papa, muy anciano. Pero es un camino sin retorno. Hay que remontarse a finales del siglo XIX y primeros a?os del XX para encontrar a un espa?ol con verdadero poder en la curia. Se trata del cardenal Rafael Merry del Val y Zulueta-Wilcox. Si hubiera nacido italiano, habr¨ªa sido elegido papa en el c¨®nclave que design¨® a P¨ªo XI en 1922. Hijo de marqu¨¦s, su carrera fue espectacular: diplom¨¢tico en Canad¨¢, presidente de la Academia Pontificia, cardenal y secretario de Estado con apenas 38 a?os, adem¨¢s de responsable del poderoso Santo Oficio de la Inquisici¨®n con san P¨ªo X y Benedicto XV.