Tablero de ajedrez
La situaci¨®n se repite peri¨®dicamente desde que desapareci¨® la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Ucrania defiende su soberan¨ªa nacional y marca distancias pol¨ªticas y econ¨®micas con Rusia. Pero, al mismo tiempo, pretende seguir recibiendo un trato preferencial en el precio del gas ruso y en la moratoria de pago de las deudas contra¨ªdas con anterioridad. Rusia se niega a conceder ese trato ventajoso, por lo que fija precios de mercado y plazos para el pago de las deudas. Ucrania ejercita su rol de v¨ªctima y eleva exageradamente los derechos de tr¨¢nsito por el gasoducto que atraviesa su territorio con combustible ruso que transporta a los pa¨ªses europeos.
Transcurridas varias semanas, las negociaciones se rompen, Rusia corta el suministro de gas por las tuber¨ªas del pa¨ªs vecino. El Gobierno ucranio intensifica su papel de v¨ªctima y utiliza en su provecho que los recortes rusos afectan tambi¨¦n a los suministros dirigidos a los pa¨ªses de Europa oriental y central. El propio Gobierno autoriza o consiente que parte del gas que fluye por las tuber¨ªas se quede (de forma ilegal) en territorio ucranio y no llegue a sus destinos de exportaci¨®n. Los ciudadanos y las empresas de los pa¨ªses afectados claman contra la situaci¨®n, la mayor¨ªa de sus Gobiernos lo hacen contra Rusia y los dirigentes de la Uni¨®n Europea solicitan testimonialmente la vuelta a la normalidad.
La falta de estrategia energ¨¦tica com¨²n de la Uni¨®n Europea acent¨²a la pugna
En los entresijos del conflicto se juega una partida ajedrec¨ªstica donde participan actores con intereses enfrentados. Por un lado, los gobernantes ucranios presionan para ganar el apoyo pol¨ªtico de los dirigentes europeos contra el "peligro ruso", a la vez que se arrogan el derecho a un trato energ¨¦tico y financiero preferencial por parte de Rusia. Al mismo tiempo, varios Gobiernos este-europeos pretenden reducir su total dependencia del gas ruso y reclaman soluciones alternativas, cuya primera opci¨®n pasa por el gasoducto Nabucco, aunque su financiaci¨®n sea incierta y su recorrido est¨¦ repleto de inc¨®gnitas estrat¨¦gicas (Asia central, Ir¨¢n, Turqu¨ªa). Simult¨¢neamente, los dirigentes pol¨ªticos europeos, orientales y occidentales, que rechazan la creaci¨®n de cualquier v¨ªnculo estrat¨¦gico entre Europa y Rusia, encuentran en este conflicto la oportunidad de elevar el tono de alerta contra el "peligro ruso".
Por el otro lado, los dirigentes rusos (Gazprom y Gobierno) tratan de cargarse de raz¨®n ante sus principales socios centro-europeos (empresas y Gobiernos) sobre la necesidad de acelerar la construcci¨®n de los dos grandes gasoductos que, a trav¨¦s del B¨¢ltico (Nord Stream) y del mar Negro (South Stream), permitan aumentar los suministros de gas sin transitar por Ucrania y Bielorrusia. Se trata de una alternativa estrat¨¦gica destinada a fortalecer los lazos energ¨¦ticos, econ¨®micos y pol¨ªticos de Rusia con Europa.
En tierra de nadie se encuentra la Uni¨®n Europea. La falta de estrategia energ¨¦tica y de pol¨ªtica exterior comunes hace que la Comisi¨®n Europea no tenga una posici¨®n propia en el conflicto y que su vac¨ªo acent¨²e la pugna entre las posiciones mencionadas.
Como en ocasiones anteriores, es previsible que el conflicto entre en v¨ªas de soluci¨®n (provisional) en las pr¨®ximas semanas. Entretanto, unas y otras posiciones habr¨¢n tejido nuevas alianzas cuyos efectos se har¨¢n visibles a medio plazo.
Enrique Palazuelos es catedr¨¢tico de Econom¨ªa Aplicada de la Universidad Complutense de Madrid.
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