Lo que se juzga en Bilbao

En el banquillo del juicio que hoy se inicia en Bilbao no s¨®lo estar¨¢n sentados el lehendakari y el principal aspirante a sucederle tras las elecciones de marzo, sino, junto a ellos, cinco dirigentes de Batasuna, cuatro de los cuales, encarcelados desde hace meses por intento de reconstrucci¨®n del partido ilegalizado, llegar¨¢n esposados a la Audiencia. El quinto, Otegi, que sali¨® de la c¨¢rcel en agosto y tiene pendientes varios juicios m¨¢s, declar¨® ayer que lo que se juzga a partir de hoy es "la naturaleza antidemocr¨¢tica del Estado espa?ol", entre otras cosas por haber ilegalizado a su formaci¨®n.

Hay que prepararse, por tanto, para el previsible intento por parte de Batasuna de convertir este juicio en un proceso contra el marco legal vigente, y en particular contra la ley que sac¨® de la legalidad a una formaci¨®n de la que se consider¨® probado que formaba parte de un entramado dirigido por una banda que asesinaba a militantes, candidatos y cargos electos de los dem¨¢s partidos. Ser¨ªa una ingenuidad imperdonable olvidar este aspecto de la cuesti¨®n, como sin duda pretender¨¢n esos cinco acusados de desobediencia de la sentencia de ilegalizaci¨®n.

Los otros encausados, el lehendakari y los socialistas L¨®pez y Ares, deben responder de haberse entrevistado con los anteriores durante la fallida tregua de 2006. La principal cuesti¨®n planteada es si la prohibici¨®n de actividades pol¨ªticas de un partido ilegal afecta a la posibilidad de que sus dirigentes se re¨²nan con pol¨ªticos de partidos legales. La Ley de Partidos no establece que sea delictivo hacerlo, y la posibilidad de que se trate de un acto de cooperaci¨®n para el delito (pues si no se hubieran reunido con Otegi y compa?¨ªa ¨¦stos no habr¨ªan roto la prohibici¨®n de celebrar reuniones pol¨ªticas) resulta demasiado retorcida como para servir de base a una condena penal.

El portavoz del PP en el Parlamento vasco declar¨® ayer que ser¨¢n los jueces quienes determinen si hubo o no delito, pero que lo seguro es que fue "un error pol¨ªtico manifiesto" celebrar aquellas reuniones con Otegi y los suyos. Es muy posible que lo fuera, a la vista de c¨®mo las interpret¨® Batasuna, pero entonces tambi¨¦n fue un error que el PP llevase el asunto al terreno judicial presentando una denuncia contra Ares y L¨®pez por un posible delito de desobediencia. El efecto no s¨®lo fue envenenar las relaciones entre ambos partidos cuando m¨¢s necesaria era la uni¨®n, sino que imposibilit¨® la cr¨ªtica pol¨ªtica por ese posible error al desviar el debate al campo penal.

La necesidad de separar la cr¨ªtica pol¨ªtica y la acci¨®n penal fue el argumento empleado por el Supremo para archivar una querella por un asunto similar. El Tribunal Superior del Pa¨ªs Vasco no estaba obligado a seguir ese criterio, pero pudo haberlo hecho. Habr¨ªa sido una decisi¨®n plenamente jur¨ªdica y m¨¢s prudente que la de dar ocasi¨®n al brazo pol¨ªtico de ETA para el espect¨¢culo propagand¨ªstico que sin duda espera protagonizar.