Nueva vida para las prendas unisex
La crisis impone la sobriedad del estilo masculino en las colecciones para mujer
Cada vez que la moda masculina hace suyos c¨®digos de la femenina, el resultado suele ser de dudoso gusto, porque no todo lo que queda bien en mujer tambi¨¦n lo hace en hombre (v¨¦ase los pantalones cortos o bolsos bandolera). En cambio, si la apropiaci¨®n se da a la inversa, funciona.
Un ejemplo (m¨¢s) de ello es Unisex, la colecci¨®n especial que Yves Saint Laurent (YSL) lanzar¨¢ a finales de este mes. Unisex es para mujer, pero la componen prendas que son una adaptaci¨®n directa de las gabardinas, americanas, pantalones anchos y camisas de la ¨²ltima colecci¨®n masculina de primavera-verano de la firma. La prueba m¨¢s reciente de un recurso m¨¢s que recurrente, porque el de YSL no es un caso aislado: "Regresa la era de la chaqueta", titulaba recientemente el Times en referencia a las colecciones para esta primavera de Balmain y Jil Sander. Las americanas estructuradas que aportan un aspecto varonil y sobrio a las modelos eran las piezas claves de ambas firmas. Times no dudaba en darle una interpretaci¨®n sociol¨®gica a la propuesta: "Consecuencia directa de la recesi¨®n", apuntaba.
Tampoco es la primera vez que las razones de la apropiaci¨®n no son s¨®lo estil¨ªsticas. A lo largo del siglo XX la moda ha dotado de significado femenino a significantes masculinos en varias ocasiones. Y con una lectura ¨¦tica subyacente a la est¨¦tica. La primera en hacerlo fue Coco Chanel. La eterna se?orita tom¨® prestadas prendas como el blus¨®n de marinero (en 1913) o el jersey (en 1916), hasta entonces usados exclusivamente por los hombres para trabajar o hacer deporte.
Chanel no s¨®lo dot¨® al siglo XX de una silueta femenina moderna. Hizo algo m¨¢s: dio libertad a la mujer. Sobre todo de movimientos. Sus dise?os permitieron a la f¨¦mina de la ¨¦poca arremangarse o conducir sin necesitar la ayuda de una doncella, aboliendo la funci¨®n meramente decorativa a la que parec¨ªan condenarla las ampulosas creaciones de modistos como Poiret.
Coco Chanel liber¨® a la mujer, pero fue Yves Saint Laurent quien la hizo sentirse poderosa. Propici¨® un traspaso de poderes de un sexo a otro haciendo que fuese ella quien llevara los pantalones. En 1967, el modisto convirti¨® el smoking en un atuendo m¨¢s del guardarropa femenino.
Tres a?os despu¨¦s, el dise?ador tan visionario como controvertido Rudi Genreich, difumin¨® las fronteras entre g¨¦neros rap¨¢ndoles la cabeza a los modelos, tanto femeninos como masculinos, que protagonizaron un desfile en el que present¨® como ¨²nica prenda el monoquini (un ba?ador consistente en una parte inferior que dejaba los pechos al descubierto; emblema de la revoluci¨®n sexual de los a?os 60). Y ahora, bajo el paraguas de la crisis, el unisex, que podr¨ªa haber acabado en un recurso formal m¨¢s, puede volver a interpretarse como prof¨¦tico.
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