Rouco bate a Ca?izares
El traslado del cardenal primado a Roma acrecienta el poder del l¨ªder del catolicismo espa?ol
La marcha del cardenal primado de Toledo, Antonio Ca?izares, a Roma, para hacer carrera en la curia vaticana, es un suceso extraordinario en el catolicismo espa?ol. Nunca antes un prelado de tan alto rango hab¨ªa hecho ese recorrido, y menos abandonando la primatura en Espa?a por un puesto poco vistoso en el organigrama de la Santa Sede. S¨ª se ha producido el camino inverso, en m¨²ltiples ocasiones: el ascenso de un funcionario curial al episcopado de su pa¨ªs. Fue el caso, en 2002, del actual arzobispo de Burgos, Francisco Gil Hell¨ªn, hasta entonces secretario del Pontificio Consejo para la Familia. Murciano, de 68 a?os, y miembro del Opus Dei, hab¨ªa seguido la m¨¢xima de su fundador, san Josemar¨ªa Escriv¨¢: "Cat¨®lico, apost¨®lico, ?romano! Me gusta que seas muy romano. Y que tengas deseos de hacer tu romer¨ªa, videre Petrum, para ver a Pedro" (M¨¢xima 520 del libro Camino).
El Vaticano jubila al cardenal de Valencia y debe nombrar prelados para Toledo y Oviedo, entre otras plazas
Los obispos viven pendientes del tendido romano. "Tort¨ªcolis de tanto mirar al Vaticano", reconoci¨® una vez el cardenal Enrique y Taranc¨®n, presidente de la Conferencia Episcopal entre 1971 y 1981. Quer¨ªa decir que el gobierno de la Iglesia cat¨®lica es centralista sin fisuras. Nada sucede o prospera en su interior sin que Roma lo acepte, lo impulse o lo censure. La primera dependencia del episcopado empieza en la nunciatura (embajada) de la Santa Sede, que es quien en teor¨ªa promueve y decide las jerarqu¨ªas. A veces, esa funci¨®n recae en prelados locales con liderazgo natural e influencia en la curia o ante el mismo Papa. Es el caso del cardenal arzobispo de Madrid, Antonio Mar¨ªa Rouco.
Desde Taranc¨®n nadie hab¨ªa estado tanto tiempo al frente de la Conferencia Episcopal Espa?ola (CEE), ni ejercido un liderazgo tan indiscutible. Rouco tiene, adem¨¢s, mucho poder en Roma como miembro de la congregaci¨®n que decide los nombramientos de obispos. Desde ese puesto promovi¨® en 2008 a un sobrino, Alfonso Carraco Rouco, al obispado de Lugo, y tambi¨¦n se ha llevado al arzobispado de Madrid, como prelado auxiliar, al secretario y portavoz en la CEE, el jesuita Juan Antonio Mart¨ªnez Camino, pese a la oposici¨®n de la propia Compa?¨ªa de Jes¨²s.
Rouco y Ca?izares, antes u?a y carne, se han distanciado este a?o a causa, sobre todo, de las elecciones en la CEE, por cuya presidencia compet¨ªan. Gan¨® Rouco, que no movi¨® un voto para que su competidor le acompa?ase como vicepresidente. En aquel combate electoral est¨¢ el secreto del traslado del primado de Espa?a a Roma, llamado por el Papa por impulso de Rouco.
Los historiadores no recuerdan un caso parecido. "Los espa?oles con cargos en la curia vaticana hicieron toda la carrera en Roma. No hay precedentes del traslado de un cardenal, y menos del primado. Creo que se lo han sacudido de aqu¨ª, es la explicaci¨®n posible", sostiene Ram¨®n Teja, catedr¨¢tico de Historia Antigua de la Universidad de Cantabria y presidente de la Sociedad Espa?ola de Ciencias de las Religiones.
El imprevisto traslado del Primado a Roma es ins¨®lito, adem¨¢s, porque el cargo que va a desempe?ar es de tono menor. Como prefecto de la Congregaci¨®n para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, su trabajo se centrar¨¢ en poner orden en lo que, seg¨²n el actual Papa, se ha desmadrado en ese campo tras las radicales reformas del Concilio Vaticano II. Benedicto XVI ya ha dado alg¨²n paso atr¨¢s en lo decidido entonces, y Ca?izares no dudar¨¢ en seguir el camino marcado, conocida su comuni¨®n con el Pont¨ªfice, con el que coincidi¨® durante a?os en la Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe (ex Santo Oficio de la Inquisici¨®n). Lo que el Vaticano quiere arreglar, sobre todo, es la invasi¨®n de ritos paganos en las ceremonias eucar¨ªsticas, como c¨¢nticos y guitarras, e incluso la vuelta a misas en lat¨ªn y el oficiante de espaldas a la feligres¨ªa.
Fue otro espa?ol, el navarro Arcadio Larraona Saralegui, el legislador de algunas de esas reformas, impulsadas por los papas Juan XXIII y Pablo VI. Primer cardenal claretiano, Larraona hizo toda su carrera en Roma hasta llegar a la curia, donde ejerci¨® en varios ministerios.
Tambi¨¦n producto del aparato curial fue el riojano Eduardo Mart¨ªnez Somalo (Ba?os del R¨ªo Tob¨ªa, La Rioja, 1927), el m¨¢s alto cargo espa?ol en el Vaticano en el ¨²ltimo siglo. Desde 1988 hasta 2007 fue cardenal camarlengo -el administrador de los bienes y los ingresos de la Santa Sede-, nombrado por Juan Pablo II. El cargo le convirti¨® en protagonista tras la muerte del Papa polaco, incluida la retirada del anillo del pescador del dedo del fallecido, para su destrucci¨®n, s¨ªmbolo del final de una autoridad y preparaci¨®n de la elecci¨®n de otra.
Mart¨ªnez Somalo entr¨® en el servicio diplom¨¢tico de la Santa Sede apenas ordenado sacerdote, y ocup¨® muchos cargos antes de llegar a la cumbre: responsable de la secci¨®n espa?ola de la Secretar¨ªa de Estado, nuncio apost¨®lico en Colombia y sustituto de la Secretar¨ªa de Estado, entre otros.
Entre los prelados espa?oles cuya carrera empez¨®, creci¨® y se cerr¨® en el Vaticano, sin posibilidad de dar el salto a una sede episcopal en Espa?a, figura otro predecesor de Ca?izares en la Congregaci¨®n para el Culto. Se trata del salesiano Antonio Mar¨ªa Javierre Ort¨¢s, fallecido el a?o pasado a los 86 a?os. Antes hab¨ªa sido secretario del ministerio para la Educaci¨®n Cat¨®lica. Tambi¨¦n hizo toda su carrera en el Vaticano el cardenal cordob¨¦s Juli¨¢n Herranz, del Opus Dei. Juan Pablo II lo nombr¨® en 1994 presidente del Pontificio Consejo para la Interpretaci¨®n de los Textos Legislativos. Se jubil¨® en ese cargo hace apenas un a?o.
Ninguno brill¨®, sin embargo, como el cardenal Rafael Merry del Val, cuya carrera fue espectacular. Cardenal a los 38 a?os por decisi¨®n de san P¨ªo X -el segundo m¨¢s joven de la reciente historia-, asumi¨® la Secretar¨ªa de Estado a esa misma edad. Fue un negociador implacable ante Francia, Espa?a e Italia, y l¨¢tigo infatigable contra todo movimiento modernista. En 1914, Benedicto XV, el sucesor de san P¨ªo X, le nombr¨® responsable del Santo Oficio, donde tambi¨¦n gan¨® fama de intransigente y eficaz.
Merry del Val ha sido el ¨²ltimo prelado espa?ol con posibilidades de llegar a Papa. Es una prueba del paulatino debilitamiento del catolicismo espa?ol. El pa¨ªs que domin¨® el Concilio de Trento, con pensadores de la talla de La¨ªnez, Melchor Cano o Domingo de Soto, apenas cuenta hoy. Yves Congar, uno de los grandes peritos del Vaticano II, lo constat¨® en sus memorias de manera cruel. Cuando sub¨ªa a la tribuna alg¨²n obispo espa?ol, los padres conciliares aprovechaban para salir a hacer sus necesidades, cont¨® el gran te¨®logo dominico.
La marcha de Ca?izares deja un hueco vistoso y apetecible. Toledo. Es la pr¨®xima batalla de Rouco como miembro de la comisi¨®n pontificia que nombra o traslada a prelados. El primero de los cambios ocurri¨® el jueves pasado, con el paso del arzobispo de Oviedo, Carlos Osoro, a la archidi¨®cesis de Valencia. Roma jubila as¨ª al cardenal Agust¨ªn Garc¨ªa-Gasco, un severo ariete episcopal contra el Gobierno socialista. Osoro, hombre de Rouco, deja vacante la sede de Oviedo. En semanas ocurrir¨¢ lo mismo con la di¨®cesis primada de Toledo. Su titular suele acabar investido con un capelo cardenalicio. ?Cambios de rumbo? Nadie los espera. La jerarqu¨ªa de la Iglesia cat¨®lica es hoy asunto del cardenal Rouco, aunque le pese a Ca?izares. -
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