Morir en Gaza
La sociedad israel¨ª ha sufrido un proceso de derechizaci¨®n radical y una progresiva p¨¦rdida de la moral en la vida pol¨ªtica. Esto le ha llevado a pensar que no hay acuerdo posible con los palestinos
Hay alguna posibilidad de que la invasi¨®n militar de Israel a Gaza "destroce la infraestructura terrorista" de Ham¨¢s -objetivo oficial de la operaci¨®n- y ponga fin al lanzamiento de cohetes artesanales de los integristas palestinos que controlan la Franja sobre las ciudades israel¨ªes de la frontera? Yo creo que ninguna y que, m¨¢s bien, esta operaci¨®n militar en la que, hasta el momento de escribir estas l¨ªneas, han muerto ya m¨¢s de 600 palestinos, entre ellos gran n¨²mero de ni?os y civiles inocentes, y causado millares de heridos, tendr¨¢ el efecto de una poda en la comunidad palestina de la que Ham¨¢s saldr¨¢ reforzada y muy disminuido el sector moderado, es decir, la Autoridad Nacional Palestina liderada por Mahmud Abbas.
Los cad¨¢veres y r¨ªos de sangre de estos d¨ªas s¨®lo servir¨¢n para sembrar m¨¢s resentimiento
Amos Oz y David Grossman ahora, t¨ªmidamente, s¨®lo se animan a reclamar la paz
Para que la raz¨®n esgrimida como justificaci¨®n del ataque por Ehud Olmert y sus ministros tuviera visos de realidad, Israel deber¨ªa volver a ocupar Gaza con un enorme despliegue militar permanente o perpetrar un genocidio que ni siquiera los m¨¢s fanatizados de sus halcones se atrever¨ªan a asumir, ni, esperemos, el resto del mundo tolerar¨ªa, aunque la opini¨®n p¨²blica internacional ha mostrado ya m¨¢s de una vez una supina indiferencia en lo que respecta a la suerte de los palestinos. La verdad de los hechos es que, por m¨¢s feroz que haya sido el castigo infligido por el Ej¨¦rcito de Israel a Gaza, y precisamente debido al sentimiento de impotencia y odio por lo ocurrido del mill¨®n y medio de palestinos que viven hambreados y medio asfixiados en esa ratonera, lo probable es que, una vez que el Tsahal se retire de la Franja y se restablezca "la paz", las acciones terroristas se renueven con nuevos br¨ªos y un deseo de venganza atizado por los sufrimientos de estos d¨ªas.
Los defensores de los bombardeos y la invasi¨®n responden a sus cr¨ªticos con esta pregunta: "?Hasta cu¨¢ndo puede resistir un pa¨ªs que sus ciudades sean v¨ªctimas de cohetes terroristas lanzados desde sus fronteras a lo largo de d¨ªas y meses por una organizaci¨®n como Ham¨¢s que no reconoce la existencia de Israel ni oculta su prop¨®sito de acabar con ¨¦l?". La pregunta es muy pertinente, desde luego, y nadie que no sea un fan¨¢tico o un terrorista puede justificar el acoso criminal constante de Ham¨¢s contra las poblaciones civiles de Israel. Ahora bien, si se trata de buscar las causas del conflicto es, a mi juicio, deshonesto quedarse s¨®lo all¨ª, en los cohetes artesanales de Ham¨¢s, y no retroceder un poco m¨¢s en el tiempo para entender -lo que no quiere decir justificar, claro est¨¢- lo que sucede en ese explosivo rinc¨®n del mundo.
La victoria electoral que llev¨® a Ham¨¢s al poder en la Franja no fue un acto de adhesi¨®n masivo de los palestinos de Gaza al fanatismo integrista ni a las acciones terroristas sino un rechazo perfectamente leg¨ªtimo de los ciudadanos a la ineficiencia y, sobre todo, a la descarada corrupci¨®n de los dirigentes de la Autoridad Nacional Palestina. Y, tambi¨¦n, un t¨ªpico acto autodestructivo al que los seres humanos, individuos o colectividades, son propensos cuando llegan a situaciones l¨ªmite, de indefensi¨®n y desesperaci¨®n totales.
Desde luego que la retirada de Israel de Gaza y el abandono de los 21 asentamientos de colonos que all¨ª hab¨ªa, en el verano de 2005, despert¨® grandes esperanzas de que este gesto impulsara el proceso de paz que deber¨ªa conducir a la creaci¨®n de un Estado Palestino que coexistiera con Israel y le garantizase su seguridad en el futuro. No s¨®lo no ocurri¨® as¨ª. Ham¨¢s se alz¨® con el poder y sus disputas con Al Fatah -con tiroteos y asesinatos de por medio-, por una parte, y, por otra, la pol¨ªtica de Israel de incomunicar a Gaza y mantenerla en una suerte de cuarentena implacable, impidi¨¦ndole exportar e importar, cerr¨¢ndole el uso del aire y del mar, permitiendo que sus pobladores salieran de ese gueto s¨®lo a cuentagotas y despu¨¦s de tr¨¢mites abrumadores y humillantes, contribuyeron al gran "fracaso econ¨®mico" que hoy d¨ªa los halcones de Israel exhiben como prueba de la incompetencia de los palestinos para gobernarse a s¨ª mismos.
Me pregunto si alg¨²n pa¨ªs en el mundo hubiera podido progresar y modernizarse en las condiciones atroces de existencia de la gente de Gaza. Nadie me lo ha contado, no soy v¨ªctima de ning¨²n prejuicio contra Israel, un pa¨ªs que siempre defend¨ª, y sobre todo cuando era v¨ªctima de una campa?a internacional orquestada por Mosc¨² que apoyaba toda la izquierda latinoamericana. Yo lo he visto con mis propios ojos. Y me he sentido asqueado y sublevado por la miseria atroz, indescriptible, en que languidecen, sin trabajo, sin futuro, sin espacio vital, en las cuevas estrechas e inmundas de los campos de refugiados o en esas ciudades atestadas y cubiertas por las basuras, donde se pasean las ratas a la vista y paciencia de los transe¨²ntes, esas familias palestinas condenadas s¨®lo a vegetar, a esperar que la muerte venga a poner fin a esa existencia sin esperanza, de absoluta inhumanidad, que es la suya. Son esos pobres infelices, ni?os y viejos y j¨®venes, privados ya de todo lo que hace humana la vida, condenados a una agon¨ªa tan injusta y tan larval como la de los jud¨ªos en los guetos de la Europa nazi, los que ahora est¨¢n siendo masacrados por los cazas y los tanques de Israel, sin que ello sirva para acercar un mil¨ªmetro la ansiada paz. Por el contrario, los cad¨¢veres y r¨ªos de sangre de estos d¨ªas s¨®lo servir¨¢n para alejarla y levantar nuevos obst¨¢culos y sembrar m¨¢s resentimiento y rabia en el camino de la negociaci¨®n.
Todo esto lo saben, mucho mejor que yo o que cualquier observador, los dirigentes de Israel, que pueden haber perdido los sentimientos y la moral, pero no la inteligencia. La clase dirigente israel¨ª es de muy alto nivel, bastante m¨¢s culta y preparada que la del promedio occidental. Y, si es as¨ª, ?para qu¨¦ desatar una operaci¨®n militar que no va a acabar con el terrorismo de los fan¨¢ticos de Ham¨¢s y que, en cambio, va a servir para desprestigiar a un Estado que con acciones punitivas como ¨¦sta ha perdido ya esa superioridad moral que tuvo sobre sus enemigos en el pasado, por ejemplo cuando Yitzhak Rabin firm¨® los Acuerdos de Oslo de 1993?
Creo que la respuesta es la siguiente: desde el fracaso de las negociaciones de Camp David y de Taba del a?o 2000-2001, en las que el Gobierno israel¨ª presidido por Ehud Barak estuvo dispuesto a hacer unas importantes concesiones que Arafat cometi¨® la insensatez de rechazar, la sociedad israel¨ª, profundamente decepcionada, ha vivido un proceso de derechizaci¨®n radical y, en su gran mayor¨ªa, llegado a la conclusi¨®n de que no hay acuerdo razonable posible con los palestinos. Y que, por lo tanto, s¨®lo una pol¨ªtica de fuerza, de represi¨®n y castigo sistem¨¢ticos, los doblegar¨¢, haci¨¦ndoles aceptar, al final, una paz impuesta seg¨²n las condiciones de Israel. Esto explica la popularidad que tuvo Ariel Sharon y el crecimiento del apoyo al movimiento de los colonos que siguen instalando asentamientos por doquier en Cisjordania y a la construcci¨®n del Muro que a¨ªsla, cuartea y reduce como una piel de zapa a la Cisjordania palestina. Y esto explica, tambi¨¦n, que, desde que empezaron a llover las bombas sobre Gaza, haya subido como flecha la popularidad de los laboristas de Ehud Barak, el actual ministro de Defensa, y de la l¨ªder de Kadima, la canciller Tzipi Livni, quienes, gracias a la operaci¨®n militar contra Gaza, han recortado la ventaja que les llevaba, cara a las pr¨®ximas elecciones, el conservador Benjam¨ªn Netanyahu. No hay que olvidar que, seg¨²n las encuestas, m¨¢s de dos tercios de los israel¨ªes aprueban la acci¨®n militar contra Gaza.
"Nuestros corazones se han endurecido y nuestros ojos se han nublado", dice el periodista israel¨ª Gideon Levy, en un art¨ªculo aparecido en el diario Haaretz el 4 de enero de 2009, comentando la incursi¨®n del Tsahal en Gaza. Como todo lo que escribe, su texto transpira decencia, lucidez y coraje. Es un lamento por esa progresiva desaparici¨®n de la moral en la vida pol¨ªtica de su pa¨ªs, aquel fen¨®meno que, seg¨²n Albert Camus, precede siempre los cataclismos hist¨®ricos, y una cr¨ªtica a esos intelectuales progresistas como Amos Oz y David Grossman que, antes, sol¨ªan protestar con energ¨ªa contra hechos como el bombardeo de Gaza y ahora, t¨ªmidamente, reflejando la involuci¨®n generalizada de la vida pol¨ªtica israel¨ª, s¨®lo se animan a reclamar la paz. Gracias por demostrarnos que todav¨ªa quedan justos en Israel, amigo Gideon Levy.
? Mario Vargas Llosa, 2008.
? Derechos mundiales de prensa en todas las lenguas reservados a Diario EL PA?S, SL, 2008.
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