El Atl¨¦tico entra en barrena

Otro vendaval volvi¨® a sacudir ayer los cimientos del Vicente Calder¨®n. Con la sangr¨ªa del Bar?a de Messi todav¨ªa reciente, el Atl¨¦tico, autodestructivo como pocos, se alej¨® un poquito m¨¢s de los puestos de Champions tras comparecer ante el Athletic como un equipo deslavazado y paralizado por la ansiedad. El err¨¢tico equipo que dirige Javier Aguirre es un artista complic¨¢ndose la vida. Anoche se le volvieron a fundir los plomos con el viento a favor. De nada le sirvi¨® el gol de ventaja de Antonio L¨®pez al cuarto de hora frente a un contrario disciplinado, que suple sus carencias confiado en sus m¨²sculos. Suficiente para denostar a un grupo sin discurso al que le pierden los nervios. Maniche resumi¨® la actuaci¨®n del Atl¨¦tico tras forzar su expulsi¨®n con una patada al pecho de Orbaiz.

Caparr¨®s anul¨® al conjunto rojiblanco adelantando unos metros las l¨ªneas

Maniche resumi¨® la actuaci¨®n local tras forzar su expulsi¨®n con una patada a Orbaiz

El descenso del Atl¨¦tico a los infiernos no es casual. Incapaz de hincarle el diente a la aristocracia de la Liga, la entidad del Manzanares, acomplejada por su pasado rutilante, ha entrado en barrena. Joaqu¨ªn Caparr¨®s, consciente de los problemas de su rival a la hora de sacar el bal¨®n, le anul¨® adelantando unos metros las l¨ªneas. Un plan sencillo y eficaz que propici¨® la tercera derrota consecutiva del grupo de Aguirre, que claudic¨® ante el oficio y personalidad de Llorente. El delantero navarro le hizo un siete a la defensa atl¨¦tica. Seitaridis, una broma por la banda, acapar¨® los silbidos de la grada. Pern¨ªa, otro que tal baila, sustituy¨® al lateral griego en el descanso. El efecto fue el mismo. Pero el peor trago se lo llev¨® Dom¨ªnguez, que volv¨ªa al ruedo desde su bautismo con el Liverpool, hace tres meses, entreg¨® la cuchara, desviando a su porter¨ªa un env¨ªo de Llorente que cambi¨® el transcurso del encuentro. La segunda parte apenas hab¨ªa comenzado y al Atl¨¦tico se le vino el mundo encima.

Otro canterano de la casa, Diego Camacho, fluctu¨® en el centro del campo en su primer duelo de Liga de la temporada. Aguirre, que durante toda la temporada ha ignorado a los valores del filial, les dio cancha sin el punto de forma necesarios. Las dudas acosan al t¨¦cnico mexicano, que dej¨® a Ra¨²l Garc¨ªa otra vez en el banquillo, y que sigue sin decidirse por Banega, al que cinco d¨ªas despu¨¦s volvi¨® a dar el tim¨®n con el marcador a cuestas. El cerebro argentino acudi¨® tarde al rescate del l¨ªo en que meti¨® a sus compa?eros el gol de Koikili al borde del descanso. El lateral, que ya hab¨ªa avisado a Leo Franco con un trallazo desde 25 metros, ajust¨® la mirilla desde el mismo sitio en la prolongaci¨®n del primer tiempo.

El empate del Athletic resquebraj¨® el ¨¢nimo local, que ni siquiera sac¨® provecho de su temible pegada. Ag¨¹ero estuvo desaparecido. Salvo un par de regates sobre una baldosa de c¨¦sped a Koikili, el Kun no compareci¨® en el encuentro. Su colega uruguayo, dimitido en todo el primer tiempo, se enchuf¨® en los peores momentos del Atl¨¦tico. Su empuje tan s¨®lo bast¨® para maquillar el resultado. El ¨²nico que mantuvo el tipo fue Maxi. El capit¨¢n del Atl¨¦tico se multiplic¨® en todas las parcelas. Tan pronto achicaba espacios y asum¨ªa la labor de los centrales como lanzaba los ataques caseros.

El Athletic aprovech¨® la dejadez de la escuadra del Manzanares, que termin¨® con cada uno de sus futbolistas haciendo la guerra por su cuenta. Gabilondo tom¨® nota con un pase en profundidad a David L¨®pez, que regal¨® el gol a Llorente. Pern¨ªa, fuera de onda, romp¨ªa el fuera de juego. Un ejemplo m¨¢s de las tinieblas que acosan al Atl¨¦tico.