Oportunismo
Leyendo el art¨ªculo de Mart¨ªn Villa del 3 de enero, y la acertada r¨¦plica de Vidal-Beneyto del 8, me ha venido a la memoria un 7 de septiembre de 2004, en Carmona. Aquel d¨ªa, convocados por la Universidad Pablo de Olavide a un simposio sobre la memoria hist¨®rica, dirigido por el historiador Juan Ortiz Villalba, se vieron por primera vez las caras el ex ministro de Interior de Adolfo Su¨¢rez y Armando L¨®pez Salinas, dirigente comunista en los a?os cr¨ªticos de la transici¨®n. Una pregunta clave en aquellos debates fue, c¨®mo no, en qu¨¦ momento Carrillo y Su¨¢rez alcanzaron el pacto que dar¨ªa un importante impulso a la reforma pol¨ªtica, frente a la ruptura. Seg¨²n Amparo Rubiales, presente en las jornadas, fue un 28 de febrero de 1977. Por aquel acuerdo, forjado a espaldas de los militares, ser¨ªa legalizado el Partido Comunista, que aceptar¨ªa el sistema democr¨¢tico, adem¨¢s de la Monarqu¨ªa parlamentaria, a cambio del cese de la presi¨®n en la calle y en las f¨¢bricas. Pero ni eso, ni ning¨²n otro pacto, signific¨® el olvido de las responsabilidades del franquismo; como tampoco es cierto, como pretende Mart¨ªn Villa, que fueran los "aperturistas del R¨¦gimen" quienes facilitaran la transici¨®n.
La pura verdad es que en aquellos momentos todo el mundo, incluidos esos presuntos "aperturistas", tem¨ªa a los desmanes de la ultraderecha (matanzas de Atocha, Montejurra, etc¨¦tera), tanto o m¨¢s que a los de ETA y los GRAPO, en un ambiente de muy alta temperatura social, con huelgas y manifestaciones todos los d¨ªas. En ese clima, la transici¨®n fue una conclusi¨®n obligada por las circunstancias, un punto intermedio en el que todos los dem¨®cratas nos encontramos.
Pero hubo una segunda pregunta importante en aquel simposio: cu¨¢l fue la verdadera raz¨®n por la que algunos cachorros de Franco decidieron montarse en el carro de la transici¨®n. Aqu¨ª L¨®pez Salinas estuvo sembrado: "Pues desmontaron el R¨¦gimen para quedarse con el Sistema", l¨¦ase el capitalismo liberal. ?sa es la otra gran verdad, a la que Mart¨ªn Villa, naturalmente, nunca alude. Un oportunismo de ¨²ltima hora, que les llev¨® a disfrutar de las mieles del capitalismo, hasta hoy, sin perder un solo d¨ªa.
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