El secreto del 'hiperpresidente'

La energ¨ªa de Nicolas Sarkozy es como la nuclear. D¨ªa s¨ª, d¨ªa no, se debate en las tertulias sobre si es inagotable o no, y se especula sobre cu¨¢nto tiene de t¨®xica. Pero el gran secreto del hiperpresidente franc¨¦s ya ha sido revelado: lo que carga su inagotable fortaleza son unos masajes especiales del doctor de medicina alternativa Jean-Paul Moureau, que trabaja la espalda del presidente mientras le transfiere "ondas de energ¨ªa positiva". Esto es lo que se cuenta en el libro L'Enfant Terrible: la vie ¨¤ l'Elys¨¦e sous Sarkozy, escrito por la periodista de pol¨ªtica Patrice Machuret y publicado esta semana en Francia.

Los masajes pertenecen a la t¨¦cnica de la etiopat¨ªa, una medicina alternativa ancestral, pr¨®xima a la osteopat¨ªa, que busca erradicar las dolencias haciendo desaparecer sus causas, en lugar de sus s¨ªntomas. Parece que, con esa terapia, el presidente no s¨®lo mantiene a raya sus jaquecas habituales y las molestias de su peque?a cojera, sino que consigue un talante en¨¦rgico que le convierte en un hombre tan irresistible para algunos como insoportable para otros.

Pero los masajes tampoco le vienen mal a Moureau, que despu¨¦s de 15 a?os transfiriendo energ¨ªa a Sarkozy se ha convertido en un gran amigo del presidente, hasta el punto de que, seg¨²n cuenta Machuret en el libro, el eti¨®pata se ha convertido en una persona de gran influencia sobre el l¨ªder mundial, a quien asesora en las m¨¢s variopintas cuestiones. Parece que la relaci¨®n tambi¨¦n ha afianzado el ego del masajista, que se considera un artista, "como Picasso", con esas t¨¦cnicas que unen lo material con lo espiritual.

Practicados en una cl¨ªnica privada cercana al palacio del El¨ªseo, los masajes son caros: m¨¢s de 200 euros la sesi¨®n. Ahora bien, viendo lo que le cunden, para Nicolas Sarkozy, a sus 53 a?os, son una bicoca: por ese precio, queda listo para una semana de las normalitas, que es como un mes para un l¨ªder de los habituales: gira por Oriente Medio, tour por los puntos cardinales de Francia, conferencias sobre el nuevo capitalismo con los l¨ªderes mundiales y, por supuesto, mantener la candela de su matrimonio con la bella Carla Bruni.

Todo esto sin prescindir de sus diarias tablas de gimnasia y footing y, a poder ser, dando rienda suelta alguna noche a su vicio m¨¢s inconfesable (al menos deber¨ªa serlo para un se?or casado con la Bruni): marcarse un karaoke.

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