La reina Midas del teatro espa?ol

Cuando estudiaba Arte Dram¨¢tico en Kent, en su Inglaterra natal, Tamzin Townsend (Liverpool, 1967) era la ¨²nica alumna que aspiraba a ser directora y no actriz. Hija ¨²nica de un escritor y una actriz, sus visitas como ni?a a la casa-museo de William Shakespeare en Stratford-upon-Avon y a las representaciones que all¨ª se daban y que, en ocasiones, contaban con la participaci¨®n de Judi Dench, decantaron inevitablemente a Townsend hacia el teatro. Recuerda esos tiempos, en una sala de ensayos vac¨ªa del teatro Lara, de Madrid, donde se ha convertido en una imprescindible de la escena. Desde el taquillazo de El m¨¦todo Gr?nholm, hace unos a?os, al triunfo actual de Un dios salvaje, esta directora supone una garant¨ªa para el p¨²blico.

"He de ser madre, amiga y psic¨®loga de mis actores", dice la responsable teatral

No duda en confesar que el teatro en Inglaterra lo impregna todo y que, para muchos j¨®venes, aparece como una profesi¨®n fascinante. "Necesito", comenta, "que el teatro me emocione y me haga sentir, bien o mal, pero que me haga sentir. Por eso me encant¨® la idea de llevar a la escena D¨ªas de vino y rosas, la magistral pel¨ªcula que dirigi¨® Blake Edwards en 1962 y que interpretaron Jack Lemmon y Lee Remick. Se trata de un argumento con carne, con fuerza, que hemos tardado en montar porque tard¨¦ en disponer de Carmelo G¨®mez y de Silvia Abascal para los papeles de esa pareja de alcoh¨®licos. D¨ªas de vino y rosas no s¨®lo es una magn¨ªfica y conmovedora cr¨®nica del viaje al infierno de unos alcoh¨®licos, sino tambi¨¦n una gran historia de amor, de ca¨ªdas y recuperaciones, de culpas y dependencias".

Desde que llegara a Espa?a a comienzos de los noventa, Tamzin Townsend no ha parado de trabajar y de cosechar un ¨¦xito tras otro en unas ¨¦pocas en que los directores teatrales se hab¨ªan convertido en las aut¨¦nticas estrellas de los espect¨¢culos. En la actualidad firma cuatro montajes en cartel en distintas ciudades (Carnaval, Seis clases de baile en seis semanas, En la cama y Un Dios salvaje) mientras prepara el estreno, el pr¨®ximo s¨¢bado, de D¨ªas de vino y rosas. "Siempre estuve en contra de que los directores fu¨¦ramos la parte m¨¢s importante del teatro, porque los actores resultan la base de todo. Una obra no funcionar¨¢ por la escenograf¨ªa o la iluminaci¨®n. El ¨¦xito se asienta en el trabajo de los actores a partir de un buen texto y de una producci¨®n solvente. No dispongo de recetas para dirigir a los int¨¦rpretes, ya sean famosos o no. Creo que los actores son inseguros por naturaleza y esa actitud tiene toda su l¨®gica porque han de mostrarse ante el p¨²blico. Por supuesto, como directora he de ser madre, amiga y psic¨®loga de mis actores para intentar sacarles todo aquello que pueden ofrecer".

Se define como perfeccionista, declara que habla mucho con los actores y, como marca de la casa, reivindica unas improvisaciones que ella exige a los protagonistas antes de empezar los ensayos. "A Carmelo y a Silvia", explica esta risue?a y locuaz directora, "les ped¨ª que vinieran un d¨ªa con alguna cosa para hacer re¨ªr al otro. Quer¨ªa arrancar D¨ªas de vino y rosas con toques de humor entre enamorados y cre¨ª que era un buen sistema".