La opci¨®n de Israel
El mantra repetido estos d¨ªas hasta la n¨¢usea por las autoridades israel¨ªes, desde el primer ministro Ehud Olmert hasta el ¨²ltimo portavoz, es: "Mu¨¦strennos un Estado capaz de contenerse cuando est¨¢n disparando continuamente misiles contra la poblaci¨®n civil de su territorio soberano". La hasbara israel¨ª (en hebreo, "explicaci¨®n" o "informaci¨®n", un t¨¦rmino m¨¢s eufem¨ªstico que "propaganda") ha producido, para los espectadores provincianos como nuestros amigos estadounidenses, una pel¨ªcula que compara la frontera sur de Israel con la de Estados Unidos. La pregunta que hace el narrador es: "?Ignorar¨ªa Estados Unidos unos cohetes disparados desde M¨¦xico contra San Diego?".
La respuesta de rigor, aunque simplista, es que de ninguna manera, por supuesto. Ni siquiera un izquierdista incurable como yo ser¨ªa capaz de permanecer al margen mientras cayeran misiles egipcios o jordanos sobre las ciudades israel¨ªes. Sin embargo, la respuesta correcta, aunque m¨¢s compleja, es que la frontera entre Israel y la Franja de Gaza (y entre Israel y Cisjordania y los Altos del Gol¨¢n) es distinta a cualquier otra frontera en el mundo, incluidas las existentes entre Israel y Egipto e Israel y Jordania.
La ra¨ªz del conflicto es el bloqueo de Gaza y la ocupaci¨®n de Cisjordania, no los cohetes de Ham¨¢s
Si Israel quiere la paz, ah¨ª est¨¢ la iniciativa ¨¢rabe de marzo de 2002
El hecho de que Israel retirase su ej¨¦rcito de Gaza e incluso sacara a 8.000 colonos en 2005 no altera la realidad de que Gaza sigue siendo, en la pr¨¢ctica y de acuerdo con las leyes internacionales, territorio ocupado. Israel controla las entradas y salidas, as¨ª como el acceso a servicios esenciales como la electricidad y el agua. M¨¦xico no ha pasado los ¨²ltimos tres a?os o m¨¢s bajo un bloqueo a¨¦reo y marino de los estadounidenses. Adem¨¢s, la impresionante victoria de Israel en la Guerra de los Seis D¨ªas convirti¨® Cisjordania y Gaza en una unidad ¨¦tnica. En el acuerdo de paz firmado por Egipto e Israel en 1979, la Franja de Gaza quedaba en manos israel¨ªes. Los Acuerdos de Oslo entre Israel y los palestinos, firmados en septiembre de 1993, establecieron que la Franja de Gaza y Cisjordania constitu¨ªan una entidad pol¨ªtica. Eso significa que, mientras Cisjordania est¨¦ bajo la ocupaci¨®n israel¨ª, tambi¨¦n lo est¨¢ Gaza.
Estos argumentos no pretenden justificar la conducta de Ham¨¢s ni defender sus intereses. Ham¨¢s es un enemigo que se niega a reconocer mi derecho nacional, como jud¨ªo, a vivir en mi pa¨ªs. A nadie le gustar¨ªa tanto como a m¨ª que perdiera su posici¨®n de poder.
Como escrib¨ª en su momento, creo que el presidente Bush hizo mucho da?o cuando insisti¨® en que el Gobierno de Sharon permitiera participar a Ham¨¢s en las elecciones de enero de 2006, pese a que la organizaci¨®n no cumpl¨ªa los requisitos electorales estipulados en el segundo acuerdo de Oslo. Me entristeci¨® profundamente ver que Al Fatah, el socio de Israel en un acuerdo de paz basado en el establecimiento de un Estado palestino junto al de Israel, no perd¨ªa ninguna oportunidad de cometer errores: su corrupci¨®n y su torpe gesti¨®n alejaron a los electores de la direcci¨®n de T¨²nez. Me enfad¨¦ como mis amigos de Ramala, que prepararon insensatamente el terreno para que la organizaci¨®n extremista obtuviera el poder. Sin embargo, como dice mi presidente, Shimon Peres, si se te rompen los huevos, puedes hacer tortilla,pero con una tortilla no puedes hacer un huevo. La situaci¨®n no tiene vuelta atr¨¢s. Ham¨¢s no tiene previsto suicidarse ni ondear la bandera blanca.
Ham¨¢s es parte intr¨ªnseca del sistema democr¨¢tico en Palestina, y la ¨²nica v¨ªa para apartarlo del poder es la misma por la que lleg¨® a ¨¦l: las urnas. No las balas. El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas (Abu Mazen), debe de saber c¨®mo le mirar¨ªa su gente y cu¨¢l ser¨ªa su suerte si tuviera la tentaci¨®n de volver a Gaza sobre los escombros dejados por los carros de combate y aviones israel¨ªes.
La clave para devolver el control del territorio, incluido Gaza, a Al Fatah, es la mesa de negociaciones. Todos los sondeos de opini¨®n realizados entre los palestinos en los ¨²ltimos a?os muestran un apoyo constante (65%-70%) a la soluci¨®n de dos Estados ofrecida por Al Fatah. Sin embargo, cuanto m¨¢s se aleja esa soluci¨®n, por los retrasos en las negociaciones o por la expansi¨®n de los asentamientos israel¨ªes, m¨¢s irrelevante se vuelve Al Fatah. Sin perspectivas pol¨ªticas, no es extra?o que la poblaci¨®n, especialmente la masa de j¨®venes sin empleo, busque esperanza y una forma de vida en las mezquitas y los campos de entrenamiento de Ham¨¢s.
Israel debe decidir, de una vez por todas, qu¨¦ camino va a emprender: dar una soluci¨®n valiente al conflicto o prolongarlo de manera indefinida. Si escoge lo primero, encontrar¨¢ la iniciativa ¨¢rabe de paz de marzo de 2002, que obtuvo el apoyo entusiasta de Yasir Arafat y cr¨ªticas vehementes de Ham¨¢s. No es probable que Israel pueda conseguir un acuerdo m¨¢s favorable que el que ofrece esa iniciativa: el pleno reconocimiento y unas relaciones normalizadas con todos los Estados ¨¢rabes a cambio de la retirada casi total de los territorios, incluida Jerusal¨¦n oriental, con intercambios rec¨ªprocos de tierras si Israel desea conservar alguna zona de Cisjordania o Jerusal¨¦n, adem¨¢s de una soluci¨®n justa y acordada para el problema de los refugiados. Es de suponer que, en ese caso, la comunidad internacional, con el nuevo presidente de Estados Unidos ya al mando, ofrecer¨ªa a las partes un amplio colch¨®n econ¨®mico y de seguridad.
Si Israel se niega a pagar el precio -que no ha cambiado en los ¨²ltimos 20 a?os ni cambiar¨¢ seguramente en los pr¨®ximos 20-, y si est¨¢ dispuesto a perder su car¨¢cter jud¨ªo y democr¨¢tico, se encontrar¨¢ con que, en vez de luchar contra Ham¨¢s, tiene puntos en com¨²n con la organizaci¨®n: Ham¨¢s tambi¨¦n rechaza la idea de dos Estados basados en las fronteras del 4 de junio de 1967. Sus l¨ªderes est¨¢n pidiendo una tregua a largo plazo y han demostrado que pueden imponerla. Saben que no tienen capacidad para derrotar al poderoso Ej¨¦rcito israel¨ª. Pero tambi¨¦n saben que, mientras Israel se niegue a delimitar una frontera permanente con Gaza y Cisjordania, el reloj demogr¨¢fico -que pronto producir¨¢ una mayor¨ªa palestina en Israel y los territorios- hace que el sue?o de la "gran Palestina" parezca cada vez m¨¢s real.
? 2009 The Nation, distribuido por Agence Global.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
Akiva Eldar, columnista pol¨ªtico y editorialista del diario israel¨ª Ha'aretz, es coautor, con Idith Zertal, de Lords of the Land: The War Over Israel's Settlements in the Occupied Territories, 1967-2007.
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