Carlos Saura en femenino singular
El cineasta re¨²ne en la exposici¨®n 'Mujeres & Monstruos' algunas de sus mejores im¨¢genes - Sostiene que la fotograf¨ªa es parte de su "doble personalidad"
De los libros de religi¨®n que Carlos Saura estudiaba en el bachillerato, recuerda una "met¨¢fora fotogr¨¢fica" que m¨¢s o menos rezaba: "Y as¨ª como la luz atraviesa un cristal sin romperlo ni da?arlo, as¨ª tuvo la Virgen Mar¨ªa a Jesucristo, conservando su virginidad". Esta met¨¢fora, de una plasticidad francamente religiosa, es la misma que utilizaba Luis Bu?uel, otro cineasta, para explicar la receta del dry-martini verdaderamente seco: "Basta con dejar que un rayo de sol pase a trav¨¦s de una botella de Noilly-Prat, antes de dar en la copa de ginebra".
Mujeres & Monstruos se titula la muestra fotogr¨¢fica que Carlos Saura inaugur¨® ayer en la galer¨ªa C¨ªrculo del Arte, en la calle Princesa, en Barcelona. Se trata de una exposici¨®n dividida en dos; en una sala est¨¢n las fotograf¨ªas que le hizo a su hermano, el pintor Antonio Saura, que son una vertiginosa aproximaci¨®n al rostro que ¨¦l mismo llama "deformaciones fotogr¨¢ficas inocentes" y que, tiempo despu¨¦s, tuvieron un eco, una sublimaci¨®n, en una serie de serigraf¨ªas bautizadas como Antirretratos o autorretratos a partir del retrato que hizo su hermano, que se titula Moi. La serie fue editada por Gustavo Gili en 1976.
El realizador tiene una colecci¨®n de 600 c¨¢maras y siempre porta una
Se trata de una serie m¨¢gica, en riguroso blanco y negro
Qui¨¦n asiste a esta exposici¨®n no tiene m¨¢s remedio que concluir que la zona de los monstruos, que anuncia el t¨ªtulo, es la de los retratos de Antonio, aunque Carlos dice no estar seguro de que "formen parte de lo monstruoso". Porque lo que queda claro es que la zona de las mujeres, ese universo m¨¢gico donde el cineasta, que ha sido fot¨®grafo siempre, retrata la intimidad femenina que lo rodea y lo nutre.
Que un director de cine haga fotograf¨ªas puede parecer una obviedad, pero basta enfrentarse con esta colecci¨®n de im¨¢genes para caer en la cuenta de que Carlos Saura, por m¨¢s que ¨¦l insiste en llamarse amateur, ha ido creando con los a?os un mundo fotogr¨¢fico que no tiene que ver con sus pel¨ªculas, porque estas van supeditadas a una historia, al gui¨®n, a la secuencia y al movimiento; tienen una responsabilidad narrativa que no tienen las fotograf¨ªas, que son un instante, una suerte de "espejo", como ¨¦l mismo dice, que se contrapone al cine, que es "un espejo que desaparece".
La fotograf¨ªa permanece mientras que la pel¨ªcula, por utilizar la idea cardinal de Andrei Tarkovsky, est¨¢ esculpida en el tiempo. Carlos Saura tiene una colecci¨®n de 600 c¨¢maras y siempre tiene una a la mano, hace fotos todos los d¨ªas y en todos lados, la mayor¨ªa de las veces sin que la gente a la que ha fotografiado lo advierta. Dispara mientras conversa y camufla la c¨¢mara debajo de la americana o de la bufanda; ha hecho, seg¨²n confiesa, montones de fotograf¨ªas en el tren que no publicar¨¢ nunca, a menos que las convierta en "fotosaurios", esas piezas donde mezcla su talento fotogr¨¢fico con el de dibujante. Y mientras explicaba ayer todo esto, y hablaba de que la fotograf¨ªa es parte de su "doble personalidad", ten¨ªa en la mano una de sus 600 c¨¢maras, medio oculta detr¨¢s de la bufanda y, con toda seguridad, los que escuch¨¢bamos lo que dec¨ªa seremos un d¨ªa uno de estos elementos de un fotosaurio.
Pero vuelvo a la met¨¢fora cat¨®lica de la virginidad, que tan bien casa con el dry-martini virgen que propon¨ªa Luis Bu?uel: "Quiz¨¢s por la educaci¨®n cat¨®lica recibida durante mi infancia y parte de mi adolescencia, he sentido hacia la mujer un algo reverencial, como si la mujer perteneciera a otro planeta, a otro espacio no s¨¦ si superior, pero al menos diferente". De esto que ha dicho Carlos Saura est¨¢n hechas sus fotograf¨ªas de mujeres. Es una serie m¨¢gica, en riguroso blanco y negro, donde el espectador asiste a la intimidad femenina de este hombre, en una colecci¨®n de im¨¢genes dom¨¦sticas, espont¨¢neas y entra?ables, que descansan en esta l¨ªnea suya: "Siento algo reverencial ante la presencia de una mujer".
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