Dinar Ahadija y otras mil aguardan en la cola
Miles de mujeres marroqu¨ªes compiten por trabajar en la campa?a de la fresa de Huelva - Este a?o se contratar¨¢ en origen a 16.500 trabajadoras para la cosecha, 2.900 m¨¢s que en 2008
Todo se reduce a ocho pasos. No importa que Dinar Ahadija haya llegado la primera a la puerta del campo de f¨²tbol Bensergaou. "He venido a las cuatro de la ma?ana", dice mientras vigila por el rabillo del ojo que nadie se le cuele. Ella es la primera de las 800 mujeres a las que los representantes de los freseros onubenses entrevistaron ayer en la ciudad marroqu¨ª de Agadir. Estos agricultores buscan temporeras entre la inmensa fila de coloridos pa?uelos que aguarda a las puertas del estadio. Y Dinar entra dentro del perfil fijado: es mujer, tiene entre 18 y 45 a?os, experiencia en la agricultura y cargas familiares.
Pero esta marroqu¨ª -nacida en 1971 y con un hijo de cinco a?os- se tiene que someter a la ¨²ltima prueba: los ocho pasos. Es la distancia que media entre la cola en la que aguardan disciplinadas las candidatas y la mesa en la que dos representantes de Fres¨®n de Palos las entrevistan. Ese pu?ado de metros sirve a los agricultores para comprobar que las futuras jornaleras no tienen sobrepeso ni taras f¨ªsicas al andar que les impidan recoger la fresa. "Es triste. Nos da pena. Pero tenemos una responsabilidad con los agricultores que conf¨ªan en nosotros. Esto cuesta mucho dinero para que luego, cuando llegue la mujer, un agricultor le diga que no y se tenga que volver a Marruecos". Antonio Luis Mart¨ªn es uno de los veteranos en esto de buscar mano de obra en el norte de ?frica. Este empresario es el responsable de la Uni¨®n de Peque?os Agricultores en Huelva para asuntos de migraciones. Lleva desde 2002 contratando marroqu¨ªes.
Dinar cobra en Marruecos 34 euros al mes. En la fresa, entre 800 y 900
S¨®lo se seleccionan mujeres porque ni fuman ni beben ni salen de marcha
La Comisi¨®n de Municipios con Inmigraci¨®n de Huelva (COMI) estima que, a partir de febrero, trabajar¨¢n en la fresa 25.000 extranjeros con contrato en origen y 40.000 locales, sean espa?oles o inmigrantes con la estancia regularizada en nuestro pa¨ªs. Alfredo Ramos, el responsable de este proceso de la Embajada espa?ola en Rabat, cifra en 16.500 el n¨²mero total de marroqu¨ªes que acudir¨¢n a Huelva gracias al contrato en origen. Son 2.900 m¨¢s que el a?o pasado.
El 8 de enero comenz¨® el proceso de selecci¨®n. Los representantes de los agricultores han realizado entrevistas en cuatro lugares: Mohamedia, Fez, Marraquech y Agadir. En esta ¨²ltima ciudad se cierra hoy, domingo, el proceso con las otras 800 entrevistas que est¨¢ previsto realizar. Acuden cientos de mujeres seleccionadas antes por Anapec, la oficina de empleo marroqu¨ª. Llegan de lugares tan apartados como Midelt. Es el caso de Rkia Oussalhi, que sali¨® de su casa en autob¨²s el viernes a las siete de la tarde y lleg¨® a Agadir a las seis de la ma?ana del s¨¢bado. Con cuatro hijos y el marido enfermo, la fresa en Espa?a es su salvaci¨®n.
De las 1.600 candidatas entrevistadas este fin de semana en Agadir, 1.197 conseguir¨¢n trabajar este a?o en la fresa y en la colecta de otros c¨ªtricos que se cultivan en Huelva.
Dinar, cuyo nombre significa moneda en ¨¢rabe, sonr¨ªe: "Me llamo Dinar, pero no tengo dinero". Una vecina suya fue el a?o pasado a la fresa y le cont¨® su experiencia. Y el sueldo que gan¨®. Dinar cobra en Marruecos 34 euros al mes. En la fresa se ganan 37 euros por jornada, entre 900 y 800 mensuales. "Con lo que gano en tres meses vivo todo el a?o", detalla Dinar mientras aguarda en la cola: "En Marruecos trabajo desde las ocho de la ma?ana a la una de la madrugada y cuando hay mucho trabajo desde las seis... Pido a Dios que me cojan".
La entrevista de los empresarios a Dinar no dura m¨¢s de un minuto. "Fresa, fresa". Es la ¨²nica palabra que esta mujer sabe pronunciar en castellano y la repite cada vez que puede. "Ahora trabajo recogiendo verduras, pero tambi¨¦n s¨¦ recoger fresas o albaricoques", detalla a sus entrevistadores. Jos¨¦ Manuel Oliva y Enrique Molina, de Fres¨®n de Palos, recogen el documento en el que se acredita que ha estado empleada en la empresa Dominio Agr¨ªcola de Temssia de Agadir. "Casi lo ¨²nico que vemos es el tema f¨ªsico y el tipo de labores que han realizado en la agricultura", reconocen Oliva y Molina. "Tienen que presentar el libro de familia porque las cargas familiares son clave para que retornen", se?ala Antonio Luis Mart¨ªn. El primer a?o en el que se estableci¨® el contingente, en 2004, result¨® un desastre. Se contrat¨® a 700 trabajadores y s¨®lo volvi¨® a su pa¨ªs el 40%. Se fij¨® entonces la necesidad de acreditar una carga familiar que hiciera pens¨¢rselo dos veces a la mujer que quisiera quedarse. "El a?o pasado, el porcentaje de retorno fue del 92%", se?ala Alfredo Ramos.
Para acudir a la llamada de los freseros, Dinar, como sus compa?eras, ha tenido que presentar un certificado de penales, otro m¨¦dico y sus antecedentes laborales. Y tambi¨¦n una carta de su marido en la que le autoriza a viajar a Espa?a. ?Le ha puesto problemas su pareja? Dinar sonr¨ªe antes de responder: "En la familia yo soy el hombre, yo trabajo".
Los agricultores s¨®lo admiten en Marruecos a jornaleras para recoger la fresa. Nunca hombres, explica Antonio Luis Mart¨ªn: "Por cultura, las mujeres no fuman, no beben, no salen de marcha... Eso nos favorece. Ellas s¨®lo piensan en mandar dinero a casa".
Dinar finaliza la prueba de los ocho pasos. Ha tenido suerte. Ni est¨¢ gorda ni tiene defectos f¨ªsicos. Sale del centro deportivo de las afueras de Agadir con su contrato en la mano. La siguiente parada ser¨¢ Huelva, donde le espera su preciado jornal.
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