De Rogelio a Calder¨®n
Dimitir ahora ser¨ªa de cobardes, dijo Calder¨®n dos o tres d¨ªas antes de dimitir como presidente del Madrid. Contra lo que suele ocurrir, los ¨¦xitos deportivos, dos Ligas consecutivas, no han tapado otros aspectos de su gesti¨®n. Sobre todo, no han bastado para superar el d¨¦ficit de legitimidad con que inici¨® su mandato.
La justicia tuvo que anular el voto por correo de la Asamblea de 2006 tras detectarse falsificaciones que afectaban a casi todas las candidaturas, aunque a unas m¨¢s que a otras. Esa anulaci¨®n, que confirm¨® la victoria de Calder¨®n -que hab¨ªa obtenido m¨¢s votos presenciales-, era l¨®gica; pero no supo comprender que si tal confirmaci¨®n judicial le capacitaba para gestionar el club, su primera obligaci¨®n como gestor era convocar en debida forma unas elecciones extraordinarias que legitimaran una junta directiva sin sospecha.
Busc¨® pretextos para no convocarlas, con el efecto de una creciente p¨¦rdida de autoridad para hacer frente a los conflictos que fueron apareciendo: de la denuncia sobre supuestas irregularidades en la captaci¨®n de socios compromisarios, al esc¨¢ndalo de la asamblea, el 7 de diciembre, en la que le aprobaron las cuentas y los presupuestos por escaso margen y en un ambiente de intimidaci¨®n para los cr¨ªticos.
El descubrimiento, esta semana, de que, efectivamente, participaron en aquel c¨®nclave personas que no eran compromisarios (en alg¨²n caso, ni socios), y que ello hab¨ªa sido urdido por empleados del club deseosos de complacer al presidente, provoc¨® desmentidos indignados, primero, y juramentos calderonianos ("por mi honor"), despu¨¦s, de que todo se hab¨ªa organizado a sus espaldas. Incluso dijo que era v¨ªctima de esos manejos. Puede que algunas acusaciones fueran injustas, pero las evidencias de la manipulaci¨®n de la Asamblea proyectan una sombra de sospecha sobre todo el mandato. Por eso ten¨ªa que irse. "Entrego mi cabeza", dijo en un nuevo arranque calderoniano, olvidando que dimitir era de cobardes.
Por qu¨¦ no corre?", pregunto Iriondo al jugador del Betis Rogelio en un entrenamiento. A lo que respondi¨®, con acento de Coria del R¨ªo, el interpelado: "Porque correr es de cobardes, m¨ªster".
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