Secretos explotables
Ya s¨¦, ya s¨¦ que estos d¨ªas toca escribir de Obama. Posiblemente, hay all¨ª un asunto musical por explorar: si estamos ante el primer presidente hip hop -como aseguran entusiasmados raperos- o si se trata de un fruto tard¨ªo del soul de Chicago, del mensaje integrador de Curtis Mayfield.
Lo aparcaremos, no obstante. Ha ca¨ªdo en mis manos un libro apasionante: Bessie, biograf¨ªa de Chris Albertson, in¨¦dita en Espa?a, que aclara uno de los casos m¨¢s c¨¦lebres de la discriminaci¨®n racial en EE UU. Desde que la "Emperatriz del blues" dej¨® este mundo, es art¨ªculo de fe que falleci¨® por ser atendida en un hospital s¨®lo para blancos. Incluso una obra de Edward Albee, The death of Bessie Smith, ratifica esa historia. Albertson investig¨® y encontr¨® que aquella noche del a?o 1937 ocurri¨® una sucesi¨®n de desdichas. El fr¨¢gil Packard de Bessie Smith embisti¨® a un cami¨®n en una carretera rural. Estaba siendo cuidada por un doctor (blanco) de la ciudad de Memphis que pasaba por all¨ª, cuando otro coche arremeti¨® contra el veh¨ªculo del m¨¦dico, sumando nuevas v¨ªctimas. La primera ambulancia que lleg¨® traslad¨® a Bessie directa al hospital para negros del cercano Clarksdale, donde le amputaron el brazo derecho e intentaron salvarla. Pero estaba destrozada, con heridas internas y con mucha p¨¦rdida de sangre.
Nadie quiere hablar sobre la posible bisexualidad de Miles Davis
Una tragedia que alguien decidi¨® explotar pol¨ªticamente. John Hammond, el cazatalentos ahora santificado, firm¨® un art¨ªculo en Down Beat donde suger¨ªa que ella muri¨® al ser rechazada en un hospital de Memphis. Hammond odiaba el racismo y debi¨® pensar que era una buena ocasi¨®n para atacar el apartheid sure?o: no se molest¨® en hacer averiguaciones. Hubo protestas y la revista rectific¨® en el n¨²mero siguiente. A pesar de ello, se perpetu¨® la versi¨®n insidiosa de Hammond.
Albertson, que trabaj¨® al lado de Hammond mientras preparaba las reediciones de Bessie, no simpatiza con el famoso "descubridor" de Dylan y Springsteen: lo retrata como un liberal paternalista que prefer¨ªa dar limosnas a desafortunados artistas negros antes de intentar corregir la rapacidad contable de Columbia (ahora, Sony). El ep¨ªlogo de Bessie recuerda la chusca historia de la l¨¢pida. Resulta que nada se?alaba el lugar donde estaba enterrada Bessie, revelador olvido del que eran tan culpables sus herederos como la propia Columbia. Finalmente, cuando sus elep¨¦s estaban vendiendo toneladas de copias, una l¨¢pida fue pagada por Janis Joplin, disc¨ªpula reconocida, y una admiradora an¨®nima de Bessie. Hubo una modesta ceremonia y all¨ª estuvo Hammond, para la foto. Se habl¨® de financiar una Beca Bessie Smith para ayudar a estudiantes sin medios, pero no se puso en marcha.
Albertson comenta que su Bessie despert¨® el inter¨¦s de Hollywood; se especul¨® con Roberta Flack o Cicely Tyson (futura esposa de Miles Davis) como posibles protagonistas. No prosper¨® el proyecto: seg¨²n un experto de Warner, el problema era que Bessie no consum¨ªa drogas, con lo que se perd¨ªa el ¨¢ngulo dram¨¢tico de El ocaso de una estrella, el exitoso biopic donde Diana Ross encarnaba a Billie Holiday.
El mercado cinematogr¨¢fico toleraba entonces historias de yonquis. Ahora, resulta sintom¨¢tico, hablan de filmar la vida de Bessie pero enfatizando su bisexualidad. Albertson explica que se sab¨ªa (y toleraba) el hecho de que muchas cantantes coet¨¢neas -Ma Rainey, Ethel Waters, Alberta Hunter- tuvieran relaciones ambidextras. No ocurre as¨ª con los m¨²sicos de jazz, a?ade, donde manda la ley del silencio. Y menciona rumores al respecto de Miles Davis.
Pocos han roto el mito del Davis heterosexual. Lo hizo Ian Carr, en un fugaz p¨¢rrafo de su biograf¨ªa. Y el actor Richard Pryor, con una historieta de camerino que implicaba a Miles y Dizzy Gillespie. Cuando he intentado profundizar entre gente del jazz, me dan respuestas esc¨¦pticas y an¨¦cdotas del trompetista como gran seductor (de mujeres). Lo entiendo: es una pieza que no parece encajar en el rompecabezas de la agresiva imagen p¨²blica de Miles Davis. Una pieza fascinante, sin embargo.
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