Coosje van Bruggen, artista
Redefini¨® con su marido, Claes Oldenburg, el lenguaje de la escultura p¨²blica monumental
El pr¨®ximo mayo, la holandesa Coosje van Bruggen no podr¨¢ estar en el parque de esculturas del Museo Kistefos, cerca de Oslo, para instalar las chinchetas gigantes de Tumbling Tacks, la ¨²ltima obra que cre¨® con su marido, Claes Oldenburg. El pasado 10 de enero, un tumor acab¨® con su vida, en su residencia de Los ?ngeles, a la edad de 66 a?os. La enfermedad se le declar¨® en 2006, cuando preparaba su mayor exposici¨®n retrospectiva, el reconocimiento de 30 a?os de vida y trabajo en com¨²n, que se present¨® en octubre de aquel a?o en el Castello di Rivoli de Tur¨ªn (Italia) y en marzo de 2007 en la Fundaci¨®n Mir¨® de Barcelona. Entonces el tratamiento al que se somet¨ªa le impidi¨® acudir, aunque sigui¨® ocup¨¢ndose personalmente del montaje de ¨¦ste y otros proyectos como siempre hizo desde que empez¨® a trabajar con Oldenburg.
Culta y refinada, formada en el ¨¢mbito de la historiograf¨ªa noreuropea, Van Bruggen (Groningen, 1942) trabajaba en el Museo Stedelijk de ?msterdam cuando le encargaron coordinar una exposici¨®n de Oldenburg (Estocolmo, 1929), uno de los padres del pop americano. Era 1970 y fueron necesarios cinco a?os para que ¨¦ste le convenciera de que no era otro "t¨ªpico artista imperialista". En 1976 firmaron Trowel, su primera obra juntos, y el a?o siguiente ratificaron con el matrimonio una alianza que dur¨® el resto de su vida. "No perseguimos una irrealizable comprensi¨®n total. Nuestro trabajo avanza como un partido de pimp¨®m, desde el di¨¢logo ¨ªntimo hacia la cristalizaci¨®n definitiva, primero el esbozo, luego el estudio, el modelo tridimensional o la configuraci¨®n din¨¢mica por ordenador, siguiendo un m¨¦todo que privilegia las sensaciones al an¨¢lisis", explic¨® Van Bruggen en Tur¨ªn.
Aunque cierta cr¨ªtica mis¨®gina intent¨® restar importancia a su trabajo, su papel fue fundamental y consigui¨® introducir un nuevo dinamismo, tanto formal como conceptual, en el impacto monol¨ªtico de las obras del primer Oldenburg. Durante 30 a?os concibieron sus piezas juntos: luego ¨¦l se centraba en las formas y ella en los colores y el emplazamiento. Juntos capearon las m¨²ltiples pol¨¦micas provocadas por su innovadora concepci¨®n de la escultura p¨²blica monumental y su lenguaje ir¨®nico que explota la sorpresa causada por la alteraci¨®n de las dimensiones de objetos cotidianos e intencionadamente estereotipados. En Barcelona dejaron una gigantesca caja de cerillas, que se suma a los m¨¢s de 40 large-scale projects, como la corbata que desaf¨ªa la ley de la gravedad de Francfort o el arco y la flecha de Cupido que brotan entre la hierba de San Francisco.
Las chinchetas a partir de mayo parecer¨¢n rodar de la ladera de una colina noruega quedar¨¢n como un ¨²ltimo monumento a su iron¨ªa, sentido del humor y profunda humanidad.
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