De Obama a Zapatero
Un furor obamista recorre los medios de comunicaci¨®n de todo el mundo y empieza a resultar abrumador. Nadie quiere quedar fuera de este momento de unidad en la esperanza, para decirlo al modo cursi, del que no est¨¢ exento el discurso del nuevo presidente norteamericano. Pero independientemente de la alergia que uno pueda sentir al espect¨¢culo de las unanimidades, si esto ocurre no es por una obnubilaci¨®n mental transitoria de las masas. Es porque la urgencia de un cambio que ponga fin a la era de la falsa inocencia, a esta feria de las irresponsabilidades, en que todo estaba permitido, incluso la tortura (George Bush), es sentida como una necesidad.
Todo gobernante, Zapatero, por ejemplo, debe sentirse interpelado por esta oleada de ilusi¨®n. Si Obama llega con la carga de un caudal de expectativas tan enorme que podr¨ªa ahogarle pronto en un temporal de frustraciones es porque los gobernantes -no s¨®lo Bush- no han sabido poner coto a estos tiempos irresponsables, defender los intereses de la mayor¨ªa. A Obama le estamos pidiendo que recupere la pol¨ªtica, que devuelva el inter¨¦s general al primer plano, que nos salve, si estamos a tiempo, de la ca¨ªda en los Estados corporativistas y en el totalitarismo de la indiferencia. Y si lo pedimos a Obama es porque no osamos pedirlo a nuestros gobernantes. Desconfiamos de ellos, porque les hemos visto incapaces de contener el empuje de un poder econ¨®mico globalizado, regido por el principio de que todo es posible; porque les hemos visto surfear para mantenerse en el poder, sin capacidad de marcar un rumbo en un mar muy agitado.
Es en la relaci¨®n entre Estados Unidos y Europa donde Espa?a deber¨ªa ser capaz de crecer
Zapatero tiene razones para pensar que la elecci¨®n de Obama es un factor positivo para ¨¦l. El nuevo presidente, al marcar su l¨ªnea -un reformismo restaurador de los principios fundacionales de la democracia americana- ha dejado en fuera de juego la revoluci¨®n conservadora, que la derecha espa?ola, de la mano de Aznar, asumi¨® como propia y que se estrell¨® en Irak y en la crisis. De pronto, el PP parece m¨¢s antiguo todav¨ªa. Adem¨¢s, Obama llega en el momento en que Zapatero ha empezado a aparecer en la escena internacional, cumpliendo una ley de nuestra democracia que dice que a los presidentes, en su segundo mandato, les entra un furor de estadista y se obsesionan en la pol¨ªtica exterior. Zapatero se estren¨® como presidente con la retirada de las tropas de Irak. La arrogancia imperial no le perdon¨®. Bush opt¨® por el ninguneo. Y el presidente qued¨® paralizado, por el temor de Dios. El balance de la pol¨ªtica internacional del primer mandato de Zapatero fue m¨¢s bien pobre. Demasiadas veces, ha demostrado un ansia de reconocimiento impropia de su funci¨®n.
Hay una proximidad generacional entre Obama y Zapatero que no es irrelevante. La llegada de Obama permitir¨¢ una normalizaci¨®n r¨¢pida de las relaciones entre los dos Gobiernos. Por tanto, es probable que el presidente tenga pronto la tan deseada foto en la Casa Blanca. Sin duda, ser¨¢ bueno para su autoestima. Pero m¨¢s all¨¢ de la empat¨ªa, la pol¨ªtica internacional de un pa¨ªs depende de la capacidad de ser ¨²til. Espa?a tendr¨¢ la oportunidad de optimizar sus bazas: Latinoam¨¦rica y el mundo ¨¢rabe son terrenos en los que est¨¢ mejor posicionada que otros. Pero es en la relaci¨®n entre Estados Unidos y Europa donde Espa?a deber¨ªa ser capaz de crecer.
Sin embargo, para Zapatero la elecci¨®n de Obama tambi¨¦n es un factor de exigencia. No s¨®lo en pol¨ªtica internacional, donde ya no podr¨¢ vivir de la retirada de las tropas de Irak, tambi¨¦n en pol¨ªtica interior. Obama ha marcado retos para todos: "Sin un ojo atento, el mercado puede descontrolarse", "un pa¨ªs no puede prosperar mucho tiempo cuando s¨®lo favorece a los que ya son pr¨®speros". Y no es precisamente el control y la igualdad lo que ha caracterizado el primer mandato de Zapatero. "El periodo del inmovilismo ha terminado", y todos sabemos lo que le cuesta a Zapatero reaccionar ante las crisis. Y "ha llegado la hora de dejar a un lado las cosas infantiles", tan abundantes en la pol¨ªtica espa?ola. Si ¨¦stos son los compromisos de Obama, ?por qu¨¦ no podemos exigirlos a Zapatero?
"Lo que los c¨ªnicos no entienden es que los tiempos han cambiado", ha dicho Obama. Los c¨ªnicos est¨¢n ya anunciando en voz baja el fracaso de Obama. Siempre han querido cortar de ra¨ªz los sue?os de la gente. No fuera que se hiciesen realidad.
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