Togas en alto
Divisi¨®n ante la huelga: unos jueces la quieren ya, otros optan por negociar antes
La junta de jueces de Madrid se constituy¨® ayer en punta de lanza de la protesta judicial pronunci¨¢ndose no s¨®lo a favor de la huelga -103 votos a favor, 18 en contra, 3 en blanco- sino de adelantarla al 18 de febrero, sin esperar a la fecha de 26 de junio como en principio defienden las asociaciones judiciales si fracasa la negociaci¨®n con el Ministerio de Justicia.
La decisi¨®n de los jueces de Madrid es significativa, dada su ubicaci¨®n en el mapa de la justicia. Y aunque haya sido secundada en otras provincias, dista de ser un¨¢nime. La mayor¨ªa de las juntas de jueces celebradas ayer optaron por la prudencia y por no quemar etapas: acordaron dar un voto de confianza a las asociaciones y esperar los resultados de las negociaciones. Queda tiempo, por tanto, para que el sentido de responsabilidad se imponga y para que la mayor¨ªa judicial reflexione sobre lo improcedente de una acci¨®n -la huelga- que en el caso de los jueces tiene dif¨ªcil encaje constitucional seg¨²n la doctrina jur¨ªdica m¨¢s solvente.
Es importante que la protesta se encauce a trav¨¦s de las asociaciones judiciales -legalmente previstas para dar curso a las reivindicaciones profesionales- y dejen de tener protagonismo las juntas de jueces, cuyo cometido legal no es precisamente convocar huelgas. Instrumentalizar estos ¨®rganos de gobierno internos de la judicatura en provecho propio no deber¨ªa ser consentido por el Consejo del Poder Judicial. Y el uso espurio de esos ¨®rganos no se borra con el expediente formal de convertirlos en asamblea de trabajadores en el momento de votar huelga.
Los objetivos del movimiento de los jueces se han ido concretando en las condiciones de trabajo y eso, sin duda, facilita la negociaci¨®n. Que el juez controle los se?alamientos en lugar del secretario puede ser incoherente con el modelo organizativo de la nueva oficina judicial, pero es negociable. Como lo es la carga de trabajo, la mayor retribuci¨®n de las guardias o la supresi¨®n del traslado forzoso cuando se asciende a magistrado. M¨¢s dif¨ªcil de negociar son cuestiones que dependen de la disponibilidad presupuestaria como la creaci¨®n de plazas de jueces. En todo caso, el esfuerzo ha sido notable en los ¨²ltimos 20 a?os: 150 nuevas plazas de media por a?o. No pocas han quedado desiertas por falta de candidatos preparados y, en alguna medida, por culpa de la propia judicatura: no ve con buenos ojos que se pueda ser juez por otras v¨ªas que la oposici¨®n.
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