La esp¨ªa perfecta
Desde el momento en que empec¨¦ a pensar en escribir una novela de espionaje, supe que mi protagonista iba a ser una mujer. En cierto modo, era una respuesta a otros libros del g¨¦nero donde los hombres son casi siempre los personajes principales, a los James Bond o George Smiley". La hero¨ªna de la saga de suspense que Stella Rimington (Londres, 1935) acaba de inaugurar en Espa?a, con su primera entrega, La invisible, cobra la forma de una agente de inteligencia en la treintena, que apenas logra conciliar su vida laboral y privada, sufre como cualquier londinense los habituales parones del metro cuando acude a su oficina del Millbank, a orillas del T¨¢mesis, y parece desconocer los secretos del martini agitado, no revuelto. Que esa criatura com¨²n sea adem¨¢s la encargada de neutralizar una amenaza terrorista en el Reino Unido quiz¨¢ rompa algunos moldes, pero si alguien puede hablar con propiedad del mundillo de los esp¨ªas ¨¦sa es precisamente su creadora. Antes de volcarse en la escritura, Rimington fue la primera mujer en dirigir la agencia de seguridad interna brit¨¢nica (1992-1996), m¨¢s conocida como MI-5, y tambi¨¦n la primera ocupante del cargo cuyo nombre fue revelado al p¨²blico por el Gobierno, con fotograf¨ªa incluida. Ella misma, que va a acudir a la Semana Negra de Barcelona, es la responsable de que hasta el 007 cinematogr¨¢fico haya acabado recibiendo las ¨®rdenes de una f¨¦mina.
"Me sent¨ª muy halagada porque s¨¦ con certeza que inspir¨¦ el personaje de M interpretado por Judi Dench en el cine. En la pel¨ªcula incluso aparec¨ªa con el mismo corte de pelo y el traje id¨¦ntico al que luc¨ª en mi comparecencia televisiva como directora general del MI-5", explica. M¨¢s que alarde, toda una reivindicaci¨®n del pico de su curr¨ªculo, alcanzado despu¨¦s de tres d¨¦cadas de trabajo en las diversas ramas de los servicios de inteligencia dom¨¦stica (contraespionaje, contrasubversi¨®n y contraterrorismo), proyectadas ahora en su sosias de ficci¨®n, Liz Carlyle. "La dibuj¨¦ a partir de mi propia experiencia y la de otras mujeres que trabajan en el MI-5, aunque Liz es una agente moderna, que se desenvuelve en un ambiente muy distinto al que yo encontr¨¦ al ingresar en la agencia en los a?os sesenta, cuando las mujeres ¨¦ramos consideradas de segunda clase. Aun as¨ª, todav¨ªa debe reafirmarse frente a sus colegas del sexo opuesto y la tendencia de ¨¦stos al paternalismo". La autora apoya en ese empe?o al personaje, dot¨¢ndole de unas cualidades profesionales rayanas en la perfecci¨®n.
El t¨ªtulo La invisible alude a aquellos elementos terroristas que apuntan contra su propio pa¨ªs de origen, la mayor pesadilla para los responsables de seguridad, porque sus movimientos son muy dif¨ªciles de detectar. Aunque la trama incluye las inevitables escenas de acci¨®n, el trabajo de la joven agente para desactivar el riesgo de un atentado se apoya sobre todo en la recopilaci¨®n y an¨¢lisis de datos. Una labor paciente y mucho menos atractiva que las haza?as de los esp¨ªas en el imaginario popular, pero que para Rimington es clave en la lucha antiterrorista. "?Por qu¨¦ se creen todos la encarnaci¨®n de E. T. Lawrence o de Ralph Fiennes de El paciente ingl¨¦s?", se pregunta Liz ante el despliegue de arrogancia aventurera de un colega del MI-6, la agencia hermana encargada de la inteligencia exterior.
La versi¨®n inglesa del libro fue publicada en 2004, un a?o antes de la oleada de bombas contra la red de transporte p¨²blico de Londres (56 muertos) perpetrada por terroristas suicidas de nacionalidad brit¨¢nica. ?Se trataba de una amenaza previsible en opini¨®n de la ex jefa de los servicios de inteligencia? Rimington se muestra tan reacia a conjeturar sobre si el MI-5 menospreci¨® ese riesgo (el antiguo cargo obliga) como dispuesta a sentenciar que "las intervenciones militares en Afganist¨¢n e Irak propiciaron un sentimiento de agravio que ha radicalizado a ciertos sectores musulmanes". Si bien se declara ambigua sobre esas contiendas ("estaba justificado derribar a Sadam Husein, pero antes no hab¨ªa terrorismo en Irak"), reitera su inquietud ante la ofensiva israel¨ª en Gaza, "que tendr¨¢ el mismo efecto que la guerra de Irak: un campo abonado para los extremistas". En su d¨ªa calific¨® de "excesiva" la reacci¨®n estadounidense tras el 11-S y, a lo largo de la entrevista, denuesta la cruzada emprendida por el ya ex presidente George Bush: "En el Reino Unido el terrorismo es tratado como un crimen. Hay que investigar a los sospechosos, detenerlos y llevarlos ante los tribunales. En Estados Unidos se enmarca en una categor¨ªa diferente: Guant¨¢namo". Rimington se niega a avalar la denuncia de que ciertos pol¨ªticos manipulan las cuestiones de seguridad con fines propios. "Pero s¨ª creo que los gobiernos deber¨ªan admitir que a veces no se puede proteger al p¨²blico completamente, porque tambi¨¦n es importante preservar las libertades civiles", afirma.
Una pol¨ªtica de apertura defini¨® su desembarco al frente del MI-5, que por primera vez en la historia public¨® un libro blanco (1993) revelando detalles sobre sus actividades, operaciones y deberes. "La era de la guerra fr¨ªa obligaba al secretismo pero, tras la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn, se hizo importante explicar las nuevas amenazas que afrontaba el pa¨ªs, buscar un rostro p¨²blico, un mejor entendimiento sobre qui¨¦nes somos y qu¨¦ hacemos, para demostrar que no existe colisi¨®n entre los servicios secretos y la democracia. Ello nos ha permitido obtener mayor informaci¨®n del p¨²blico y facilitado el reclutamiento de personal". Tanto revuelo como su designaci¨®n generaba la publicaci¨®n de sus memorias (Open secret, 2001) a?os despu¨¦s de abandonar el cargo. Rimington s¨®lo obtuvo el pl¨¢cet de la agencia para sacarlas a la luz una vez eliminada toda referencia a las fuerzas de ¨¦lite, las SAS. "No aportaba ning¨²n dato sobre sus operaciones secretas, pero el Ej¨¦rcito tem¨ªa que abriera la v¨ªa para que alguno de sus soldados escribiera su propio libro explicando esas t¨¢cticas", matiza.
A aquella pol¨¦mica autobiograf¨ªa sucedi¨® el terreno m¨¢s c¨®modo de la ficci¨®n, que hasta la fecha se ha traducido en cuatro libros de la serie de la agente Liz Carlyle, con la principal ambici¨®n del entretenimiento. Su protagonista ir¨¢ ganado puestos en la agencia, replicando la singladura real de su creadora. Hace cuatro d¨¦cadas, Stella Rimington abandonaba su trabajo en los archivos nacionales para acompa?ar a su marido, destacado en un puesto diplom¨¢tico en la India: "Entonces eso era habitual entre las mujeres". All¨ª acept¨® una colaboraci¨®n a tiempo parcial con los servicios de inteligencia y, en lo que entonces parec¨ªa impensable, con el tiempo acabar¨ªa convirti¨¦ndose en la primera mujer encargada de cuadrar a los agentes secretos. Hoy, y "a pesar de que nunca es f¨¢cil porque el peso de la familia siempre recae en nosotras" (cri¨® a sus dos hijas mientras ejerc¨ªa como jefa del MI-5), estima que los tiempos han cambiado hasta el punto de poder imaginarse a una M tom¨¢ndose la baja maternal. Que Bond empiece a rasgarse las vestiduras...
La invisible. Stella Rimington. Traducci¨®n de Francisco P¨¦rez Navarro. Ediciones B. Barcelona, 2009. 385 p¨¢ginas. 17 euros.

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