Todos perdemos con el consumo patri¨®tico
La apelaci¨®n del Gobierno a la compra nacional choca con los cimientos de la econom¨ªa
En plena crisis global, en plena apelaci¨®n universal a la mayor liberalizaci¨®n y movimiento del comercio en todo el mundo, el consumo patri¨®tico ha vuelto de la mano del Gobierno.
Frederic Bastiat, economista franc¨¦s, fue uno de los grandes difusores de una idea cada vez m¨¢s extendida a lo largo del siglo XIX: la inutilidad econ¨®mica del proteccionismo. Un siglo despu¨¦s, tras el crash de 1929, estas ense?anzas se olvidaron y se produjo una profunda depresi¨®n que terminar¨ªa con la Segunda Guerra Mundial. A las puertas de la mayor crisis desde entonces, los principales l¨ªderes del mundo tomaron nota de este fallo y acordaron en la reuni¨®n del G-20 de noviembre pasado que una de las salidas era no poner cotos al comercio internacional. Meses despu¨¦s, sin embago, el ministro de Comercio de Espa?a, Miguel Sebasti¨¢n, dijo: "Hay una forma de evitar que caiga el consumo sin que haya destrucci¨®n de empleo y para ello es necesario que los ciudadanos introduzcan un factor adicional al precio, ahorro, renta y calidad: el factor espa?ol".
Miguel Sebasti¨¢n anima a comprar lo propio y a hacer turismo en Espa?a
El proteccionismo se extendi¨® tras el 'crash' de 1929 y empeor¨® la crisis
Los graniteros acusan al Ejecutivo de traer materia prima de fuera
La Generalitat catalana tambi¨¦n apela a elegir productos locales
"Lo que hay que hacer es propiciar la competitividad" dice un experto
Otros defienden un consumo contenido y responsable ante la crisis
Esta frase fue pronunciada el pasado mi¨¦rcoles, aunque el ministro ya llevaba tiempo insistiendo en el consumo de lo espa?ol para reducir las inclemencias de la crisis. No se puede hablar de proteccionismo, ya que en ning¨²n momento se ha mencionado gravar o impedir las importaciones. Es, como lo han calificado algunos expertos consultados, "nacionalismo econ¨®mico". Algo que en opini¨®n de la inmensa mayor¨ªa de ellos no es un instrumento eficaz para luchar contra la actual situaci¨®n econ¨®mica. No s¨®lo eso. Para alguno de ellos, como Arcadi Oliveres, catedr¨¢tico de Econom¨ªa Aplicada de la Universidad Pompeu Fabra, es "un perfecto error".
La tesis que sostienen muchos de estos economistas consultados es parecida a la que Bastiat manten¨ªa hace m¨¢s de 150 a?os: lo beneficioso para un pa¨ªs es especializarse en aquello que puede producir mejor, para poder intercambiarlo con otros y adquirir bienes a costes menores de los que les supondr¨ªa hacerlos. En otras palabras, no hay que comprar mercanc¨ªa nacional por el hecho de serlo, sino procurar que los productos espa?oles sean los m¨¢s competitivos y que por eso se compren, tanto aqu¨ª como fuera.
Dar un valor a?adido a los objetos por el simple hecho de ser espa?oles es, a la larga, perjudicial para el pa¨ªs, seg¨²n Javier D¨ªaz-Gim¨¦nez, profesor de Econom¨ªa de la escuela de negocios IESE. Asombrado porque el ministro pudiera haber pronunciado la frase que aparece en el primer p¨¢rrafo de este texto, replic¨®: "Es de bombero pir¨®mano". ?Por qu¨¦? "Porque si compramos algo m¨¢s caro y no tan bueno como lo hacen en otros sitios perdemos todos. Pierde el consumidor, que no tiene la mejor calidad-precio, y pierde el sistema, que est¨¢ gastando recursos en hacer algo en lo que no somos los mejores". Pone un ejemplo con supuestos ficticios: "Si las corbatas italianas fuesen las mejores y en Espa?a costasen m¨¢s baratas que las nacionales, compr¨¦moslas y vend¨¢mosles a los italianos aerogeneradores, que es lo que nosotros hacemos bien. No gastemos energ¨ªa en hacer corbatas malas y caras".
Hay otro gran problema en potenciar lo nacional frente a lo for¨¢neo, seg¨²n los expertos. Si todos los pa¨ªses alientan a sus ciudadanos en el mismo sentido y cuaja, el comercio internacional bajar¨¢ y la salida de la recesi¨®n ser¨¢ mucho m¨¢s dif¨ªcil. Y la ocurrencia de Sebasti¨¢n no es ¨²nica. "Ya se est¨¢n oyendo esas voces por todas partes; no es una buena pol¨ªtica", dice Ramon Marimon, director del Programa Max Weber y profesor de Econom¨ªa en el European University Institute. Dice que lo importante es que se consuma, en general, y que "precisamente lo que hay que evitar son los nacionalismos". Recuerda que fue uno de los factores que incidieron en la dificultad de remontar la crisis de 1929, y coincide con D¨ªaz-Gim¨¦nez en que lo "costoso es tener una econom¨ªa no tan competitiva como deber¨ªa serlo". "No porque nos cerremos vamos a aprender la lecci¨®n. Las cosas que hacemos bien se venden por el mundo, como Zara. Algo que ha ido los ¨²ltimos a?os bien es ser competitivos en algunos sectores y eso es lo que hay que potenciar ahora", explica Marimon.
En esta misma l¨ªnea, hay decenas de opiniones. Pero tambi¨¦n existe alguna excepci¨®n. Uno de los jefes de departamento de Econom¨ªa Aplicada de la Universidad Complutense, Jos¨¦ Carlos Fari?as, acepta algunas de las pegas que ponen sus colegas a este incentivo de lo nacional, pero piensa "que es una propuesta con l¨®gica". No cree que sea algo tan peligroso como lo pintan algunos analistas, "se trata s¨®lo de modificar un poco las pautas de consumo". Como son imposibles medidas como la devaluaci¨®n de la moneda, animar al consumo de lo nacional puede suponer, en su opini¨®n, una forma de combatir el d¨¦ficit exterior en unos 7.000 millones de euros (lo que equivaldr¨ªa a una rebaja del 7%).
Sebasti¨¢n dijo que si cada ciudadano espa?ol sustituye el consumo de 150 euros en productos extranjeros por el de art¨ªculos made in Spain se podr¨ªa evitar la destrucci¨®n de 120.000 empleos. "Mejor ir a Sierra Nevada que a los Alpes", apunt¨®.
M¨¢s all¨¢ del rechazo mayoritario de estas tesis en los c¨ªrculos econ¨®micos, hay otro consenso: es casi imposible llevarlas a cabo. Incluso los menos cr¨ªticos con el ministro, como Ant¨®n Costas, catedr¨¢tico de Pol¨ªtica Econ¨®mica de la Universidad de Barcelona, creen que es "un canto de sirena, un grito desesperado". "Se tratar¨ªa m¨¢s bien de crear una cultura como en Alemania o Francia, donde sienten que los productos propios son buenos y por eso los compran. Eso es m¨¢s efectivo que llamar a comprarlos por ser espa?oles, cosa que dif¨ªcilmente se va a conseguir", explica Costas.
Dif¨ªcilmente porque, en opini¨®n de las asociaciones de consumidores, es muy complicado que los ciudadanos sepan de d¨®nde vienen los productos. Rafael S¨¢nchez Vicioso, de FACUA, dice que nadie conoce la procedencia y que no es esta la obligaci¨®n del consumidor. "Lo que la gente tiene que hacer es mirar la relaci¨®n calidad-precio y llevarse lo que mejor le venga", dice. La portavoz de la OCU, Ileana Izverniceanu, a?ade que no se puede poner en el consumidor la responsabilidad de crear empleo y que "la gente quiere comprar bueno, bonito y barato", independientemente de la procedencia.
Esta teor¨ªa se la aplica incluso la propia Administraci¨®n. Horas despu¨¦s de que Sebasti¨¢n hiciese su propuesta de comprar espa?ol, la Asociaci¨®n Gallega de Graniteros (AGG) denunci¨® la "incongruencia" del Gobierno, que "prima" el granito procedente de China en las obras p¨²blicas espa?olas. Ponen el ejemplo de AENA, que, seg¨²n dicen, se abastece de esta materia prima oriental en "gran parte de las obras de ampliaci¨®n de sus aeropuertos".
La exaltaci¨®n a toda costa del producto propio les recuerda a algunos al boicoteo al cava catal¨¢n de hace tres a?os. Lo menciona Antonio Pulido, catedr¨¢tico de Econom¨ªa Aplicada de la Universidad Aut¨®noma de Madrid. Entonces se cre¨® toda una red de p¨¢ginas web que apuntaban cu¨¢les eran los productos de Catalu?a y se ofrec¨ªan alternativas. La Conselleria de Comercio no aclara c¨®mo afect¨® a las empresas de esta regi¨®n, que registraron menores ventas, pero lo cierto es que el Departamento de Agricultura de la Generalitat puso en marcha hace un par de a?os una campa?a de promoci¨®n de lo aut¨®ctono que inclu¨ªa descuentos de hasta un 20% en m¨¢s de 300 productos catalanes. No es de extra?ar que el responsable del ramo, Joaquim Llena, apoyase en¨¦rgicamente las teor¨ªas de Sebasti¨¢n, pero, en su caso, para animar a consumir en catal¨¢n. Se trata, dijo, de conseguir hacer frente al reto de los mercados exteriores y crear una cultura de pa¨ªs que cree en s¨ª mismo, de aumentar la autoestima. ?A d¨®nde nos llevar¨ªa generalizar esa v¨ªa?
Hay una diferencia entre esto e introducir el "factor espa?ol" como uno m¨¢s, al lado de ahorro, seg¨²n dice D¨ªaz-Gim¨¦nez: "Una cosa es promocionar la calidad de unos productos, crear una marca con identidad propia y otra bien distinta el proteccionismo rancio. Si las cosas de tu regi¨®n son buenas y las quieres comprar, hazlo, pero no s¨®lo porque sean de tu regi¨®n". Es lo que opina el consejero andaluz de Agricultura, Mart¨ªn Soler, quien, sin estar en desacuerdo con la promoci¨®n de lo espa?ol, defiende las campa?as de alimentos andaluces como una plataforma de marketing comercial que pretende diferenciar productos a base de calidad, seguridad alimentaria y lig¨¢ndolo todo a la dieta mediterr¨¢nea.
El catedr¨¢tico Arcadi Oliveres introduce aqu¨ª un par¨¢metro muy distinto al que manejan el resto de los economistas consultados: el sostenimiento y el ecologismo. "Yo soy partidario del consumo de proximidad porque es m¨¢s razonable, menos contaminante, pero no por nacionalismo. Si estoy en Catalu?a, Francia tambi¨¦n est¨¢ pr¨®xima". Una rara avis entre sus colegas, est¨¢ en contra del aumento del consumo que defienden todos los dem¨¢s, ya que "el planeta no da m¨¢s de s¨ª". "Quienes tienen que aumentar su consumo son los pa¨ªses pobres, y nosotros, reducirlo", a?ade.
Esta bajada es justo lo contrario que pregona el presidente del Gobierno para salir de la crisis. Zapatero hace hincapi¨¦ en la necesidad de recuperar la confianza y consumir. A las palabras de su ministro de Industria dijo que "ni ¨¦l ni nadie va a restringir el consumo de productos extranjeros". Zapatero record¨® que "es evidente" la retracci¨®n que ha sufrido la demanda interna en la econom¨ªa espa?ola en los ¨²ltimos meses, lo que hace "conveniente" que los ciudadanos y las familias espa?oles consuman, aunque siempre en funci¨®n de sus necesidades y su "libre decisi¨®n".
El Ejecutivo es el responsable de crear esta demanda interna, seg¨²n Gregorio Izquierdo, director del servicio de estudios del Instituto de Estudios Econ¨®micos. "Tiene que poner el marco para que lo espa?ol sea m¨¢s competitivo", dice.
Todo lo dem¨¢s es una visi¨®n "cortoplacista y miope", seg¨²n varios de estos expertos. A alguno le recuerda a otra teor¨ªa del franc¨¦s Bastiat: la falacia de las ventanas rotas. Aseguraba que lo que hay que tener en cuenta son las consecuencias a largo plazo. La falacia consiste en pensar que si alguien rompe la ventana de un establecimiento est¨¢ haciendo algo positivo por la econom¨ªa, puesto que el due?o tendr¨¢ que gastar dinero en repararla. Este pensamiento no tiene en cuenta que si el cristal no se hubiese roto, el empresario podr¨ªa haber invertido en otra cosa que tambi¨¦n crease empleo y que pudiese generar algo nuevo en lugar de sustituir lo ya existente. Desde este punto de vista, comprar cosas espa?olas que no son las m¨¢s competitivas es algo parecido a romper la ventana de un negocio.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.