La deriva derechista
Jorge Alarte, el l¨ªder de los socialistas valencianos, ha tenido una semana ajetreada. La cr¨®nica social lo situ¨® conferenciando en el Club de Encuentro Manuel Broseta, de Valencia, y la informaci¨®n pol¨ªtica ha dado cuenta de sus bolos comarcales visitando a la parroquia. Parece, pues, que se apresta a promover su proyecci¨®n p¨²blica despu¨¦s de los preceptivos cien d¨ªas ocupados principalmente en exigencias dom¨¦sticas del cargo, como concluir el organigrama y remozar la organizaci¨®n del partido, recuperando la anacr¨®nica divisi¨®n provincial del mismo. Si alguien se preguntaba por la actividad del inquilino de Blanquerias -sede del PSPV- ya sabe que est¨¢ en el tajo, plet¨®rico de la ambici¨®n que le acredita y perge?ando lo que ya constituye su praxis pol¨ªtica, que resumir¨ªamos en el viejo adagio: si no puedes vencerle, ¨²nete a tu adversario.
Es obvio que el joven dirigente no se ha suscrito a la feligres¨ªa del PP, pero no menos evidente resulta que en no pocos asuntos estrat¨¦gicos ha sintonizado su criterio con la pr¨¦dica y pr¨¢ctica de su antagonista, el partido conservador. Baste citar la pol¨ªtica de trasvases, el urbanismo y, sobre todo, la indulgencia con que se ha ejercido y ejerce la fiscalizaci¨®n opositora, que ya abdic¨® aprobando ins¨®litamente los presupuestos municipales vigentes all¨ª donde gobernaban las huestes populares. ?rdenes de Madrid, en este caso, pero que ven¨ªan a agudizar el encogimiento cr¨ªtico -salvo muy contadas y abnegadas excepciones- de la militancia perif¨¦rica. Comp¨¢rese esta abdicaci¨®n con la inclemencia con que, al menor motivo y a menudo sin ¨¦l, se emplean los arqueros de la derecha contra la pol¨ªtica del presidente Rodr¨ªguez Zapatero. Un cacareo neur¨®tico e implacable nada ejemplar, pero que delata asimismo una determinaci¨®n que se echa de menos en el principal partido de la oposici¨®n.
En realidad no habr¨ªa de chocarnos tal deriva derechista, fruto probablemente de un empacho de te¨®ricos de la socialdemocracia desle¨ªda y del anhelo de ganar a toda costa respetabilidad social entre los estamentos centristas del pa¨ªs, recuperando as¨ª el techo electoral perdido. La venta del alma al diablo no es nueva en el partido y ya la practic¨® la generaci¨®n de los Lerma, Ciscar, Garc¨ªa Reche y tutti quanti que los nuevos mandatarios del socialismo ind¨ªgena han jubilado o est¨¢n en ello por imperativo de la incesante y manida renovaci¨®n. Pero aquella hornada, todo sea dicho, nunca procedi¨® con este descaro, que delata tanto una claudicaci¨®n pol¨ªtica como el desarme de los m¨ªnimos supuestos ideol¨®gicos -enti¨¦ndase lo que se quiera por tales- en nombre de un pragmatismo tan tronado como desconcertante.
Verdad es que no todo el mundo en el PSPV concuerda con esta l¨ªnea acr¨ªtica y se constata no solo resignaci¨®n sino desoladores pron¨®sticos en orden a la revitalizaci¨®n del partido y los pr¨®ximos comicios. Es el sector estupefacto ante el entusiasmo que entre sus compa?eros ha suscitado inopinadamente el triunfo del presidente Barack Obama, celebrado como uno de los suyos por el mero hecho de que no era el preferido de la carcundia local. Menos da una piedra, claro, y tampoco es f¨¢cil hallar una opci¨®n sugestiva entre el desplome universal de la izquierda. Lo que en buena parte explica el derrotero emprendido por el socialismo valenciano.
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