Obama puede dividir el mundo
Tiene muchas posibilidades de renovar la sociedad estadounidense. Pero restaurar el liderazgo de su pa¨ªs en un sistema internacional multipolar resultar¨¢ m¨¢s dif¨ªcil
La 47? presidenta jur¨® su cargo en un d¨ªa inusitadamente c¨¢lido para el mes de enero. Gloria Evangelista, la primera hispana y segunda mujer que llega a la presidencia de Estados Unidos, prest¨® juramento sobre una Biblia en espa?ol que sosten¨ªa su marido, Victor Chu. La controversia a prop¨®sito de los lucrativos contratos de Chu para ejercer presiones en nombre de compa?¨ªas chinas cay¨® temporalmente en el olvido. El ex presidente Barack Obama, con el cabello blanco desde los traum¨¢ticos ¨²ltimos meses de su segundo mandato en el puesto, asist¨ªa de pie entre su predecesor republicano, George W. Bush, y su sucesora, Kitty McFarlane. Muchos atribuyeron el extra?o tiempo en este 20 de enero de 2025 a los efectos del calentamiento global, que la Administraci¨®n de Obama trat¨® en vano de desacelerar. En su discurso de investidura, pronunciado en parte en ingl¨¦s y en parte en espa?ol, la presidenta Evangelista rindi¨® un empalagoso homenaje a la asociaci¨®n estrat¨¦gica entre China y Estados Unidos, conocida coloquialmente como el G-2.
La historia que Obama quiere contar a su pueblo exige dar brillo a la noci¨®n tradicional de liderazgo de EE UU
"Ning¨²n pa¨ªs puede resolver por s¨ª solo los problemas del mundo", advierte la canciller alemana, Angela Merkel
Se han dicho muchas cosas tratando de situar la "hist¨®rica" (qu¨¦ ep¨ªteto tan repetido) jornada de investidura de Obama en el largo contexto de la historia de Estados Unidos, pero tambi¨¦n debemos examinarla en la perspectiva de un futuro probable. Seg¨²n la ¨²ltima proyecci¨®n del Consejo Nacional de Inteligencia estadounidense, "en 2025, el sistema internacional ser¨¢ un sistema multipolar en el que las diferencias de poder nacional entre los pa¨ªses desarrollados y los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo ser¨¢n cada vez menores".
Eso no quiere decir que Estados Unidos vaya a sufrir un declive; significa que otros continuar¨¢n ascendiendo. Hab¨ªa casi una nota de melancol¨ªa y desaf¨ªo en la proclamaci¨®n de Obama durante su toma de posesi¨®n: "Seguimos siendo el pa¨ªs m¨¢s pr¨®spero y poderoso de la Tierra", "seguimos siendo...".
En un discurso que fue muy bueno, pero no la pieza de grandeza lincolniana que tanto se ha dicho, Obama se dirigi¨® a su pa¨ªs y al mundo. En mi opini¨®n, triunf¨® desde el punto de vista ret¨®rico; y, en la pr¨¢ctica, puede triunfar con el primero de esos dos p¨²blicos, a pesar de todas las dificultades actuales, pero no estoy tan seguro respecto al segundo. Es m¨¢s, existe cierta tensi¨®n poco mencionada entre c¨®mo habla para Estados Unidos y c¨®mo necesita dirigirse al mundo.
El tema central de toda su vida -y de la literatura que sabemos que ha le¨ªdo con m¨¢s dedicaci¨®n, del mejor de sus propios libros (Los sue?os de mi padre) y de su mejor discurso hasta la fecha (el discurso sobre la raza en Filadelfia)- ha sido, hasta ahora, la mezcla de m¨²ltiples identidades en Estados Unidos, que, por fin, va a sentirse aut¨¦nticamente unido. No s¨®lo es la apoteosis del sue?o americano, sino que se presenta de manera consciente como tal. Promete no s¨®lo trascender, por fin, la contradicci¨®n original de Estados Unidos entre libertad y esclavitud, sino tambi¨¦n preparar al pa¨ªs para un nuevo orden de diversidad ¨¦tnica. Su familia inmediata, verdaderamente encantadora, formada por Michelle y dos ni?as sonrientes -perd¨®nenme que dedique un momento a deshacerme en elogios-, ya personifica la primera de esas dos cosas. D¨ªa s¨ª y d¨ªa no, tendremos alguna fotograf¨ªa de la familia negra en esa casa blanca. Y su familia extensa, de una variedad casi enciclop¨¦dica, en la que se habla, por lo visto, indonesio, franc¨¦s, canton¨¦s, alem¨¢n, hebreo, suajili, l¨²o e igbo, representa la segunda faceta.
Como art¨ªfice de la palabra, sabe encontrar un lenguaje que evoca esa mezcla norteamericana de lo m¨²ltiple y lo ¨²nico. Con el tiempo, creo que ese sentido de un "nosotros" m¨¢s amplio podr¨¢ liberar una energ¨ªa humana importante entre los miembros menos privilegiados de la sociedad estadounidense. "Nuestra herencia multicolor es una ventaja, no una debilidad", dijo, y ¨¦l puede hacer que sea as¨ª. Aunque fueron las locuras financieras estadounidenses, tanto p¨²blicas como privadas, las que nos metieron en este l¨ªo en el que nos encontramos, seguramente Estados Unidos tiene mejores posibilidades que la mayor¨ªa de los pa¨ªses europeos para salir de ¨¦l. Puede que no sea justo, pero ?qui¨¦n ha dicho que la vida sea justa? Adem¨¢s, Obama puede aprovechar la oportunidad que le ofrece esta crisis para hacer inversiones transformadoras en energ¨ªa, educaci¨®n e infraestructuras.
Es decir, ?reconstruir Estados Unidos? S¨ª, puede. No hay nada seguro en esta vida, salvo la muerte y los impuestos, pero tiene una oportunidad bastante buena de lograrlo, sobre todo si obtiene un segundo mandato. Ahora bien, ?transformar el mundo? En eso soy m¨¢s esc¨¦ptico.
Seguramente, las cosas ir¨¢n mejor que en los ¨²ltimos ocho a?os. No es dif¨ªcil (aparte de ver despedirse a Bush, una de las delicias francamente malvadas del traspaso del martes fue ver al ex vicepresidente Dick Cheney en silla de ruedas, con lo que, por fin, qued¨® claro su verdadero car¨¢cter de Doctor Strangelove).
Obama dijo muchas de las cosas que el mundo desea o¨ªr de Washington, y las dijo con su t¨ªpica elegancia. Habl¨® de "la moderaci¨®n que deriva de la humildad y la contenci¨®n". Se?al¨® varias prioridades: luchar contra la proliferaci¨®n nuclear y el cambio clim¨¢tico, contribuir m¨¢s al desarrollo en los "pa¨ªses pobres". Hizo una oferta especial al "mundo musulm¨¢n": un nuevo camino hacia adelante "basado en intereses mutuos y mutuo respeto".
El p¨¢rrafo fundamental fue ¨¦ste: "Por eso, a todos los dem¨¢s pueblos y gobiernos que hoy nos contemplan, desde las mayores capitales hasta la peque?a aldea en la que naci¨® mi padre, os digo: sabed que Estados Unidos es amigo de todas las naciones y todos los hombres, mujeres y ni?os que buscan paz y dignidad, y que estamos dispuestos a asumir de nuevo el liderazgo". Maravilloso; pero la trampa est¨¢ en el final. Es posible que Estados Unidos est¨¦ dispuesto a asumir "de nuevo" el liderazgo, pero ?y si el mundo ya no est¨¢ dispuesto a seguirle? ?Y si cree que Estados Unidos, en los ¨²ltimos ocho a?os, ha perdido gran parte de su derecho moral a ejercer ese liderazgo, que ya no tiene el poder que antes ten¨ªa y que, de todas formas, nos encaminamos hacia un sistema mundial multipolar, como predice el propio Consejo Nacional de Inteligencia de Washington?
Me llama la atenci¨®n cu¨¢ntos peque?os "s¨ªes" y "peros" se han o¨ªdo entremezclados en las acostumbradas palabras de bienvenida de los dirigentes mundiales. La alemana Angela Merkel ofreci¨® unas c¨¢lidas y cristianas felicitaciones, pero a?adi¨® que "ning¨²n pa¨ªs puede resolver por s¨ª solo los problemas del mundo". Nicolas Sarkozy dijo que "estamos deseando que empiece a trabajar para que, juntos, podamos cambiar el mundo" (es decir, f¨ªjense en que Francia tambi¨¦n est¨¢ dispuesta a asumir de nuevo el liderazgo). Si pasamos a lo que han dicho China, Rusia y un mundo ¨¢rabe indignado por el silencio de Obama a prop¨®sito de Gaza, los peros ya no eran pullas delicadas, sino pesadas cargas de artiller¨ªa.
Me dir¨¢n que precisamente Obama comprende muy bien lo complejo que es el mundo. Creo que es verdad, y ¨¦sa es nuestra gran esperanza. Pero, al mismo tiempo, la historia que quiere contar al pueblo norteamericano exige volver a dar brillo a las nociones tradicionales de excepcionalismo, misi¨®n y liderazgo de Estados Unidos. El patriotismo estadounidense, unido a esta idea de que tienen una misi¨®n de dirigir, es el cemento con el que unir¨¢ a esta naci¨®n cada vez m¨¢s dispar. Cuanto m¨¢s dispar sea, m¨¢s cemento har¨¢ falta. Y no lo har¨¢ como algo meramente instrumental. Esta historia y esta misi¨®n son dos cosas en las que, me da la impresi¨®n, cree verdaderamente; al fin y al cabo, ?no es su extraordinaria trayectoria personal la prueba tangible de la veracidad de la historia y lo justificado de la misi¨®n?
Existe, pues, una tensi¨®n entre la visi¨®n que ofrece a su propio pa¨ªs del liderazgo kennediano de Estados Unidos en el mundo y lo que el resto del mundo quiere o¨ªr o va a estar dispuesto a aceptar. Una tensi¨®n, repito, no una clara contradicci¨®n. C¨®mo administrar esa tensi¨®n ser¨¢ otro de los numerosos y complejos problemas que va a tener que abordar este todav¨ªa joven maestro de la complejidad. -
www.timothygartonash.com Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia
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