Sana envidia
Una gran envidia me invadi¨® el pasado martes 20 a lo largo del d¨ªa, en que todos los medios de comunicaci¨®n no cesaron en machacarnos con la toma de posesi¨®n del presidente Obama.
Tengo que confesarme no seguidor en general de este tipo de eventos, pero despu¨¦s de ver uno de los muchos res¨²menes ofrecidos por los informativos no pude resistir m¨¢s y ca¨ª preso del fervor patri¨®tico americano viendo c¨®mo un pa¨ªs se une frente a una situaci¨®n coyuntural grave, los pol¨ªticos van todos a una y comparten la fiesta y la responsabilidad, ciudadanos que con independencia de su ideolog¨ªa, color o religi¨®n est¨¢n con sus gobernantes, y medios de comunicaci¨®n que cierran filas junto a sus gobernantes, y lanzan mensajes de unidad y esperanza. S¨¦ que es una generalizaci¨®n, pero es la imagen que se transmiti¨® al mundo.
S¨ª, sent¨ª envidia, porque cuando vuelves a la realidad cotidiana, tanto de Espa?a como de Catalunya, observas que aqu¨ª ocurre todo lo contrario. Una clase pol¨ªtica de perfil bajo, corto terminista y endog¨¢mica que nos ofrece diariamente un triste espect¨¢culo de enfrentamientos banales y falta de rigurosidad; con una progres¨ªa trasnochada, falta de ideolog¨ªa, que transmita frescura e ilusi¨®n, que se agarra al icono americano como tabla de salvaci¨®n medi¨¢tica. Una derecha anquilosada en viejos principios, sin una l¨ªnea de pensamiento clara y definida. Unos ciudadanos que hemos perdido el orgullo de sentirnos, ya sea catalanes o espa?oles, es indiferente, part¨ªcipes de un proyecto com¨²n de pa¨ªs, de Estado, y porque no, de Europa. Unos medios de comunicaci¨®n poco rigurosos y partidistas que fomentan con m¨¢s ah¨ªnco el enfrentamiento que la informaci¨®n veraz y contrastada; de nuevo es una generalizaci¨®n, pero al fin y a la postre es un sentimiento que se percibe d¨ªa a d¨ªa en la calle.
Por una vez, me sent¨ª conectado con el esp¨ªritu que transmit¨ªan las im¨¢genes del pueblo americano. Tenemos todos, como dice el presidente Obama, que trabajar unidos en Catalunya, en Espa?a y en Europa por recobrar la ilusi¨®n, todos desde nuestro peque?o entorno, aportando lo mejor de cada uno y aparcando las diferencias. Esto s¨®lo lo pueden transmitir y dinamizar nuestros Gobiernos, y la realidad es que cuando los escuchas y ves actuar la m¨ªnima reacci¨®n que te sugiere es el sonrojo y la verg¨¹enza ajena.
Por eso me dieron envidia, sana envidia.
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