V¨¦rtigo
Que te d¨¦ un vah¨ªdo despu¨¦s de contemplar una obra de arte se conoce como el s¨ªndrome de Stendhal. A este escritor le sucedi¨® en Florencia al salir de la iglesia de la Santa Croce, donde se levantan los mausoleos de m¨¢rmol de los artistas m¨¢s insignes del Renacimiento. Ciertamente a algunas personas muy sensibles la belleza les altera el ritmo cardiaco hasta llegar al desmayo, pero a veces el s¨ªndrome de Stendhal tambi¨¦n conduce al v¨¦rtigo, a la locura e incluso al crimen y en plena alucinaci¨®n un esteta se ve impelido por una fuerza interior a acuchillar un cuadro de Rembrandt o a partirle con un martillo la nariz a la Piedad de Miguel ?ngel. En uno de los viajes a Grecia presenci¨¦ una escena estremecedora. Un turista alem¨¢n totalmente desnudo y alucinado trataba de arrancar con una gran maza de hierro parte de una columna del Parten¨®n para llev¨¢rsela de recuerdo a casa. Pose¨ªdo por un furor divino golpeaba el Parten¨®n y al mismo tiempo parec¨ªa destruirse tambi¨¦n a s¨ª mismo con el af¨¢n de apropiarse de su belleza. A partir de aquel suceso, los municipales de Atenas esparcen cada ma?ana sacos de esquirlas de m¨¢rmol por el ¨¢gora y la Acr¨®polis, como el que echa ma¨ªz a las gallinas, para que los turistas las recojan crey¨¦ndolas antiguas y calmen la fiebre de adornar la estanter¨ªa con los despojos de aquellas ruinas sagradas. El s¨ªndrome de Stendhal se puede producir no s¨®lo frente a una obra de arte sino tambi¨¦n con el recuerdo de una playa o de un amor que nos llen¨® de felicidad en un tiempo ya lejano. Aquel viaje a una Ibiza prehippy de los a?os cincuenta, la traves¨ªa a Formentera en la barcaza La joven Dolores ya desguazada, aquella muchacha de la falda de flores y el rostro soleado apoyada en la borda contra el viento, las calas desnudas a las que nos llevaba la vela latina de un bote compartido con amigos se puede comparar con cualquier obra de arte. Recordar los soles tan azules de la juventud produce una dulce ebriedad como le sucedi¨® a Stendhal, pero tambi¨¦n puede llevar al dolor y a la c¨®lera si al volver a aquel para¨ªso o a aquel cuerpo esplendoroso los descubrimos destruidos. Ahora en Ibiza han construido una autopista para que Stendhal pueda llegar un minuto antes a casa a rascarse una pierna.
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