La opci¨®n Sarkozy
Desde el C¨¢ucaso, en agosto de 2008, hasta Oriente Pr¨®ximo, en enero de 2009, ?intenta Francia, bajo la presidencia de Nicolas Sarkozy, encarnar lo que podr¨ªa llamarse "Occidente por omisi¨®n", haciendo un uso m¨¢ximo de la oportunidad de la ventana abierta por la transici¨®n presidencial de Estados Unidos?
?O acaso Sarkozy simplemente intenta capitalizar su visibilidad global para reforzar su popularidad en casa, donde una mayor¨ªa de los ciudadanos franceses sigue respaldando el liderazgo diplom¨¢tico de su presidente hiperactivo? A pesar de su intento fallido de orquestar un alto el fuego entre Israel y Ham¨¢s, ?no estaba en lo correcto al intentarlo?
Para los franceses, la determinaci¨®n de actuar de Sarkozy, a pesar de la escasez de probabilidades, parece muy superior al cinismo pasivo de aquellos que pregonan la abstenci¨®n o se contentan a s¨ª mismos con palabras vac¨ªas.
Su activismo diplom¨¢tico se basa m¨¢s en la idea de Occidente que en la de Europa
M¨¢s all¨¢ de su impacto en Oriente Pr¨®ximo, el intento fallido pero valiente de Sarkozy de actuar como intermediario representa una ventana interesante para los m¨¦todos y ambiciones en materia de pol¨ªtica exterior de la Francia de hoy. Ya que el interrogante esencial respecto de la diplomacia al estilo Sarkozy es si refleja una estrategia bien definida, basada en una visi¨®n clara del mundo, o simplemente expresa un activismo astuto y pragm¨¢tico que aplica un agudo instinto pol¨ªtico dom¨¦stico al terreno de los asuntos exteriores.
La respuesta dista de ser clara, y probablemente sea una combinaci¨®n de ambas cosas. Sarkozy es un hombre proclive a seguir sus instintos. No teoriza sobre lo que se deber¨ªa hacer; simplemente lo hace, sin ning¨²n prejuicio o limitaci¨®n de tipo ideol¨®gico.
Sin embargo, a medida que pasa el tiempo, uno percibe que est¨¢ surgiendo algo as¨ª como una nueva autodefinici¨®n francesa, que probablemente sea la m¨¢s claramente "occidental" de la historia de la V Rep¨²blica.
Como candidato presidencial, a Sarkozy muchas veces se lo describ¨ªa como Sarkozy el Norteamericano, una expresi¨®n que alud¨ªa a su estilo proclive a la acci¨®n, a su gusto por la "ostentaci¨®n" y a la manera muy norteamericana en la que usaba su historia personal para ganar el respaldo de los posibles votantes. Pero ahora uno podr¨ªa describirlo como Sarkozy el Occidental.
Esto no es ¨²nicamente porque ¨¦l haya querido que Francia actuara, desde el C¨¢ucaso hasta Oriente Pr¨®ximo, en nombre de s¨ª misma y de Europa en un momento en que Estados Unidos no cumpl¨ªa con su papel. Tampoco es simplemente el resultado de la decisi¨®n de Sarkozy de acercar a Francia a Estados Unidos, una maniobra que culminar¨¢ simb¨®licamente con el posible retorno de Francia a la estructura militar integrada de la OTAN en abril de 2009.
En un sentido m¨¢s profundo, la diplomacia de Sarkozy refleja cambios en la opini¨®n que tiene el presidente franc¨¦s sobre la idea de "Occidente" en el mundo globalizado de hoy. Bajo Charles de Gaulle, Francia combinaba la lealtad a la causa occidental en tiempos de crisis con una fuerte voluntad de promover su independencia diplom¨¢tica y su libertad de maniobras. Y, a pesar de sus estilos muy diferentes, tanto Val¨¦ry Giscard d'Estaing como Fran?ois Mitterrand eran m¨¢s "europeos" que "occidentales".
No se puede decir lo mismo de Sarkozy, a pesar de que ¨¦l afirme lo contrario. Su reacercamiento al Reino Unido y su notable distanciamiento de Alemania no son, desde esta perspectiva, en absoluto accidentales.
En un mundo donde, en t¨¦rminos comparativos, hay menos Estados Unidos debido al ascenso de China y de la India y al resurgimiento de Rusia, y menos Europa en t¨¦rminos diplom¨¢ticos y estrat¨¦gicos (debido a la par¨¢lisis institucional), si no en t¨¦rminos econ¨®micos y culturales, Francia, seg¨²n Sarkozy, debe definirse claramente como parte de Occidente.
Y, como la noci¨®n misma de Occidente hoy debe analizarse y probablemente redefinirse para el siglo XXI, entonces Francia debe desempe?ar un papel central en este acto de reevaluaci¨®n. ?Occidente es un concepto definido sobre todo por su cultura pol¨ªtica -es decir, democracia y derechos humanos-, por su dimensi¨®n cultural, que incluye la religi¨®n, o simplemente por sus implicaciones diplom¨¢ticas y estrat¨¦gicas frente el ascenso de nuevas potencias?
Si el concepto de Occidente ha de convertirse en la nueva piedra angular de la identidad diplom¨¢tica de Francia, debe aplicarse con prudencia y moderaci¨®n, aunque la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca probablemente mejore la imagen de la principal potencia occidental. Francia no est¨¢ en la misma liga que Estados Unidos en t¨¦rminos de poder e influencia. Es m¨¢s, ser¨ªa parad¨®jico que, justo cuando Estados Unidos declara su voluntad de apelar m¨¢s a sus aliados, particularmente sus aliados europeos, el concepto de Occidente en realidad lleve a la reducci¨®n, si no al entierro, del ideal europeo.
Dominique Moisi es profesor visitante en la Universidad de Harvard y autor de The Geopolitics of Emotions. Copyright: Project Syndicate, 2009. www.project-syndicate.org Traducci¨®n de Claudia Mart¨ªnez.
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