La crisis demogr¨¢fica
Los datos difundidos la semana pasada por el Instituto Nacional de Estad¨ªstica, seg¨²n los cuales Galicia perder¨¢ poblaci¨®n en la pr¨®xima d¨¦cada, confirman la gravedad de una crisis demogr¨¢fica de demoledoras consecuencias econ¨®micas y sociales para nuestro pa¨ªs. Galicia ser¨¢, seg¨²n las proyecciones ofrecidas por el INE, la comunidad aut¨®noma de Espa?a en la que la diferencia entre nacimientos y fallecimientos ser¨¢ mayor. Si a este dato a?adimos que, debido a la crisis econ¨®mica, se reducir¨¢ el ya escaso flujo migratorio procedente de otros pa¨ªses y de otras comunidades espa?olas, el resultado est¨¢ cantado: dentro de diez a?os seremos menos y m¨¢s viejos.
Parad¨®jicamente, los poderes p¨²blicos, particularmente la Xunta, hace tiempo que parecen haber renunciado a intervenir sobre las causas que han producido una dr¨¢stica reducci¨®n de la tasa de natalidad en Galicia, hasta niveles inferiores a los que garantizan la sustituci¨®n de la poblaci¨®n y, por tanto, el relevo generacional. De hecho, el Gobierno gallego carece de un proyecto de revitalizaci¨®n demogr¨¢fica que, a trav¨¦s de una acci¨®n integrada y sostenida en el tiempo, pueda invertir la actual tendencia negativa.
La Xunta parece haber renunciado a intervenir en las causas de la ca¨ªda dr¨¢stica de la natalidad
Conviene recordar, para evitar equ¨ªvocos, que la baja fertilidad no tiene relaci¨®n alguna con la participaci¨®n de la mujer en el mercado de trabajo, sino con la forma en que tal participaci¨®n tiene lugar. Es decir, tiene vinculaci¨®n con la poca seguridad y apoyo que encuentra la mujer, as¨ª como las limitadas opciones que se le ofrecen cuando se integra en el mercado laboral. En efecto, en todos los pa¨ªses desarrollados con reducida natalidad suelen existir simult¨¢neamente altos ¨ªndices de desempleo, particularmente femenino, altas tasas de eventualidad y un escaso desarrollo de los servicios sociales. Con una tasa de paro que ha vuelto a situarse en los dos d¨ªgitos y que amenaza con subir exponencialmente, y con una precariedad laboral que duplica la que existe en la Uni¨®n Europea, Galicia es un caso paradigm¨¢tico.
Por lo que se refiere a los servicios sociales, en especial los de ayuda a la familia -en un pa¨ªs en que ret¨®ricamente se proclama a ¨¦sta como la base de la sociedad-, tales como residencias de ancianos, escuelas infantiles o ayuda a discapacitados, pese a los indiscutibles avances producidos en la ¨²ltima legislatura, ocupamos lugares secundarios en Espa?a, que a su vez est¨¢ a enorme distancia de la media de la UE (15) y a distancias siderales de los pa¨ªses m¨¢s avanzados. Similares resultados se obtienen si realizamos un an¨¢lisis comparativo de las transferencias de fondos p¨²blicos a las familias, tales como subsidios o exenciones fiscales.
As¨ª las cosas, los datos divulgados por el INE no constituyen sorpresa alguna, aunque s¨ª conducen a una inequ¨ªvoca conclusi¨®n: si no disminuye el paro y la precariedad -lo que no parece viable en los pr¨®ximos tiempos-, aumentan los servicios p¨²blicos de apoyo a la familia y mejora el acceso a la vivienda, Galicia seguir¨¢ teniendo una baja tasa de fertilidad.
Conscientes de la gravedad del problema, ya en el a?o 2000 las fuerzas pol¨ªticas y sociales llegaron a la conclusi¨®n de que era necesario la elaboraci¨®n de un Plan de Revitalizaci¨®n Demogr¨¢fica de Galicia, construido a partir del consenso y de un enfoque integrador de los diversos factores asociados al problema demogr¨¢fico. El proyecto lleg¨® al Parlamento, y, cuando s¨®lo restaba la votaci¨®n final del mismo, ante la sorpresa general y forzando las normas de la C¨¢mara, el Gobierno Fraga, que se hab¨ªa autoproclamado hagi¨®grafo de la demograf¨ªa, bloque¨® su aprobaci¨®n, impidiendo as¨ª que Galicia dispusiera de un instrumento de car¨¢cter estrat¨¦gico para abordar su grave crisis demogr¨¢fica. Lamentablemente, hay que reconocer que el Gobierno bipartito no ha sido capaz en los ¨²ltimos a?os de rescatar y actualizar aquel importante plan.
Por eso, cuando el INE nos recuerda la gravedad de la situaci¨®n y cuando nos encontramos en plena campa?a electoral, las fuerzas pol¨ªticas contendientes tienen el deber inexcusable de explicar sus proyectos para abordar este grave problema que limita dr¨¢sticamente nuestras perspectivas como pa¨ªs.
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