Los bomberos evitan que se desplome un edificio en el centro

Luisa, la portera, fue la encargada de dar la alarma a todos los vecinos. Rellano a rellano. Antes, un crujido muy fuerte ya hab¨ªa dado un primer y desasosegante aviso. La advertencia de Luisa fue definitiva: "?Todos fuera, el piso se cae!". A¨²n no era la hora de comer, aunque ya hab¨ªa pasado el mediod¨ªa. Los moradores del n¨²mero 129 de la calle de Santa Engracia, en Madrid, bajaron apresurados a la calle, algunos en chanclas o en pijama. Mientras, m¨¢s de una treintena de bomberos intentaban sujetar el edificio, una construcci¨®n de siete pisos de los a?os veinte del siglo pasado. Con ¨¦xito, por el momento.

Unas obras de reforma para adecuar un local del bajo como almac¨¦n de florister¨ªa, iniciadas hace un mes, han da?ado un pilar sobre el que se sustenta la casa. "?Esto es la bomba, hay grietas hasta el tercer piso!", era la sucinta, aunque expresiva, explicaci¨®n de uno de los bomberos. Todos los ocupantes del edificio, publicitado como "en rehabilitaci¨®n" y propiedad de la empresa P¨¦rez Pillado, SL, tuvieron que desalojar sus casas con lo puesto y pasar la noche fuera. Un total de 23 fueron alojados por el Samur Social en un hotel cerca de Atocha. Algo m¨¢s de una decena escogieron refugiarse en casas de familiares. Antes, los ocupantes de los pisos hasta la tercera altura tuvieron que dar las llaves de su casa a los t¨¦cnicos.

"Todos fuera, el piso se cae", grit¨® Luisa, la portera del inmueble

Realojaron a 23 personas en un hotel cercano a Atocha, lejos de sus viviendas

Los vecinos afectados tienen previsto denunciar hoy al propietario del inmueble, que no quiso hacer declaraciones a este peri¨®dico. Pero ten¨ªan m¨¢s planes. Por ejemplo, Javi, que ya ayer por la tarde estaba buscando un hogar nuevo. Casi todos los vecinos coinciden en la misma idea: "?No volvemos ah¨ª a vivir!", resum¨ªa H¨¦ctor. La mayor¨ªa de los afectados pagan un alquiler que oscila entre los 900 y los 1.200 euros al mes.

Seg¨²n los vecinos, la casa "estaba siempre parcheada" y ya hace una semana emergi¨® un agujero en una de las viviendas. El due?o se limit¨® a taparlo. "Lleva cuatro a?os diciendo que lo est¨¢ rehabilitando", insist¨ªan con recelo. Julia, de 74 a?os y moradora de la casa desde su nacimiento, recordaba una historia que corre de boca en boca por el edificio: "Aqu¨ª, durante la guerra cay¨® un ob¨²s y no se cay¨®". Ayer tampoco se desplom¨®, pero, seg¨²n los bomberos que intervinieron de urgencia, por muy poco. Las reformas en el almac¨¦n de una futura tienda de flores da?aron "el mach¨®n principal". El mach¨®n principal es esencial para que la casa se sostenga en pie.

Hoy por la ma?ana cada uno de los vecinos recibir¨¢ una llamada de los t¨¦cnicos municipales. Entonces sabr¨¢n cu¨¢ndo y si podr¨¢n regresar a sus casas. Ayer no les dejaron recoger nada, aunque les preguntaron si era necesario "sacar medicinas u otras cosas absolutamente imprescindibles". Una muda para cambiarse de ropa no estaba considerado necesaria. Sin embargo, los seres vivos s¨ª. Una vecina consigui¨® que los bomberos rescatasen a sus dos perros y a un loro que se hab¨ªan quedado en la casa. Tambi¨¦n a su tortuga, Gertrudis, que viaj¨® al hotel en una peque?a arqueta sujetada por su due?a.