La autonom¨ªa de las mujeres como desaf¨ªo
La ca¨ªda de la tasa de fecundidad en el mundo occidental amenaza con ser uno de los grandes problemas del futuro. La inversi¨®n p¨²blica para salir de la crisis abre una oportunidad para cuidar la educaci¨®n infantil
A pesar de los desoladores datos y previsiones sobre la recesi¨®n, las medidas tomadas hasta ahora han sido, adem¨¢s de inquietantemente parcas, carentes de un sistem¨¢tico an¨¢lisis coste-beneficio. Por un lado se habla de la gran oportunidad que esta crisis proporciona para solucionar los problemas estructurales que aquejan a nuestra econom¨ªa, y por otro se aprueban partidas de gasto para obras p¨²blicas sin ni siquiera establecer prioridades o condiciones; como si no diera tiempo a pensar en las dos cosas a la vez. Para constatarlo, basta consultar el Decreto sobre el Fondo Estatal de Inversi¨®n Local y la lista de proyectos aprobados.
Sin embargo, admitida la urgencia, nada impide dedicar el gasto a inversiones social y econ¨®micamente rentables. De hecho, se tarda m¨¢s en imaginar nuevos proyectos que en recordar, sin ir m¨¢s lejos, que la universalizaci¨®n de la educaci¨®n infantil desde los 0 a?os era una promesa electoral para la presente legislatura. Tampoco estar¨ªa mal recordar que lo que se ha desarrollado de la Ley de Dependencia ha sido, sobre todo, la ayuda econ¨®mica por "cuidados en el entorno familiar" (calificada de "excepcional" en la propia Ley), hasta el punto de que los medios de comunicaci¨®n frecuentemente identifican la aplicaci¨®n de la ley con el n¨²mero de estas prestaciones concedidas.
Ahora, ?qu¨¦ mujer, aut¨®ctona o inmigrante, va a decidir tener hijos con la que est¨¢ cayendo?
La falta de independencia femenina se sit¨²a en el centro del actual problema demogr¨¢fico
En un pa¨ªs como Espa?a, que arrastra un d¨¦ficit social hist¨®rico, ?no ser¨ªa oportuno un plan de servicios p¨²blicos para atender a estas necesidades ya que se buscan, y sin duda se buscar¨¢n, destinos para tantas partidas de gasto? A juzgar por las encuestas, la ciudadan¨ªa as¨ª lo demanda. Adem¨¢s, ser¨ªa de justicia aliviar a las mujeres que se est¨¢n sacrificando para suplir la citada falta de servicios. Entonces, ?por qu¨¦ no se hace? El descuido podr¨ªa estar relacionado con ciertos prejuicios obsoletos: m¨¢s servicios p¨²blicos, se piensa, exigir¨ªan gasto para su funcionamiento (no como "arreglar el cementerio", por tomar un ejemplo real), y adem¨¢s liberar¨ªan a muchas mujeres que se lanzar¨ªan a competir con los "cabeza de familia" por el empleo. Pero esas ideas ya no tienen sentido: seg¨²n la EPA del IV trimestre de 2008, el 43% de las "personas de referencia en el hogar" en paro son mujeres. En todo caso, la cifra de los 827.200 hogares con todos sus miembros desempleados nos recuerda, adem¨¢s de dram¨¢ticos casos de mujeres solas con cargas familiares, que el modelo de familia "sustentador masculino/esposa dependiente" es una perfecta trampa de pobreza.
Los servicios p¨²blicos de educaci¨®n infantil son una apuesta altamente rentable. En primer lugar, no solamente generan empleo durante la construcci¨®n de las infraestructuras sino posteriormente. Adem¨¢s, la inversi¨®n se amortiza sobradamente con el aumento de impuestos y cotizaciones sociales resultante del mayor empleo femenino. Asimismo, ayudan a eliminar las ineficiencias que actualmente provoca en el mercado de trabajo el hecho de que las mujeres tengan la etiqueta de "menos disponible". Por ¨²ltimo, contribuyen a disminuir la divisi¨®n del trabajo, que tiene menos sentido econ¨®mico que nunca en el contexto actual de aumento en la esperanza de vida, disminuci¨®n del tama?o familiar, p¨¦rdida de centralidad de la familia como unidad de producci¨®n y alta formaci¨®n de las mujeres.
Pero m¨¢s graves a¨²n que el despilfarro del capital humano actual son los problemas demogr¨¢ficos, es decir, los relacionados con la generaci¨®n y formaci¨®n del capital humano futuro. El nivel de las tasas de fecundidad y la pobreza infantil son asuntos ¨ªntimamente relacionados, y para ambos es imprescindible que las mujeres puedan compatibilizar un empleo de calidad con el n¨²mero de hijos deseados (que, seg¨²n las encuestas, viene a ser una media de 2, 1, justamente el nivel de reemplazo poblacional).
Espa?a tiene unas tasas de fecundidad tan bajas que, de continuar con esta tendencia, a final de siglo la poblaci¨®n espa?ola podr¨ªa llegar a caer hasta aproximadamente 10 millones de personas. Para 2060, la poblaci¨®n mayor de 65 a?os constituir¨ªa ya un 32,3% (frente al 16,6% en 2008); la mayor de 80 a?os un 14,5% (4,6% en 2008). Y todas estas estimaciones son anteriores a la actual crisis econ¨®mica. Ahora, ?qu¨¦ mujer, aut¨®ctona o inmigrante, va a decidir tener hijos con la que est¨¢ cayendo?
La demograf¨ªa y el medio ambiente son los dos grandes retos para un desarrollo econ¨®mico y social sostenible; pero aunque el medio ambiente est¨¢ ya (tibiamente) presente en las consideraciones sobre la crisis, la demograf¨ªa parece seguir siendo tab¨². Por distintas razones, todos los sectores meten la cabeza debajo del ala. Unos conf¨ªan en que el descenso de las tasas de fecundidad se detendr¨¢ si se dificulta el acceso de las mujeres al empleo, a los anticonceptivos y al aborto. Pero las mujeres con un m¨ªnimo nivel de informaci¨®n se las arreglan (a veces a costa de poner en riesgo su propia vida) para no tener m¨¢s hijos de los que desean y esperan poder mantener. Otros creen que la preocupaci¨®n por la demograf¨ªa es un asunto de xenofobia, ignorando que el problema es global.
En Europa, a pesar de que la inmigraci¨®n a¨²n compensa en parte la falta de nacimientos, Alemania y algunos pa¨ªses del Este ya est¨¢n perdiendo poblaci¨®n desde hace a?os; y se estima que hacia 2035 la poblaci¨®n europea total comenzar¨¢ a descender. El crecimiento poblacional se est¨¢ ralentizando tambi¨¦n en la mayor parte de los pa¨ªses de Asia y Am¨¦rica en los que las tasas de fecundidad son a¨²n elevadas. Mientras, contin¨²a la explosi¨®n demogr¨¢fica en el ?frica Subsahariana y en Oriente Pr¨®ximo, precisamente en las zonas m¨¢s pobres y donde las mujeres est¨¢n m¨¢s esclavizadas. La explicaci¨®n es sencilla: las tasas de fecundidad empiezan a descender en todos los pa¨ªses en cuanto las mujeres tienen acceso a la educaci¨®n y al empleo. Esto es bueno cuando las tasas de fecundidad son demasiado altas, no solamente por la superpoblaci¨®n sino precisamente por la pobreza infantil. Pero el descenso no se frena si las mujeres no encuentran las condiciones adecuadas para ser madres sin renunciar a su profesi¨®n. As¨ª es como la falta de autonom¨ªa de las mujeres se sit¨²a en el centro del problema demogr¨¢fico.
El derecho universal a la educaci¨®n infantil de calidad, que a precios de mercado resulta inasequible para la mayor¨ªa de las familias, no solamente es imprescindible para recuperar las tasas de fecundidad a un nivel aceptable sino tambi¨¦n para amortiguar sus oscilaciones con el ciclo econ¨®mico que tantos problemas de planificaci¨®n originan. Francia es un ejemplo con su tasa de fecundidad de 1,9 hijos/as por mujer (en Espa?a tenemos 1,3), aunque no llegue al nivel adecuado. Para mantener tasas de fecundidad altas y estables se necesitan tambi¨¦n otras medidas, principalmente dirigidas a actuar sobre la gran reserva de capital cuidador masculino que hoy sigue en gran medida desaprovechado; pero un sistema p¨²blico de educaci¨®n infantil es una condici¨®n sine-qua-non. Por ¨²ltimo, y no menos importante, la educaci¨®n infantil de calidad es necesaria para garantizar el derecho a una formaci¨®n en igualdad y contribuye substancialmente a disminuir la pobreza infantil.
El sistema p¨²blico de atenci¨®n a la dependencia, junto con la corresponsabilidad de los hombres en el cuidado, es tambi¨¦n un asunto de primer orden cuya dimensi¨®n se puede estimar a partir de las previsiones demogr¨¢ficas, tanto en lo que se refiere a la creciente necesidad de cuidados como a la escasez de personas para cuidar, pero a la hora de la verdad no entra en el lote de los asuntos "serios". A la falta de costumbre de pensar en estos temas se a?ade, como en el caso del medio ambiente, la inercia de moverse en el corto plazo. Sin embargo, es urgente ponerse manos a la obra. Y ya que desgraciadamente la crisis se perfila profunda y larga, bienvenida sea la soluci¨®n keynesiana que nos proporciona recursos y nos da la oportunidad de poner condiciones a su utilizaci¨®n. Sabemos que las medidas tomadas hasta ahora no ser¨¢n las ¨²ltimas, as¨ª que ?no deber¨ªamos estar hace tiempo debatiendo cu¨¢les son esas inversiones que deben mejorar la productividad y posibilitar un desarrollo sostenible? ?Qu¨¦ mejor ocasi¨®n para un verdadero New Deal inclusivo, feminista, ecol¨®gico y demogr¨¢ficamente viable?
Mar¨ªa Pazos Mor¨¢n es investigadora del Instituto de Estudios Fiscales. Su ¨²ltimo libro publicado es Econom¨ªa e Igualdad de G¨¦nero: Retos de la Hacienda P¨²blica en el Siglo XXI.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.