Sorpresa
Ignoro si estaba en la intenci¨®n de los anunciantes, pero lo del autob¨²s ateo parece una respuesta ir¨®nica y amable a siglos de intolerancia religiosa. El cardenal Rouco Varela, por su edad, debe de recordar perfectamente cuando en este pa¨ªs te ped¨ªan el certificado de bautismo hasta para ir al ba?o (el de penales y el de bautismo, no siempre en este orden). Tal vez el propio Rouco los exped¨ªa y los cobraba, pues costaban un dinero. Por su edad, debe de recordar tambi¨¦n los d¨ªas en los que la Iglesia ten¨ªa el monopolio absoluto de la educaci¨®n (que no se trataba precisamente de una educaci¨®n para la ciudadan¨ªa). Quiz¨¢ no haya olvidado los m¨¦todos violentos (tanto desde el punto de vista f¨ªsico como psicol¨®gico) con los que te met¨ªan la idea de Dios (de su Dios) por donde te cupiera. No es tan mayor como para no haber visto las procesiones en las que Franco era llevado bajo palio junto al Alt¨ªsimo. Quiz¨¢ ¨¦l mismo sostuvo alguno de los palos del dosel. A¨²n sin saber a ciencia cierta su fecha de nacimiento, estoy seguro de que le tuvieron que llegar noticias de las barbaridades perpetradas por los curas castrenses en el ej¨¦rcito del General¨ªsimo. Quiz¨¢ en alg¨²n momento de insomnio (a su edad abundan) le vengan a la memoria los tribunales eclesi¨¢sticos, aut¨¦nticos tenderetes jur¨ªdicos donde los ricos anulaban sus matrimonios mientras a los pobres se les prohib¨ªa el divorcio. Dadas sus responsabilidades actuales, Rouco no puede ignorar las dificultades que la Iglesia pone a quienes, habiendo sido bautizados a la fuerza, pretenden apostatar de ese Dios tan simp¨¢tico (y tan h¨¢bil para los negocios). Y conste que no hablamos de Galileo ni de la Inquisici¨®n, sino de ayer mismo, de cosas que han visto personas como yo. De ah¨ª que sorprenda tanto su virulenta reacci¨®n frente a una campa?a ingenua y en absoluto agresiva.
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