En la era anti-Salinger
Hace algunos a?os, el novelista norteamericano John Updike se quej¨® de que, por primera vez en su vida, su editorial lo obligaba a visitar librer¨ªas y leer cap¨ªtulos de su nueva novela, para promocionarla. Desde entonces, las cosas no han hecho m¨¢s que intensificarse. Vemos a los escritores en todas partes: est¨¢n presentando libros en ferias, discutiendo la obra de otros autores en festivales de literatura que no cesan de proliferar... Pronto, todas las ciudades del mundo tendr¨¢n un festival o una feria del libro.
Si Updike se quejaba era porque pertenec¨ªa a otra ¨¦poca: su gesto era la versi¨®n m¨ªnima de Salinger y Pynchon, quienes decidieron desaparecer para que la obra hablara por cuenta propia. Hoy, en la era anti-Salinger, son pocos los escritores que dicen no a las invitaciones. Los m¨¢s creativos aceptan la invitaci¨®n, y luego buscan la manera de estar sin estar. Es el caso del peruano-mexicano Mario Bellatin, que a veces ha tenido presentaciones en las que no ha hablado una sola palabra. Unas diapositivas y una grabadora con su voz han hecho lo suyo. Bellatin dice al respecto: "escribo porque es la ¨²nica manera que tengo de expresarme... ?Por qu¨¦ ponen tanto el cuerpo los escritores? ?De qu¨¦ se trata, es teatro o es una performance? ?Gana quien deslumbra m¨¢s, el que hace m¨¢s piruetas?"
Durante un buen tiempo, yo pens¨¦ que el fen¨®meno de la proliferaci¨®n de festivales y ferias del libro se deb¨ªa sobre todo a un tema de gesti¨®n de la cultura: las ciudades -las grandes, las medianas, las peque?as— necesitan una amplia oferta cultural, y una de las cosas de m¨¢s amplia difusi¨®n e impacto resulta ser el festival de literatura. En mis momentos m¨¢s optimistas, tambi¨¦n cre¨ª que se pod¨ªa tratar de un resurgimiento del inter¨¦s en la literatura. El libro vuelve a ocupar un lugar privilegiado, me dije; con la rom¨¢ntica recuperaci¨®n de su aura, todos quieren tener un escritor a mano.
Esos factores s¨®lo explican una parte del fen¨®meno. Ahora creo que la cosa es m¨¢s compleja, y no tan optimista. El exceso de festivales, de ferias de libro y de congresos, se debe principalmente a una conjunci¨®n de ansiedades. Por un lado, en una ecolog¨ªa de medios inundada de ofertas, las editoriales deben luchar para hacerse de un espacio, y los deseos de promocionar a sus autores van de la mano con el inter¨¦s genuino de los promotores culturales para dar relevancia al libro. Por otro lado, hay una creciente sensaci¨®n de que la palabra escrita ya no es suficiente. ?sta necesita que la acompa?e la figura del autor, la lectura de un texto en voz alta, la performance.
Hay una respuesta para la aguda pregunta de Bellatin ("?por qu¨¦ ponen tanto el cuerpo?"): a pesar del star system que los acompa?a estos d¨ªas, los escritores saben que se sostienen en un lugar muy precario. Si los vemos por todas partes, debemos preocuparnos: significa que una nueva fe ha tomado los templos, y que el autor, con el fervor de los cruzados, ha salido a defender la novela, la poes¨ªa, el ensayo.
Edmundo Paz Sold¨¢n (Cochabamba, Bolivia, 1967) publicar¨¢ el pr¨®ximo 4 de febrero la novela Los vivos y los muertos (Alfaguara, Madrid. 200 p¨¢ginas, 15,50 euros).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.