?Alerta naranja? Yo no he sido
Las instituciones se acusan por la descoordinaci¨®n ante el temporal - Los intermediarios de cada aviso se multiplican y complican un sistema que es sencillo, pero no siempre llega al ciudadano
Nieve, lluvia, viento: un plan tentador. Coinciden en ello los viajeros atrapados durante d¨ªas en Barajas y los conductores que casi abandonan a sus familias para iniciar una nueva vida en carreteras aisladas; tambi¨¦n los que se quedaron sin luz por el vendaval de esta semana. Uno de los regalos que deja el temporal es el espect¨¢culo de las Administraciones acus¨¢ndose mutuamente de inoperancia. El term¨®metro se ha helado tomando la temperatura de la coordinaci¨®n estatal. Compa?eros de bancada ministerial se han peleado para no ser ellos quienes se queden con la patata caliente.
Una porci¨®n importante de los coscorrones ha sido para la Agencia Estatal de Meteorolog¨ªa (Aemet). "Les invito a que miren las previsiones que ofrecieron ayer las televisiones", carg¨® la ministra de Fomento, Magdalena ?lvarez, cuando le acusaron por permitir que las carreteras de medio pa¨ªs se convirtieran en una reserva de ping¨¹inos. La Aemet ha tenido casi que pedir perd¨®n porque todas las borrascas se le desviaban para ir a depositar su nieve a 50 kil¨®metros de donde estaba previsto.
Los c¨®digos var¨ªan: lo que un organismo llama rojo, para otro es negro o un 3
La meteorolog¨ªa de Catalu?a no est¨¢ conectada con la agencia estatal
Cada entidad -ferrocarriles, AENA- tiene sus propios protocolos
S¨®lo el 15% de las carreteras depende del Ministerio de Fomento
El blanco ha sido el color de la temporada, pero amarillo y naranja se han ganado un sitio en peri¨®dicos, radios y televisiones. La paleta de colores que define las alarmas meteorol¨®gicas se ha convertido en parte sustancial del debate pol¨ªtico y ciudadano. El Plan Nacional de Predicci¨®n de Meteorolog¨ªa Adversa (Meteoalerta) contempla cuatro niveles de alarma. Las cosas se ponen feas a partir del naranja, signo de un riesgo importante. El rojo es el plato fuerte del men¨²: riesgos meteorol¨®gicos extremos por su intensidad, infrecuencia y peligro. Para preservar su sabor apocal¨ªptico, se recomienda no utilizarlo m¨¢s de una vez al a?o. El naranja admite hasta cinco o seis usos. Con el amarillo es otra cosa: los mapas de Protecci¨®n Civil se pintan con alegr¨ªa de este color. Es una simple llamada para permanecer atento a la predicci¨®n meteorol¨®gica.
El lenguaje del sem¨¢foro se comenz¨® a utilizar oficialmente hace dos a?os. Es una de las innovaciones introducidas por el Meteoalerta, punto de encuentro entre la Aemet (dependiente del Ministerio de Medio Ambiente) y Protecci¨®n Civil (Interior). Este plan de emergencia comprende alertas y planes de actuaci¨®n para lluvias, nevadas, vientos, tormentas, temperaturas extremas, fen¨®menos costeros, tormentas de polvo, aludes, galernas cant¨¢bricas, rissagas en Baleares, nieblas, deshielos, olas de calor y de fr¨ªo y tormentas tropicales. Casi nada.
El plan, com¨²n para toda Europa, lo impuls¨® la constataci¨®n de que comunicar a la poblaci¨®n la cercan¨ªa de una alarma meteorol¨®gica resultaba m¨¢s dif¨ªcil que predecirla. As¨ª, con los colores, la situaci¨®n se vuelve cristalina: si hay alerta naranja, toca poner cadenas y preparar chaquetones. ?O m¨¢s bien beber mucha agua y no exponerse al sol? Todo depende de la estaci¨®n del a?o y de los umbrales meteorol¨®gicos en cada provincia y comunidad. ?Queda claro, no? Quiz¨¢ no tanto.
Los umbrales se fijan siguiendo el principio de que una tormenta no es igual de peligrosa en el Levante -donde no se alcanzar¨ªa la alerta roja por lluvias hasta los 90 litros por metro cuadrado gracias a que sus infraestructuras y equipos de emergencia est¨¢n preparadas para recibir cada a?o la gota fr¨ªa- que en Melilla, donde unas precipitaciones de 70 litros por metro cuadrado en octubre sumieron a la ciudad aut¨®noma en el caos.
La intervenci¨®n ante una emergencia es competencia de las comunidades. Los protocolos de cada autonom¨ªa definen c¨®mo se acomete la acci¨®n. Por ejemplo, Madrid maneja el Platercam, su propio plan para nevadas. Los gobiernos auton¨®micos introducen una nueva complicaci¨®n: las alarmas de colores se convierten en alertas num¨¦ricas. Las alertas se fijan teniendo en cuenta elementos puntuales, como la cantidad de quitanieves disponibles, el nivel de los r¨ªos... El resultado es una progresi¨®n de cero a cuatro. Nivel 0, preemergencia; nivel 1, el ayuntamiento de turno gestiona la situaci¨®n; nivel 2, la ayuda de la comunidad es necesaria; y nivel 3, alarma nacional.
Cuando se considera que las situaciones constituyen alarmas nacionales, las comunidades piden ayuda urgente al Ministerio de Interior. En ese momento, adem¨¢s de fuerzas de seguridad y Protecci¨®n Civil, Interior puede movilizar recursos de otros ministerios, como las Unidades Militares Especiales de Defensa.
A todo esto hay que a?adirle los protocolos propios de muchas corporaciones de transportes y gestoras de infraestructuras. AENA o los ferrocarriles tienen los suyos propios. En la DGT, el negro es la c¨²spide y se alcanza cuando la carretera es intransitable. Luego siguen rojo, verde y amarillo. Toda esta ensalada de n¨²meros y colores se baraja y se extiende sobre la mesa. El Ministerio de Interior reparte el juego.
Con estos mimbres, la coordinaci¨®n no siempre resulta sencilla. Por ejemplo, en el caso de las emergencias en carreteras, hay muchos implicados. 26.000 kil¨®metros (el 15% del total) dependen de Fomento, los otros 140.000 kil¨®metros de los gobiernos auton¨®micos, diputaciones forales, consells... ?sa es una de las razones por las que, en su comparecencia de la semana pasada en el Congreso de los Diputados, la ministra ?lvarez insisti¨® en la necesidad de repartir responsabilidades. Tambi¨¦n apunt¨® la necesidad de fortalecer los sistemas de cooperaci¨®n entre la Administraci¨®n central y las autonom¨ªas, y establecer planes de acci¨®n m¨¢s directos.
La eterna lucha de las competencias auton¨®micas produce situaciones dif¨ªcilmente explicables. En el Departamento de Medio Ambiente y Vivienda de la Generalitat, responsable del Servei Metereol¨°gic de Catalunya, reconocen que no guardan absolutamente ning¨²n contacto con la Aemet. Los partes de la agencia nacional llegan a la Generalitat y se van directamente a la papelera. Tambi¨¦n Galicia y Pa¨ªs Vasco cuentan, adem¨¢s de con los correspondientes centros regionales del Aemet, con sus propias agencias meteorol¨®gicas. "Pero nosotros estamos obligados por ley a informarles", explica ?ngel Rivero, portavoz de Aemet.
Otra cuesti¨®n fundamental es averiguar para qu¨¦ sirven tantas alarmas si, a pesar de todo, los conductores se lanzan a las carreteras con nieve. El 26% reconoce en una encuesta del Real Autom¨®vil Club de Espa?a (Race) que sale a carretera pese a los avisos. Ante el discreto ¨¦xito que ha tenido el dispositivo de alarmas, el ejecutivo ha anunciado que activar¨¢ campa?as de sensibilizaci¨®n m¨¢s activas.
La cuesti¨®n es fundamental. Mientras las previsiones crecen en precisi¨®n, los ciudadanos se desentienden de los boletines o no comprenden qu¨¦ significan. "El problema est¨¢ en los sistemas de alerta, no en los de predicci¨®n. ?sa fue la gran lecci¨®n del tsunami", dijo Francisco Cadarso, presidente de la Agencia Espa?ola de Meteorolog¨ªa, durante un ciclo de conferencias de la Organizaci¨®n Meteorol¨®gica Mundial (OMM) en 2007. "Las advertencias son ¨²tiles ¨²nicamente en caso de que la poblaci¨®n las crea, comprenda y act¨²e al respecto", le apoy¨® Dieter Schiessl, director de la OMM, vinculada a Naciones Unidas.
No es una exageraci¨®n. Cuando el hurac¨¢n Katrina arras¨® Nueva Orleans, la falta de informaci¨®n emergi¨® como una de las causas de la muerte de m¨¢s de 1.800 personas.
Estados Unidos no estuvo informativamente a la altura de otros pa¨ªses habituados a sufrir huracanes. La contraposici¨®n con Cuba es inevitable. La isla caribe?a informa puntualmente ante la proximidad de cualquier fen¨®meno meteorol¨®gico agresivo. Todos los movimientos de las tormentas se radian y los boletines informativos son continuos. A fuerza de escucharla, los ni?os conocen la escala de huracanes de Saffir-Simpson tan bien como la tabla de multiplicar. O mejor.
El sistema de difusi¨®n de informaci¨®n al ciudadano en Espa?a se basa en el libre albedr¨ªo. La Aemat tiene disponible en su web www.inforiesgos.es todas las alarmas y mapas posibles. Cualquier medio puede acceder a ellos y difundirlos. Sin embargo, mientras los avisos a instituciones y entidades est¨¢n perfectamente regulados -con horarios, ¨®rdenes de boletines cada vez que la situaci¨®n rebase un umbral...- la radiotelevisi¨®n p¨²blica es una de las pocas instituciones nacionales a las que Aemet no est¨¢ obligada a distribuirle sus boletines.
RTVE tampoco est¨¢ obligada a seguir ning¨²n protocolo. La corporaci¨®n defiende su cobertura meteorol¨®gica y matiza que es importante informar sin crear alarmas innecesarias. "Cuando ha sido preciso, hemos modificado nuestra programaci¨®n con avances informativos y los contenidos de los espacios de noticias y de actualidad se han adecuado a lo que la situaci¨®n demandaba", a?ade un portavoz. Tampoco renuncia al placer de cargar contra otros: "Un incremento de la prevenci¨®n radica en un buen y detallado pron¨®stico, m¨¢s que en una actualizaci¨®n minuto a minuto del fen¨®meno".
No se pueden crear paralelismos entre la cobertura que requiere un fen¨®meno tan grave como un hurac¨¢n y una nevada, pero es cierto que el colapso de las infraestructuras espa?olas ante un fen¨®meno relativamente previsible como la nieve en los d¨ªas m¨¢s fr¨ªos del invierno puede ser poco tranquilizador ante una eventual cat¨¢strofe.
Previsiones desbordadas en Sant Boi
Los sistemas de previsi¨®n meteorol¨®gica son cada vez m¨¢s precisos. Los datos que recopilan los sat¨¦lites se complementan peri¨®dicamente con radares a pie de tierra y las mediciones de los centros regionales. Aun as¨ª, la infalibilidad queda a¨²n lejos y los errores de los sistemas de alerta tienen a menudo consecuencias tr¨¢gicas.
Cuatro ni?os murieron el s¨¢bado pasado cuando jugaban al b¨¦isbol en un campo de entrenamientos cubierto en la localidad catalana de Sant Boi (Baix Llobregat). El techo de la instalaci¨®n deportiva salt¨® por los aires y el t¨²nel de bateo se hundi¨® bajo una avalancha de bloques de cemento.
El Servei Metereol¨°gic de Catalunya alert¨® el viernes a los servicios de emergencia de la Generalitat (CECAT) de los riesgos. El CECAT act¨²a apoy¨¢ndose en las previsiones de este servicio y no toma en cuenta las del centro catal¨¢n de la agencia estatal Aemet. El CECAT avis¨® de la alerta por temporal al Ayuntamiento de Sant Boi, junto a todos los consistorios catalanes.
Los avisos comenzaron a llegar el mismo viernes por correo electr¨®nico y fax. El bolet¨ªn de emergencias se?alaba que el viento representaba una alerta de nivel 1, es decir, una situaci¨®n de riesgo con velocidades de hasta 90 kil¨®metros por hora. En ese momento, nadie previ¨® que las puntas del vendaval alcanzar¨ªan los 150 kil¨®metros por hora. Esa velocidad se puede equiparar a un nivel 2: riesgo alto por vientos superiores a los 125 kil¨®metros por hora. Cinco minutos despu¨¦s del accidente, con la polic¨ªa y los bomberos ya desescombrando, volvi¨® a llegar el fax que alertaba sobre vientos de 90 kil¨®metros por hora.
Fuentes del ayuntamiento de Sant Boi insisten en que, con la informaci¨®n que manejaban, el accidente era inevitable. El dispositivo que activaron comprendi¨® polic¨ªas locales, bomberos y voluntarios de Protecci¨®n Civil.
Lo m¨¢ximo que se preve¨ªa eran desprendimientos de tejas y alg¨²n ¨¢rbol derribado. "De haber sabido que el viento ser¨ªa tan fuerte, habr¨ªamos activado un protocolo m¨¢s exigente", explica la misma fuente. Eso habr¨ªa incluido avisos a la poblaci¨®n para que se resguardaran, llamamientos a colegios, anuncios radiof¨®nicos, patrullajes...
Alarmas y planes de emergencia funcionaron regularmente, pero el vendaval hab¨ªa desbordado las previsiones. Todos los expertos en seguridad ciudadana consultados coinciden en que no hay culpables: las fuerzas de la naturaleza resultan imprevisibles. En privado, algunos responsables auton¨®micos apuntan que muchos ayuntamientos no siempre disponen de planes de actuaci¨®n adecuados. En Sant Boi, para despejar cualquier duda, niegan que este sea
"La predicci¨®n siempre es una probabilidad", explica ?ngel Rivera, portavoz de Aemet. Los boletines de informaci¨®n ya avisan sobre su car¨¢cter no infalible. Siempre se comprenden tres grados de probabilidad para cada fen¨®meno. Muy probable es el que pasar¨¢ con un 70% de posibilidades; probable, entre un 40% y un 70%; posible, menos del 40%.
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