Israel y el s¨ªndrome del ni?o maltratado
Ser¨ªa Josep Pla, con su libro Israel 1957, quien iniciar¨ªa una analog¨ªa entre Catalu?a e Israel, una admiraci¨®n hacia el Astado hebreo que sienten algunos intelectuales y pol¨ªticos nacionalistas que ha salido de nuevo a la luz tras las manifestaciones por Gaza. Se preguntaba Pla: "?C¨®mo es posible que puedan vivir dos millones de hombres y mujeres en un espacio de tierra que durante 2.000 a?os ha sido un desierto? ?C¨®mo ha sido posible establecer en este espacio, que hace cuatro d¨ªas era un desierto de arena y rocas, 1,5 millones de personas de todas las m¨¢s diversas procedencias y darles un tono general de vida al que no han llegado todav¨ªa algunos espacios europeos?(...) Israel, un territorio que fue abandonado durante casi dos milenios, recibe, ahora, una inmigraci¨®n a caudal".
Se han puesto en el mismo saco pintadas en una sinagoga con las cr¨ªticas de la izquierda a la pol¨ªtica israel¨ª
El libro muestra esta admiraci¨®n hacia esos pioneros que convertir¨ªan en vergel un lugar que para Pla estaba vac¨ªo a excepci¨®n de unos pocos pastores. De alguna manera encuentra un pueblo que cumple ese refr¨¢n que se atribuye a los catalanes, que de las piedras hacemos panes. Pero ser¨ªa Jordi Pujol quien descubrir¨ªa en Israel una cualidad que deseaba para los catalanes. Esa conciencia de pueblo, esa capacidad de hacer resucitar un idioma, el hebreo, que de ser una lengua muerta pasa en pocos a?os a ser hablada por millones de personas. Junto a esa tenacidad en defensa de la identidad y capacidad de renacer, hay otra identificaci¨®n entre el car¨¢cter catal¨¢n y el jud¨ªo relativo a la capacidad de crear riqueza mediante la inversi¨®n y el trabajo tantas veces criticada por el estereotipo del catal¨¢n taca?o.
Por m¨¢s que hace siete a?os ERC viviera un debate interno con relaci¨®n al conflicto palestino que generar¨ªa cambios en los responsables de relaciones internacionales, esta corriente de opini¨®n proisrael¨ª no se dar¨ªa a conocer suficientemente hasta 2003, sum¨¢ndose a las voces que repet¨ªan que el culpable de que no se hubiera alcanzado la paz era Arafat, que no permit¨ªa a los palestinos expresarse en democracia. Concurren as¨ª diversas voces, algunas con un excelente conocimiento y rigor, como es el caso de J. B. Culla, junto a otras que defienden la pol¨ªtica de Israel desde posiciones emocionales.
Algunos de estos intelectuales se han sentido amenazados ahora por escritos repartidos en las manifestaciones por Gaza. Evidentemente, estas amenazas deben condenarse puesto que cada cual es libre de opinar. Pero desde estos sectores defensores de la pol¨ªtica israel¨ª se ha acusado a aquellos que criticamos la ofensiva de Gaza y la extensi¨®n del muro y los asentamientos, calific¨¢ndonos de antisemitas. Son valoraciones, centradas en la persona de Joan Saura, a las que se han sumado el embajador de Israel y portavoces de la comunidad israel¨ª catalana. As¨ª, se han puesto en el mismo saco pintadas realizadas en una sinagoga por un militante de extrema derecha, ya identificado, la agresi¨®n del pasado viernes a un empleado de la sinagoga del Call, con las cr¨ªticas a la pol¨ªtica israel¨ª realizadas desde la izquierda, vivi¨¦ndose una gran tensi¨®n entre la comunidad jud¨ªa catalana y asociaciones nada antisemitas, como Amical Mauthausen, con motivo del D¨ªa del Holocausto.
Con actitudes como ¨¦sta demuestran que buena parte de la sociedad israel¨ª padece el denominado s¨ªndrome del ni?o maltratado, s¨ªndrome que pueden padecer quienes fueron v¨ªctimas de agresiones en su infancia y cuando reciben un no en el futuro, en lugar de tomarlo como lo que es, lo identifican a una nueva agresi¨®n de aquellos que les atacaron. Adem¨¢s, quien padece este s¨ªndrome suele reproducir alguno de los m¨¦todos que sufri¨® de ni?o, tal vez porque no es consciente que ¨¦l es ahora el agresor, tal vez porque se siente legitimado por su necesidad de autodefensa a vulnerar las normas. Si una sociedad democr¨¢tica se cree legitimada para bombardear oficinas de la ONU y Cruz Roja, significa que ha asumido alguno de los m¨¦todos asesinos que padeci¨®. Decir que Israel construye un Estado racista, condena a los palestinos al gueto o al exilio y comete cr¨ªmenes de guerra no significa asumir el antisemitismo de H¨ªtler o Isabel la Cat¨®lica.
Xavier Rius Sant es periodista.
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