Muertes juveniles
Juan Gabriel Tokatlian, soci¨®logo, director de Ciencia Pol¨ªtica y Relaciones Internacionales de la Universidad de San Andr¨¦s, en Buenos Aires, opina que igual que existe la palabra genocidio para designar el intento de acabar con una raza o feminicidio para nombrar el homicidio de mujeres, deber¨ªa existir una palabra para designar el homicidio de los j¨®venes, y que esa palabra deber¨ªa nacer en Am¨¦rica Latina, porque es ah¨ª donde los j¨®venes de entre 15 y 24 a?os corren m¨¢s peligro de ser asesinados que en cualquier otro lugar del mundo.
El homicidio en Am¨¦rica Latina es un problema fundamentalmente juvenil, algo que no ocurre ni en Am¨¦rica del Norte, con toda su fama de violencia adolescente, ni, por supuesto, en Europa. Incluso en ?frica se trata de otro fen¨®meno, quiz¨¢ m¨¢s letal, pero diferente: los j¨®venes africanos no mueren v¨ªctimas del homicidio perpetrado por otro joven, sino como consecuencia de su participaci¨®n en conflictos armados dirigidos por adultos.
Un joven latinoamericano corre 36 veces m¨¢s riesgo de ser asesinado que uno europeo
La ¨²nica soluci¨®n que parece plantearse la sociedad es rebajar la edad penal y llenar las c¨¢rceles de adolescentes
Los datos del ¨²ltimo estudio sobre violencia juvenil elaborado por la Red de Informaci¨®n Tecnol¨®gica Latinoamericana (Ritla), un instituto de car¨¢cter intergubernamental dedicado a la investigaci¨®n (http://www.ritla.net/), son demoledores. Un joven latinoamericano corre treinta veces m¨¢s riesgo de ser asesinado que un joven europeo: 36,6 v¨ªctimas menores de 24 a?os por cada 100.000 habitantes en Am¨¦rica Latina por 12 en Am¨¦rica del Norte y 1,2 en Europa. No se trata de algo que ocurra s¨®lo en Brasil o en Colombia. Los mayores ¨ªndices de homicidio juvenil se dan ahora en Centroam¨¦rica, pero incluso en pa¨ªses como Argentina, donde no existen ¨ªndices de violencia tan aplastantes como en esas otras ¨¢reas latinoamericanas, los datos indican que el porcentaje de v¨ªctimas juveniles de homicidio duplica pr¨¢cticamente al del resto de la poblaci¨®n, algo que no sucede en otros continentes, donde el asesinato y el homicidio no est¨¢n especialmente vinculados a los menores de 24 a?os.
"Si el panorama regional de homicidios entre la poblaci¨®n general es elevado, el tema se vuelve realmente grave cuando se trata de analizar los homicidios juveniles", insiste el autor del mapa de la violencia de la Ritla, Julio Jacobo Waiselfisz. El estudio llega tambi¨¦n a otra conclusi¨®n sorprendente: en t¨¦rminos generales, los pa¨ªses en los que la tasa de homicidios es superior a la tasa de suicidios son la excepci¨®n y no la regla. En este caso, de los 83 pa¨ªses de todo el mundo analizados, s¨®lo 22 presentan tasas de homicidio superiores a las de suicidio, y de esos 22, nada menos que 12 son pa¨ªses de Am¨¦rica Latina; 5, del Caribe, y 1 m¨¢s, el 18, es Puerto Rico, "con indudable afinidad regional". En todos ellos, el grado de victimizaci¨®n de los j¨®venes es superior al de los adultos. La violencia juvenil, explica Waiselfisz, no siempre est¨¢ vinculada a la delincuencia. "A veces son formas de colectivizaci¨®n alternativas, propias de la juventud, que no parece encontrar respuesta ni en la familia, ni en la escuela, ni en la propia sociedad para satisfacer sus demandas y necesidades".
Sin embargo, en muchas ocasiones esa "colectivizaci¨®n alternativa" acaba tambi¨¦n en la comisi¨®n de otros delitos. La ¨²nica soluci¨®n que parecen plantearse las sociedades latinoamericanas (como las europeas) es bajar la edad de la responsabilidad penal y llenar las c¨¢rceles de adolescentes. En Buenos Aires, una ciudad tradicionalmente poco violenta, pero que se siente ahora abrumada por una creciente sensaci¨®n de inseguridad, se abren todos los d¨ªas 81 nuevas causas en las que est¨¢n implicados ni?os y adolescentes: m¨¢s de seis mil menores est¨¢n ya acusados de delitos.
Carmen Argibay, encargada en la Corte Suprema argentina de los asuntos de la infancia, provoc¨® recientemente una fuerte pol¨¦mica al enfrentarse con los pol¨ªticos que demandan de los jueces "m¨¢s mano dura" y situar la responsabilidad penal por debajo de los 16 a?os que fija ahora la ley. Argibay apoy¨® un fallo de la Corte que no permiti¨® la salida de un grupo de chicos de entre 14 y 16 a?os internados en un instituto de menores de Buenos Aires. "Habr¨ªa que rehacer esos institutos, mejorarlos, pero la cuesti¨®n es que esos muchachos se convierten en blancos m¨®viles en cuanto salen a la calle", protest¨®. Seg¨²n el diario Clar¨ªn, 400.000 menores de la provincia de Buenos Aires no estudian ni trabajan. Cerca de 150.000 ni?os del conurbano porte?o no disponen siquiera de documentos de identidad, seg¨²n una ONG especializada en el tema. Y Argentina no es, ni mucho menos, el pa¨ªs latinoamericano con mayores ¨ªndices de desigualdad, violencia o pobreza. Buena parte de Centroam¨¦rica, Colombia, Brasil y M¨¦xico duplican y cuadruplican esos ¨ªndices de desarraigo y violencia juvenil. -
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