Un motor inm¨®vil
La promesa de Rodr¨ªguez Zapatero a los compromisarios del ¨²ltimo congreso del PSOE -"Pisaremos el acelerador del cambio, no nos van a detener"- ha topado con la Iglesia de Roma. No habr¨¢ avances en la laicidad del Estado. Se ve¨ªa venir desde que el Gobierno, en la pasada legislatura, aument¨® un 34% la financiaci¨®n a los obispos con dinero p¨²blico. Tambi¨¦n acept¨® entonces la renuncia de los prelados a su solemne compromiso de autofinanciarse. Ning¨²n otro Gobierno se hab¨ªa atrevido a ceder tanto.
Resueltas tan generosamente las eternas disputas sobre la pitanza, el Ejecutivo pens¨® que el Vaticano y la Conferencia Episcopal suavizar¨ªan sus execraciones. No ha ocurrido. Roma sigue percibiendo al Gobierno de Zapatero como una amenaza de contagio sobre una Europa que Benedicto XVI cree ya "vi?a devastada por jabal¨ªes". As¨ª que la presi¨®n permanece, implacable, no s¨®lo contra la asignatura de Ciudadan¨ªa, sino para espantar avances hacia la plena neutralidad o aconfesionalidad del Estado ante las religiones. No habr¨¢ m¨¢s reformas del viejo concordato nacionalcat¨®lico, ni se suprimir¨¢n los s¨ªmbolos religiosos en los espacios p¨²blicos, la jura de ministros ante el crucifijo o los funerales de Estado cat¨®licos. Adem¨¢s, los obispos har¨¢n p¨²blico pronto un documento dur¨ªsimo contra la anunciada ampliaci¨®n de la ley que despenaliz¨® el aborto.
Los estrategas del PSOE sostienen que un enfrentamiento grave con la Iglesia de Roma cuesta a su partido hasta dos millones de votos. Es el v¨¦rtigo que disculpa la luna de miel que hoy escenifican en el palacio de la Moncloa el primer ministro del Papa y el presidente espa?ol. La visita del cardenal Bertone es privada (para hablar sobre derechos humanos ante la Conferencia Episcopal, invitado por Rouco). Finalmente, el Gobierno la ha convertido en una visita de Estado como nunca se hab¨ªa visto en casos semejantes. El franciscano Bertone ver¨¢ a todo el escalaf¨®n, desde el ministro Moratinos, pasando por la vicepresidenta De la Vega, el presidente Zapatero y el Rey. Parodiando al cl¨¢sico, las elecciones bien valen una misa.
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