Los 'clicks'
A pesar de que los discursos pol¨ªticos est¨¢n siempre trufados con la palabra futuro, no veo, en la vida p¨²blica, m¨¢s que un inter¨¦s por enredarnos en lo que tenemos delante de las narices. Hay esp¨ªas, muy bien. Hay un partido opositor que, lejos de contribuir a la necesaria operaci¨®n de salvamento del pa¨ªs, anda gestionando su propia descomposici¨®n, de acuerdo. Pero ?es esto todo de lo que debemos hablar? Cuando hace un a?o, el presidente pronunci¨® (al fin) la c¨¦lebre palabra, crisis, muchos ten¨ªamos la vana esperanza de que dicha audacia verbal conllevar¨ªa una especie de regeneraci¨®n, un mayor inter¨¦s hacia lo esencial.
Detr¨¢s de la crisis financiera internacional, detr¨¢s del desastre propio, se agazapan algunos asuntos en los que la palabra futuro se contiene en mayores dosis que en el resto. Me refiero a la educaci¨®n, tanto escolar como casera, al impulso de la ciencia, en fin, a esa base que hace a los pa¨ªses competitivos. Si hace unos a?os el alarmante aumento del fracaso escolar en Alemania puso en jaque a su clase pol¨ªtica, aqu¨ª el asunto se relega enseguida a las p¨¢ginas traseras de la actualidad, a las que acudimos los que intuimos que ah¨ª est¨¢ la clave. Si en Holanda hay un debate sobre el uso desproporcionado de la medicaci¨®n contra el s¨ªndrome de hiperactividad infantil y el asunto se relaciona con la ansiedad que nuestro modelo de sociedad genera en los ni?os, aqu¨ª los hacedores del futuro parecen conformarse con leer un titular que nos informa de que ese s¨ªndrome se ha triplicado en los ¨²ltimos cuatro a?os. Leo la necrol¨®gica del genio inventor de los clicks de Playmobil, Hans Beck, y se me vuelve de pronto simb¨®lica. ?ste es un mundo que habr¨ªa que mejorar de base. Regresar a aquel momento en que las criaturas a¨²n se sent¨ªan satisfechas sentadas en el suelo, con sus clicks y su coche de bomberos.
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