Fen¨®menos costeros
Con tanta lluvia, viento, fr¨ªo quenindiola y las nieves del tiempo plateando su sien, Galicia est¨¢ que no se aclara con las isobaras.
-?Iso! ?Bares! ?M¨¢is bares! ?E tango! ?Viva Gardel!
Er..., s¨ª, vale, bueno, claro. Pero se trata de que el tiempo para Galicia, como para Einstein, es siempre relativo. El problema est¨¢ en el clima; al que tambi¨¦n llamamos tiempo -cierto es- pero no se trata del que se mide con reloj sino con bar¨®metro. La alarma general ante este invierno, que parece el de Stalingrado en 1942, se junta con la proximidad de las elecciones y nos trae tormentas pol¨ªticas: los que gobiernan no quieren meter la pata en las previsiones y las predicciones; y los que no, pretenden hacer su agosto (valga la contradicci¨®n) denunciando las imprevisiones, la escasez de m¨¢quinas quitanieves, el atraso de las ciencias meteorol¨®gicas y el retraso a la hora de reponer postes de luz. Un clima preelectoral resopla por el norte.
Podr¨ªamos proponerle a la familia Franco cambiarle el pazo de Meir¨¢s por el monte Gai¨¢s
Hay alertas amarillas, naranjas y rojas (las negras ya las tenemos con los petroleros) pero el lenguaje se reinventa. Se anuncia estos d¨ªas que Galicia est¨¢ en alerta permanente por "fen¨®menos costeros". ?Ein? Esto tiene que salir de alg¨²n despacho de secano porque, si no, es inexplicable. Un fen¨®meno costero puede ser cualquier cosa: la especulaci¨®n inmobiliaria, una chavala en top-less o mi abuela comprando un bomb¨®n helado en el chiringuito, por poner alg¨²n ejemplo. Quiz¨¢ lo que quer¨ªan decir es que la flota pesquera lo tiene muy chungo y que no conviene acercarse a los paseos mar¨ªtimos para hacer fotos al fen¨®meno en cuesti¨®n. El mar de fondo sale a la superficie como "tolmenta en velano, que apalece cuando menos se piensa", dec¨ªa Charlie Chan, y se traga al audaz y fugaz fot¨®grafo con un zarpazo de diez metros de altura. El mar es una cosa muy seria. ?A nosotros nos lo van a decir!
Los fen¨®menos costeros son asunto a estudiar, dada nuestra posici¨®n geogr¨¢fica, social, biol¨®gica y cultural. Galicia limita con un mar al norte, y un oc¨¦ano al oeste. Por el este hay tierra ignota y al sur est¨¢ Portugal. Claro que este sur tiene tambi¨¦n su parte de agua. ?Puede el Mi?o albergar fen¨®menos costeros que no consistan en el trasiego de caf¨¦ y bacalao salao de lao a lao? Qui¨¦n sabe: cualquier d¨ªa de estos, con tanta contaminaci¨®n radiactiva, aparece una lamprea mutante gigantesca, que r¨ªase usted de Godzilla, y nos deja Tui reducido a escombros. Y es que el agua es lo que tiene. Los gallegos, aunque no lo parezca, estamos hechos en un 70% de agua, m¨¢s o menos. As¨ª que los fen¨®menos costeros tambi¨¦n pueden ser interiores; pero lo que se dice interiores de verdad: de la piel para dentro, vaya. Este clima celular (Marilar Aleixandre podr¨ªa explicarlo mejor) vive en perpetuo oleaje, marejada y desmelene microsc¨®pico que pasa inadvertido a las previsiones del Meteosat. La costa gallega es infinita e inabarcable, pues, y sus fen¨®menos son m¨¢s inescrutables que los caminos del Se?or. Ya piropeaba El Fari a Os Diplom¨¢ticos de Monte Alto en una de esas galas fenomenales de Luar: "?Fen¨®menos!". Los chicos, en su ingenuidad meteorol¨®gica, contestaban: "?Maestro!". Ahora hubieran puntualizado: "Fen¨®menos, s¨ª, pero costeros, maestro".
Nuestro funambulismo fenomenalista es proverbial. Conocemos lo que percibimos desde la cuerda floja y los n¨²menos kantianos los dejamos para la previsi¨®n del tiempo. Y como no tenemos cosas-en- s¨ª costeras y objetivas, nos apa?amos con estos fen¨®menos, con esta percepci¨®n subjetiva de la realidad. Si no fuera porque ya son mogoll¨®n, har¨ªa falta incluir un par de asignaturas m¨¢s en colegios e institutos: Fenomenolog¨ªa y Ley de Costas. Para que los educandos, base del futuro de Galicia, entiendan los fen¨®menos costeros. Hay que preservar cada fen¨®meno y los cuatro costados del pa¨ªs. Cueste lo que cueste. Podr¨ªamos empezar por ofrecerle a la familia Franco el intercambio del pazo de Meir¨¢s por el fen¨®meno de Monte Gai¨¢s y, con lo pijos que son, dir¨ªan "?Fenomenaaal!" dejando caer la mand¨ªbula. Pues nada, esta primavera todos a la Costa Azul a pasarlo fenomenal gast¨¢ndonos la pasta que nos vamos a ahorrar.
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