Nos roban las semanas y la vida
Desde que el mundo es mundo, se han debido de expresar millones de buenos deseos, pero para Juan Urbano ninguno es tan hermoso como el que invent¨® el autor de Los viajes de Gulliver, Jonathan Swift: ojal¨¢ vivas todos los d¨ªas de tu vida. Qu¨¦ b¨¢rbaro, c¨®mo tiene que quererte y cu¨¢nto le tienes que importar a alguien para que llegue a decirte eso, ?no? Porque la verdad es que cada d¨ªa est¨¢ lleno de fuerzas que tiran de nosotros justo hacia el lado contrario, hacia la no vida, hacia el tiempo que se pierde en nada y las horas muertas, a la vez espesas e insustanciales. Seguramente no hay otra frase que exprese mejor la angustia de ver c¨®mo los minutos pasan sin que pase nada que la frase hecha que habla de "ganarle tiempo al tiempo", lo cual, al ser imposible, resulta muy dif¨ªcil de lograr. Rafael Alberti, que dormitaba a deshoras y que, como todos los insomnes, se pon¨ªa de mal humor cuando ve¨ªa a otro descansar tranquilamente, sol¨ªa intentar desprestigiarlo diciendo: "Chico, ?t¨² te has dado cuenta de lo que derrocha esa gente que duerme nueve horas diarias? Eso son 270 horas al mes, 11 d¨ªas y pico; o sea, 135 d¨ªas al a?o... Es decir, que cuando tengan 60 a?os, ?se habr¨¢n pasado 21 durmiendo!"
En Madrid, el tr¨¢fico est¨¢ cada vez peor porque no hacen nada por arreglarlo
De manera que el estudio que acaba de hacerse p¨²blico, seg¨²n el cual los madrile?os perdemos de media al a?o, gracias a los atascos, una semana de nuestra vida, a Juan Urbano le pareci¨® una noticia realmente dram¨¢tica. Una semana, ni m¨¢s ni menos. ?Se imaginan la cantidad de cosas que podr¨ªan haber hecho en muchas ocasiones si hubiesen tenido una semana m¨¢s? ?Qu¨¦ habr¨ªa pasado con aquella oposici¨®n si hubieses tenido otros siete d¨ªas para estudiar los temas? ?Ser¨ªas hoy m¨¢s feliz si la persona a la que quer¨ªas te hubiese dado otra semana para hacerlo todo mejor y no perderla? ?Te gustar¨ªa haber atendido otra semana a alguien que te importaba y que muri¨®, para poder decirle las cosas que no le dijiste? Juan cerr¨® los ojos para imaginar el relato de alguien que inventaba una m¨¢quina capaz de devolverle a las personas sus semanas perdidas, aunque s¨®lo una: ten¨ªan que elegir qu¨¦ semana deseaban recuperar, con qui¨¦n, cu¨¢ndo, para qu¨¦... Seguro que iba a tener una gran clientela y seguro que a todos sus clientes les iba a costar decidirse. ?Ustedes qu¨¦ har¨ªan?
El tiempo es oro, pero un oro al rev¨¦s, que en lugar de hacernos m¨¢s ricos nos roba, nos quita oportunidades, nos va arrebatando lo que queremos para cambi¨¢rnoslo por lo que necesitamos, qu¨¦ usura. Porque casi da miedo preguntarse a cu¨¢nto ascender¨ªa la cuenta y qu¨¦ saldo de vida nos quedar¨ªa si a lo que nos quita el tr¨¢fico le a?adimos lo que nos quitan la burocracia, las enfermedades, los mil y un problemas que seg¨²n avanzamos se convierten en nuestra sombra y de los que, como de cualquier sombra, no se puede escapar. No nos ayudan mucho los pol¨ªticos que debieran gobernar para nosotros las sociedades en las que nos movemos y, m¨¢s bien, las gobiernan contra nosotros. En Madrid, sin ir m¨¢s lejos, el tr¨¢fico, ese horror que se lleva cada a?o una semana de nuestra vida pegada a las ruedas, est¨¢ cada vez peor porque no hacen nada por arreglarlo, no se atreven a devolverle a las personas el espacio que les han arrebatado los veh¨ªculos, se limitan a poner multas y a llenar la caja fuerte municipal, permiten que suba el precio del transporte p¨²blico hasta convertirlo en un mal negocio en lugar de en una buena alternativa. De modo que los embotellamientos de cada ma?ana y cada atardecer cada vez son peores y, a este paso, dentro de poco ya no nos har¨¢ perder una semana al a?o, sino ocho d¨ªas, y despu¨¦s nueve, y un poco m¨¢s tarde un mes... Menudo atraco, no hay derecho. Ojal¨¢ puedas vivir todos los d¨ªas de tu vida. Ojal¨¢ no te los quiten.
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