Tiempo de manifestaciones
El domingo pasado, Izquierda Unida convoc¨® una manifestaci¨®n en Sevilla con la finalidad de dar mayor consistencia a su posici¨®n respecto de la actual crisis econ¨®mica y exigir un cambio de la pol¨ªtica que se est¨¢ siguiendo desde los Gobiernos socialistas, el de Espa?a y el de Andaluc¨ªa, para hacer frente a la misma.
Para el d¨ªa 18, me parece haber o¨ªdo en un informativo de radio, que el PP ha convocado tambi¨¦n una manifestaci¨®n en M¨¢laga, con el paro como elemento central justificador de la movilizaci¨®n ciudadana.
Est¨¢n siendo las primeras en Espa?a, pero no creo que vayan a ser las ¨²ltimas. La angustia que est¨¢ generando la intensidad de la crisis en general y el alarmante incremento del desempleo en particular tiene que expresarse de m¨²ltiples maneras y una de ellas, sin lugar a duda, va a ser la celebraci¨®n de manifestaciones. Como tantas otras veces, Francia puede marcar tambi¨¦n en este caso el camino. Las manifestaciones de la semana pasada, m¨¢s numerosas en t¨¦rminos relativos fuera de Par¨ªs que en la propia capital, creo que van a ser una referencia europea.
La l¨®gica de la convocatoria de estas manifestaciones salta a la vista. En un momento de crisis econ¨®mica la pol¨ªtica es mucho m¨¢s importante que cuando no la hay. Lo decisivo al final es siempre la forma en que una sociedad va a hacer frente a la crisis, para intentar salir de ella lo m¨¢s pronto y en las mejores condiciones posibles. Y eso va a depender, no exclusivamente, pero s¨ª de manera muy importante, de las decisiones que se adopten por los parlamentos y gobiernos del pa¨ªs que sea. En Espa?a, dada nuestra estructura del Estado pol¨ªticamente descentralizada, de las decisiones que adopten los Parlamentos y Gobiernos estatal y auton¨®micos. Es l¨®gico, en consecuencia, que se ejerza el derecho de manifestaci¨®n con la finalidad de intentar influir en la pol¨ªtica anticrisis que deba ponerse en pr¨¢ctica a trav¨¦s de tales ¨®rganos. La mayor¨ªa parlamentaria y su Gobierno son, en consecuencia, los destinatarios naturales de las manifestaciones convocadas y de las que puedan convocarse.
El problema en esta crisis que estamos ahora mismo viviendo es que los poderes p¨²blicos no se han caracterizado por la pasividad, sino por todo lo contrario. No ha habido en los dos ¨²ltimos siglos un activismo parlamentario y gubernamental como el que se est¨¢ produciendo en todos los pa¨ªses y tambi¨¦n en Espa?a como consecuencia de la intensidad de la crisis econ¨®mica. Las medidas que se est¨¢n adoptando hubieran sido inimaginables en ning¨²n momento del pasado y si alguien se hubiera atrevido a proponerlas, se habr¨ªa considerado que era una persona enajenada. ?Hay algo m¨¢s que no se ha hecho y que todav¨ªa se puede hacer y, si es as¨ª, en qu¨¦ consiste?
El vicepresidente, Pedro Solbes, fue muy criticado hace dos semanas por haber dicho en entrevista concedida a EL PA?S que con las decisiones que se hab¨ªan tomado se hab¨ªa agotado pr¨¢cticamente el margen de maniobra. No es prudente, posiblemente, que el responsable de la pol¨ªtica econ¨®mica se manifieste en esos t¨¦rminos, pero algo de eso hay. Los recursos de que los Parlamentos y Gobierno disponen no son infinitos. Y el tener m¨¢s o menos no depende de su propia voluntad. Una emisi¨®n de deuda p¨²blica tiene que ser cubierta. La posibilidad de que se cubra depende, entre otras cosas, de la calificaci¨®n que tenga la deuda en los mercados.
La pol¨ªtica econ¨®mica est¨¢ muy condicionada por la existencia de la Uni¨®n Europea, por un lado, y por la globalizaci¨®n, por otro, y estos condicionantes no van a dejar de estar presentes por muchas manifestaciones que se convoquen.
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