Luces y sombras de Susan Sontag
La novelista y ensayista estadounidense tuvo un apetito desbordante por la vida y una actitud intelectual independiente e irreverente. Su hijo edita ahora los diarios ¨ªntimos de esta arist¨®crata de la contracultura
Susan Sontag dej¨®, al morir hace cuatro a?os, un caudal incontable de notas dispersas, ensayos inconclusos, anotaciones para un diario.
Su hijo, el periodista y editor David Rieff, dice que jam¨¢s recibi¨® instrucciones sobre lo que deb¨ªa hacer con esos textos. Aunque Sontag sufr¨ªa un c¨¢ncer de la sangre que en general resiste a los tratamientos m¨¢s avanzados, "sigui¨® creyendo, hasta pocas semanas antes de su muerte, que iba a sobrevivir".
Dos veces antes hab¨ªa afrontado otras formas de c¨¢ncer y hab¨ªa ganado la pelea. De la primera experiencia, a los 42 a?os, surgieron las ideas de La enfermedad y sus met¨¢foras (1977), uno de sus grandes ensayos.
"Amaba vivir, y tanto su sed de experiencias como sus expectativas de escritora hab¨ªan aumentado con el paso del tiempo", escribi¨® Rieff en un libro desolado, Un mar de muerte: recuerdos de un hijo. All¨ª cita un pasaje de los diarios juveniles de Sontag, que acaba de publicar en los Estados Unidos: "No puedo siquiera imaginar que un d¨ªa dejar¨¦ de vivir".
'Reborn' muestra la lucha de la escritora por aceptar su identidad sexual de lesbiana
Una idea va ganando peso: "Nada me impide hacer cualquier cosa. S¨®lo yo me lo impido"
Esos diarios y una cr¨®nica de Rieff describen el comienzo y el final del personaje de Sontag, esa arist¨®crata de la contracultura, cr¨ªtica y protagonista del star-system intelectual. Si en el ocaso se relatan los sufrimientos f¨ªsicos a los que se someti¨® para seguir viviendo (un trasplante de m¨¦dula sin esperanza, entre ellos), en el origen se cuenta el sufrimiento mental por el que pas¨® hasta descubrir que su vida estaba regida por el af¨¢n de conocer m¨¢s, por saberlo todo.
"Quiero escribir, quiero vivir en una atm¨®sfera intelectual", anot¨® a comienzos de 1949, cuando ten¨ªa 15 a?os y estudiaba en Berkeley, poco antes de aceptar una beca en la Universidad de Chicago. "En cuanto llegue a Chicago voy a buscar la experiencia y no esperar que la experiencia venga a m¨ª".
En Par¨ªs, a fines de 1957, vislumbr¨® lo que de veras quer¨ªa y, como siempre, se traz¨® planes y mandatos que cumpl¨ªa sin vacilar: "Uno debe ir a varios caf¨¦s: en promedio, cuatro por noche". Esas andanzas le permitieron decidir que quer¨ªa ser una escritora, no una acad¨¦mica.
El registro de los a?os de bohemia, desde sus 15 a sus 30, cubre la transformaci¨®n de una adolescente apasionada por La monta?a m¨¢gica y por Shakespeare en una intelectual compleja. Ante los ojos del lector renace, va invent¨¢ndose a s¨ª misma, tal como ella misma escribe y como el hijo eligi¨® titular el primero de tres vol¨²menes de los diarios de Sontag: Reborn.
"Todo comienza ahora", escribi¨® a mediados de 1949. "He vuelto a nacer". Se refer¨ªa a la revelaci¨®n de su identidad homosexual y a la fe en su pasi¨®n intelectual.
La ¨²ltima p¨¢gina de Reborn llega hasta el momento en que est¨¢ por publicar su primer libro, la novela El benefactor (1963), tres a?os antes del ensayo que inaugur¨® su fama, Contra la interpretaci¨®n (1966).
En el medio se abre la cita del escritor franc¨¦s Fran?ois de La Rochefoucauld que acompa?¨® muchas de sus reflexiones e inspir¨® el t¨ªtulo de su ¨²ltimo libro, Ante el dolor de los dem¨¢s (2003): "Todos tenemos la fuerza suficiente para soportar el dolor de los dem¨¢s".
Su apetito por la vida desbordaba las exigencias cotidianas. Se desvelaba anotando listas de las cosas que necesitaba vivir o conocer. Palabras que alguna vez usar¨ªa, como el argot gay, o "noct¨¢mbulo", "prolepsis", "dem¨®tico". Observaciones sobre s¨ª misma: las cosas en las que cre¨ªa ("Creo en la vida privada, en la m¨²sica, en Shakespeare, en los edificios antiguos"), las que le disgustaban (las tareas como madre sola) y las que prefer¨ªa evitar ("Hablar de dinero"). Una de sus listas enumera los seres que deben coexistir dentro de un escritor: "1) El loco, el obsesivo, 2) el idiota, 3) el estilista, 4) el cr¨ªtico".
"Libros por leer" y "Libros para comprar" son entradas que se repiten y van dando cuenta del paso del tiempo en la formaci¨®n de Sontag: desde Henry James y Joseph Conrad a Saul Bellow y Philip Roth, del fil¨®sofo estadounidense John Dewey al fil¨®sofo austriaco Ludwig Wittgenstein.
Sontag lanza afirmaciones con peligrosa seguridad: "La poes¨ªa debe ser exacta, intensa, concreta, significante, r¨ªtmica, formal, compleja". A veces incurre en pobres lugares comunes: "Los amores perfectos son los il¨ªcitos".
Cada una de sus intervenciones, aun las menos l¨²cidas, confirman la imagen de intelectual irreverente que la marc¨® hasta el final y que le vali¨® el escarnio de la opini¨®n p¨²blica en su pa¨ªs cuando, al hablar de los atentados contra las Torres Gemelas y el Pent¨¢gono, dijo que eran "una consecuencia natural de las alianzas y las acciones de los Estados Unidos", y que de los atacantes se pod¨ªa decir todo menos que fueran cobardes.
El matrimonio irrumpe por sorpresa en su vida. En los diarios menciona por primera vez al soci¨®logo Philip Rieff el 21 de noviembre de 1949. El 2 de diciembre registra su compromiso y el 3 de enero de 1950 anota: "Me caso con Philip con plena conciencia y con miedo a mi vocaci¨®n por la autodestrucci¨®n".
Estaba por cumplir 17 a?os. El resto de sus notas sobre el matrimonio ser¨ªan diatribas contra la instituci¨®n y detalles s¨®rdidos de peleas.
La edici¨®n del diario desborda de an¨¦cdotas sobre la homosexualidad de Sontag, quien comparti¨® los ¨²ltimos a?os de su vida con la fot¨®grafa Annie Leibovitz. Aunque la escritora habl¨® pr¨®digamente de su intimidad, eludi¨® el punto con extremo cuidado.
Desde la primera menci¨®n a sus "tendencias l¨¦sbicas" en 1948 hasta sus dolorosas relaciones con una mujer identificada como H. y con la dramaturga cubana Maria Irene Fornes, Reborn muestra la lucha de Sontag por aceptar su identidad sexual.
En abril de 1949 se esfuerza por acercarse a un hombre: "?Lo intent¨¦! ?Yo quer¨ªa reaccionar! Quer¨ªa sentirme f¨ªsicamente atra¨ªda por ¨¦l y probar que, al menos, soy bisexual". Un mes despu¨¦s anota, junto a esa frase: "?Qu¨¦ pensamiento est¨²pido, 'al menos bisexual'!".
H. la llev¨® por los bares de gays en San Francisco, de los que tambi¨¦n hay una lista, y le revel¨® una noci¨®n que gana peso mientras avanzan las p¨¢ginas: "Nada, nada me impide hacer cualquier cosa. S¨®lo yo me lo impido".
En la selecci¨®n de textos, Rieff se revela como un hijo indigno del talento enorme de su madre. Deja en pie los fragmentos que podr¨ªan saciar la curiosidad morbosa de los lectores y escamotea otros que supone aburridos pero que servir¨ªan para entender c¨®mo se fueron conformando las visiones del mundo de Sontag.
Ella, sin embargo, ve¨ªa el diario como un instrumento para entender c¨®mo iba haci¨¦ndose a s¨ª misma, c¨®mo su yo se iba creando d¨ªa tras d¨ªa. Esa creaci¨®n se extingui¨® el 28 de diciembre de 2004 en el Memorial Sloan-Kettering Cancer Center de Nueva York. Muri¨® defendi¨¦ndose contra la muerte, tras un tenaz combate cuyo final inevitable no quer¨ªa aceptar.
"Mi ambici¨®n o mi consuelo", se lee en el diario, "ha sido entender la vida".
La entendi¨® con una lucidez de la que carece la mayor¨ªa de los seres humanos. S¨®lo ante el ¨²ltimo paso de la vida se volvi¨® ciega y se priv¨® de una experiencia irrepetible, la m¨¢s misteriosa de todas.
Distribuido por The New York Times Syndicate.
Tom¨¢s Eloy Mart¨ªnez es escritor y periodista argentino. ? 2009 Tom¨¢s Eloy Mart¨ªnez.
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