Mosc¨² declara su voluntad de renovar los acuerdos de limitaci¨®n de misiles
Los rusos no desplegar¨¢n cohetes en Kaliningrado si EE UU paraliza su escudo
Occidente necesita a Rusia, y no es s¨®lo una cuesti¨®n de dependencia energ¨¦tica. Aunque el peso espec¨ªfico militar de Mosc¨² siga siendo muy inferior al de los tiempos sovi¨¦ticos —y su peso ideol¨®gico sea ahora insignificante— el Kremlin representa todav¨ªa un pilar imprescindible en la arquitectura de las relaciones globales. Si la UE es reh¨¦n de su gas, Estados Unidos necesita su condescendencia no s¨®lo para garantizar el abastecimiento del creciente n¨²mero de tropas desplegadas en Afganist¨¢n, sino tambi¨¦n, por ejemplo, para dar credibilidad a la amenaza de sanciones en el pulso con Ir¨¢n.
Tras ocho a?os de constante deterioro de las relaciones bajo las Administraciones de George Bush, la presi¨®n ejercitada sobre la nueva presidencia estadounidense para que impulse un deshielo de las relaciones con Rusia se hizo tangible ayer en la jornada inaugural de la Conferencia de Seguridad de M¨²nich, una especie de Foro de Davos del sector de las relaciones exteriores y militares, que celebra este a?o su 45? edici¨®n.
Steinmeier: "No hay que perder tiempo; hay que salir de la situaci¨®n actual"
Frank-Walter Steinmeier, ministro de Exteriores alem¨¢n, abri¨® el fuego de exhortaciones a la Administraci¨®n de Obama, presente en M¨²nich con una delegaci¨®n de alto perfil, encabezada por el vicepresidente Joe Biden. "Estamos ante una hist¨®rica ventana de oportunidades", dijo Steinmeier. "No hay que perder tiempo, tenemos que salir de la situaci¨®n actual", a?adi¨®, invitando EE UU a retomar la senda del di¨¢logo en materia de control de armamento nuclear, convencional y con respecto al despliegue de un escudo antimisiles en el este de Europa. Steinmeier no dud¨® en instar a la b¨²squeda de "una soluci¨®n mutuamente aceptable" en este ¨²ltimo asunto. Si el ministro alem¨¢n dio voz a un sentimiento consolidado en Europa, m¨¢s sorprendente fue escuchar a Henry Kissinger (consejero de Seguridad Nacional y secretario de Estado con las Administraciones de Nixon y Ford) decir que la propuesta rusa de colaboraci¨®n en el desarrollo del escudo "deber¨ªa ser aceptada".
Si hasta entornos republicanos manifiestan el deseo de recuperar, o al menos relajar, las relaciones con Mosc¨² y abandonar definitivamente las din¨¢micas unilateralistas, la dificultad reside en elegir la m¨¢s oportuna entre las mesas de juego disponibles. La expansi¨®n de la OTAN hacia el este de Europa y el proyecto de escudo antimisiles son factores que han creado un profundo malestar en Rusia. Se trata de dos pol¨ªticas de elevado contenido simb¨®lico, cuya hibernaci¨®n constituir¨ªa un mensaje poderoso. Pero, pese a la convergencia de las exhortaciones europeas y de ciertos sectores del Partido Republicano, el frenazo en esas l¨ªneas ser¨ªa una ruptura muy fuerte y susceptible de ser tachada de actitud d¨¦bil.
Ello hace apetecible la opci¨®n de la reanudaci¨®n de las negociaciones sobre tratados que limitan los despliegues armament¨ªsticos, que no supone una ruptura y parece adecuada para convertir algunas se?ales de deshielo en una recuperaci¨®n de la confianza.
El terreno, coinciden varias voces en M¨²nich, es particularmente propicio en el ¨¢rea de misiles nucleares intercontinentales. El tratado que limita el despliegue de estas armas, (START, en sus siglas en ingl¨¦s) expira en diciembre. "Rusia est¨¢ dispuesta a renovarlo y creemos en una ulterior reducci¨®n de los l¨ªmites", manifest¨® Sergu¨¦i Ivanov, viceprimer ministro ruso. Ivanov mostr¨® una apertura al di¨¢logo, pero marc¨® las condiciones. "Que quede claro que nosotros s¨®lo dejaremos de desplegar los misiles Iskander en Kaliningrado si EE UU paraliza el escudo antimisiles".
El discurso de Joe Biden aclarar¨¢ hoy si ser¨¢ ¨¦sa, u otra m¨¢s atrevida, la v¨ªa elegida para empezar el giro de la pol¨ªtica exterior que Barack Obama prometi¨® en campa?a.
El ministro alem¨¢n Frank-Walter Steinmeier (izquierda) y el viceprimer ministro ruso, Sergu¨¦i Ivanov. / reuters
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