Principio de acuerdo en el Senado de EE UU para aprobar el plan de est¨ªmulo
El presidente advierte que cualquier retraso ser¨ªa una irresponsabilidad
Arrinconado por una sensaci¨®n de emergencia nacional a la que ha contribuido el ¨²ltimo y alarmante dato sobre de desempleo, el Senado de EE UU alcanz¨® anoche un principio de acuerdo que deber¨ªa permitir la aprobaci¨®n del plan de est¨ªmulo econ¨®mico propuesto por Barack Obama. Ese acuerdo, todav¨ªa pendiente de ratificaci¨®n en el pleno a la hora de cerrar esta edici¨®n, representa un gran paso para autorizar al Gobierno a inyectar en la econom¨ªa alrededor de 800.000 millones de d¨®lares para su rehabilitaci¨®n. Un fracaso, a¨²n no descartable en el recorrido legislativo pendiente, significar¨ªa una monumental derrota pol¨ªtica del presidente e hipotecar¨ªa las posibilidades de remontar la crisis, en Estados Unidos y en el mundo entero.
Los dem¨®cratas parecen dispuestos a reducir gastos y recortar impuestos
El acuerdo, informaron fuentes dem¨®cratas que tomaron parte en las negociaciones, fue respaldado por los senadores dem¨®cratas y apenas un pu?ado de republicanos, casi justo los necesarios para sumar los 60 requeridos para sacar adelante la ley esquivando las t¨¢cticas obstruccionistas.
El contenido del pacto no era todav¨ªa p¨²blico anoche, puesto que la ley no hab¨ªa salido a votaci¨®n en el pleno. Aunque ese tr¨¢mite fuera en ¨²ltima instancia sorteado, la ley resultante de esta dif¨ªcil negociaci¨®n tiene a¨²n que ser pactada con la C¨¢mara de Representantes, que aprob¨® una versi¨®n diferente la semana pasada, y sometido despu¨¦s de nuevo a votaci¨®n en los plenos de ambas c¨¢maras. El presidente quiere que toda esa tramitaci¨®n pueda hacerse la pr¨®xima semana, con objeto de que est¨¦ sobre su despacho para la firma a mitad del mes.
El principio de acuerdo anunciado anoche fue la culminaci¨®n de una jornada dram¨¢tica en el Capitolio. Senadores de ambos partidos trataban fren¨¦ticamente y a puerta cerrada las condiciones del compromiso, mientras dem¨®cratas y republicanos manten¨ªan en p¨²blico sus posiciones de principios por si fuera necesario responder del fracaso ante los ciudadanos.
El presidente, por su parte, escalaba en su estrategia de presi¨®n sobre el Congreso, m¨¢s nervioso y exaltado que nunca desde que lleg¨® a la Casa Blanca, consciente de que se encuentra ante un momento clave de su gesti¨®n, tal vez ante su particular 11-S. "Es inexcusable e irresponsable caer en la distracci¨®n y el retraso cuando millones de norteamericanos se est¨¢n quedando sin trabajo. El mundo est¨¢ esperando", dijo Obama.
El presidente contraatac¨® ayer compareciendo junto a su nuevo Consejo Asesor para la Recuperaci¨®n Econ¨®mica, un grupo de sabios, encabezados por Paul Volker, que intenta dar lustre a la pol¨ªtica econ¨®mica de la Administraci¨®n. El lunes, en hora de m¨¢xima audiencia, intentar¨¢ reunificar fuerzas en torno a ¨¦l en una conferencia de prensa televisada. Si el plan de est¨ªmulo no est¨¢ aprobado para ese momento, esa comparecencia ser¨¢ tambi¨¦n la oportunidad para que Obama reparta responsabilidades por el fracaso.
?ste es un momento enormemente delicado para todos. Los republicanos no quieren ser c¨®mplices de un gigantesco proyecto de intervenci¨®n estatal en la econom¨ªa, pero tampoco quieren aparecer como los culpables de la par¨¢lisis de Washington. "No nos oponemos a un plan de est¨ªmulo, pero no vamos a aprobar una riada de gastos enmascarados como plan de est¨ªmulo", declar¨® ayer en el sal¨®n de plenos el jefe de la oposici¨®n, Mitch McConnell.
Obama admiti¨® ayer que "¨¦ste no es un plan perfecto". Reconoci¨® tambi¨¦n que "hay apartados en esta ley que puede que haya que retirar y otros que haya que a?adir". Pero, "en el conjunto", dijo, "es lo que Estados Unidos necesita en estos momentos".
Los dem¨®cratas parec¨ªan anoche dispuestos a renunciar a cerca de 100.000 millones de d¨®lares esos gastos (incluidos unos 50.000 millones destinados a educaci¨®n), y a ampliar en unos 65.000 millones de d¨®lares la cantidad de recortes fiscales a fin de conseguir el respaldo de algunos republicanos. El resultado ser¨ªa un plan de unos 800.000 millones de d¨®lares, con el 40% dedicado a rebajar impuestos. El partido mayoritario necesitaba al menos dos votos (se esperaba que Ted Kennedy suspendiera su convalecencia para acudir a votar) para sacar adelante la ley.
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