Inconvenientes de la volatilidad
La volatilidad del precio del petr¨®leo, similar para muchos economistas a la de otras materias primas de menor impacto econ¨®mico directo, trenza uno de los telones de fondo de esta recesi¨®n econ¨®mica aguda. Entre 2007 y 2009, el crudo ha experimentado uno de los encarecimientos m¨¢s altos que se recuerdan en el ciclo de precios para, a continuaci¨®n, registrar una de las ca¨ªdas m¨¢s r¨¢pidas de las que se tiene constancia. Desde m¨¢s de 140 d¨®lares por barril hasta 40 d¨®lares en menos de un a?o. Para explicar este vaiv¨¦n se ha construido una bater¨ªa de explicaciones, pero en estos momentos la raz¨®n b¨¢sica e inquietante del punto muerto del precio es la ca¨ªda mundial de la demanda de petr¨®leo, causada a su vez por la recesi¨®n. El precio en torno a los 40 d¨®lares se sostiene sencillamente por la presunci¨®n de que la OPEP, m¨¢s pronto que tarde, volver¨¢ a cortar la producci¨®n. Sin esa expectativa, el precio del petr¨®leo seguir¨ªa cayendo, con los efectos consabidos sobre el abaratamiento de los precios de los combustibles para los consumidores de los pa¨ªses importadores, el descenso de los ingresos de los pa¨ªses exportadores y la reducci¨®n de los ingresos aguas arriba de las empresas petroleras.
Un poco m¨¢s all¨¢ de la obviedad de que el precio del petr¨®leo est¨¢ congelado por el hundimiento de la demanda est¨¢ la complicada relaci¨®n entre la capacidad de la OPEP para influir sobre los precios y las previsiones de crecimiento para este a?o. La recesi¨®n se va a agudizar durante el a?o 2009, las previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI) se quedar¨¢n cortas, como suelen, igual que las de otros organismos econ¨®micos internacionales o las del propio Gobierno espa?ol y, en esta proyecci¨®n, la demanda de petr¨®leo seguir¨¢ cayendo. La OPEP dispone de un margen de maniobra escaso para contrarrestar, mediante reducciones de oferta, la ca¨ªda de los precios; sencillamente, recortar la producci¨®n por debajo de ciertos l¨ªmites significa percibir menos ingresos que los ya mermados que se obtienen por el descenso de los precios. De la extrapolaci¨®n de la foto est¨¢tica actual se obtendr¨ªa una proyecci¨®n de precios a la baja durante 2009; pero ha de tenerse en cuenta que el precio del petr¨®leo, como la Bolsa, adelanta los cambios de tendencia de la econom¨ªa. Bastar¨¢ que mejoren las expectativas de recuperaci¨®n econ¨®mica para que el precio empiece a subir de nuevo.
El descenso de los precios es bueno para el consumidor de carburantes por razones obvias: abarata la factura petrolera y presiona la inflaci¨®n a la baja. Pero tiene otros efectos con los que hay que contar. Sin ir m¨¢s lejos, dificulta la aplicaci¨®n de planes de ahorro energ¨¦tico basados en la sustituci¨®n del petr¨®leo por otras fuentes energ¨¦ticas m¨¢s baratas y desincentiva la aplicaci¨®n de inversiones para buscar nuevos yacimientos. Por estas razones, es deseable que el precio retorne a una evoluci¨®n alcista moderada. Para conseguir esa tendencia ideal -muy pocas veces conseguida, todo hay que decirlo- es imprescindible recuperar la expectativa de crecimiento econ¨®mico a partir de 2010 -todav¨ªa no demasiado clara-, eliminar las presiones originadas por las haza?as b¨¦licas, causantes de gran parte de la prima de riesgo a?adida en los a?os 2006 y 2007, y las procedentes de la especulaci¨®n financiera. -
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