El puro y la 'mar¨ªa'
Parodiemos a Raimon: del hombre siempre miro los puros. No las manos, los puros. Ya no se ven tantos, al menos en las fotos, pero ayer hab¨ªa uno extraordinario en EL PA?S. Lo llevaba un presunto implicado en la trama corrupta del PP. Iba a una boda, y todav¨ªa no lo hab¨ªa encendido. Lo llevaba como una adarga, presto a la celebraci¨®n del bodorrio. Por el humo se sabe, y aunque el puro est¨¦ apagado la simple contemplaci¨®n de su presencia enhiesta ya indica de qu¨¦ va la cosa.
Se subieron los humos en los noventa y ahora empiezan a caer las cenizas. Y aunque los puros fueran apagados a las bodas, su calor ha llegado hasta ahora como el rescoldo que ya no se parece a lo que fue la alegr¨ªa. Esa foto en la que aparece el hombre del bigote con el puro representa a una Espa?a que ha tenido su se?or¨ªo; ahora se sabe c¨®mo se fue construyendo el se?or¨ªo.
De las victorias se sabe s¨®lo hasta que comienza el rumor de la derrota, o de la sospecha. Primero el puro, luego el hombre pone los pies sobre la mesa, y se fuma su veguero. Pero el humo le produce tos, o le nubla la vista, se cree due?o hasta del paisaje. Se lo dicen: "Usted es el amo". Miren a Phelps, con sus ¨¦xitos y luego con su marihuana. Le persiguen por tan poca cosa: la mar¨ªa fue algo as¨ª como la compa?¨ªa sentimental de los sesenta, y lleg¨® hasta ahora como la m¨¢s inocua de las estimulaciones de la alegr¨ªa tranquila de los hippies. Condenar a alguien por alegrarse con ese suced¨¢neo de humos felices es como enviar a la c¨¢rcel a alguien por calmar la sed con agua. En Montilla, Andaluc¨ªa, hay una cofrad¨ªa que considera todo lo que no sea vino "bebidas for¨¢neas". Phelps se empe?¨®, desde el agua, en estimulantes for¨¢neos, y miren lo que le ha pasado.
No se fum¨® un puro, se fum¨® una mar¨ªa. Si se hubiera tomado un vino habr¨ªa sentido el mismo est¨ªmulo, quiz¨¢, pero sobre todo m¨¢s alegr¨ªa. ?El puro? Ah¨ª est¨¢, sin haber sido prendido. ?Me da fuego?, dir¨ªa el hombre a sus clientes. Y a lo mejor los clientes entend¨ªan otra cosa. Por el humo se sabr¨¢ ahora qu¨¦ entend¨ªan sus clientes.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.