M¨¢s sobre los centros de menores

Despu¨¦s de leer con el mayor inter¨¦s los reportajes acerca de la situaci¨®n de algunos centros de menores en nuestro pa¨ªs, no puedo por menos que recordar las palabras entrecomilladas en la necrol¨®gica de la periodista Merc¨¨ Conesa el pasado mi¨¦rcoles: "La verdadera democracia es dar la voz a los sin voz", resum¨ªa su pensamiento.

Con estas l¨ªneas quiero agradecer a EL PA?S la publicaci¨®n de estos reportajes, con el ruego de que no abandone el esfuerzo de profundizar en ellos y continuar la difusi¨®n de un asunto tan grave como es la existencia de grav¨ªsimas irregularidades en los centros de menores dependientes de algunas autonom¨ªas.

La responsabilidad legal de las comunidades aut¨®nomas en el cuidado y atenci¨®n de los menores que por diferentes razones quedan bajo su tutela o su guarda no puede eximirnos al resto de la sociedad de nuestra obligaci¨®n de conocer de qu¨¦ manera lo llevan a cabo: c¨®mo son los centros, qu¨¦ profesionales los atienden, qu¨¦ recursos se est¨¢n dedicando a esta funci¨®n. Ni podemos desentendernos los ciudadanos ni puede el peri¨®dico dar un tratamiento de noticia puntual a hechos tan graves como los expuestos, porque eso ser¨ªa sensacionalismo.

Estos chicos y chicas acogidos en centros de menores por sus especiales circunstancias necesitan de manera especial el control ciudadano que toda sociedad que quiera considerarse digna debe ejercer sobre determinadas competencias de las administraciones p¨²blicas.

Contin¨²en, por favor, que prenda el inter¨¦s, que se hable de ello, que opinen intelectuales y profesionales, que se analice con rigor lo que hay, y se exijan las responsabilidades que procedan. Que se establezcan controles eficaces y fiables, que lo de Dickens sea definitivamente un cuento de miedo.