Israel vota
Hoy se conocer¨¢n los resultados de las elecciones legislativas israel¨ªes que, con considerable dosis de optimismo, habr¨¢ quien considere cruciales para el tambi¨¦n hiperb¨®licamente llamado proceso de paz. En ambos campos no faltan quienes entienden que perder tiempo es ganarlo. En el israel¨ª, porque la colonizaci¨®n de los territorios ocupados progresa al ritmo que retrocede la esperanza de paz, y cuanto m¨¢s ocupante haya m¨¢s dif¨ªcil ser¨¢ que el Estado sionista se retire de una proporci¨®n de los mismos que sea aceptable para el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas; y en el lado ¨¢rabe porque una minor¨ªa piensa que basta con tener muchos m¨¢s hijos que los jud¨ªos para que un d¨ªa ¨¦stos tengan que evacuar Cisjordania, ante la evidencia de que ya son los minoritarios; y algunos especialmente apocal¨ªpticos a?aden que los cruzados estuvieron 200 a?os por all¨ª, y tambi¨¦n acabaron por hacer las maletas.
En ambos campos, israel¨ª y palestino, no faltan quienes entienden que perder tiempo es ganarlo
A prop¨®sito de los dos partidos que las encuestas dan como favoritos, el Likud de Benjam¨ªn Netanyahu, derecha en la oposici¨®n, y Kadima, centro en el poder, que dirige la ministra de Exteriores, Tzipi Livni, cobra auge la teor¨ªa del mal menor; es decir, que como Netanyahu es de una claridad meridiana cuando se declara contrario a cualquier retirada significativa de los territorios, la confusi¨®n extrema con que se expresan los l¨ªderes de Kadima en medio, eso s¨ª, de pronunciamientos favorables a la reanudaci¨®n de negociaciones e incluso a la creaci¨®n de un Estado palestino, puede hacerle parecer a este ¨²ltimo el partido de la paz.
Pero en Palestina ning¨²n mal es menor, y Kadima jam¨¢s se ha avenido a dar a conocer un mapa de esa retirada, por la sencilla raz¨®n de que ning¨²n Gobierno israel¨ª, del mal mayor o del bien menor, ha dado jam¨¢s muestras de querer cumplir la resoluci¨®n 242 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que pide el regreso a las l¨ªneas anteriores a la guerra de 1967; como tampoco hubo tal voluntad en la oferta de Ehud Barak a Yasir Arafat en Camp David, julio de 2000, pese a toda la fantas¨ªa de que Israel ofrec¨ªa la devoluci¨®n del 94% de Cisjordania.
Por todo ello, la victoria de Netanyahu, que predicen las encuestas aunque sin mayor¨ªa absoluta, tendr¨ªa el m¨¦rito de poner freno al sinf¨ªn de tergiversaciones sobre una negociaci¨®n que nunca ha comenzado; y la de Kadima, en especial si se forma un Gobierno de coalici¨®n, surtir¨ªa un efecto igualmente delet¨¦reo, aupado en la coartada perfecta: yo ya quiero, pero no me dejan.
El gran periodista e historiador israel¨ª Tom Segev, de ordinario tan ponderado y generoso con las v¨ªctimas, afirmaba extra?amente en Le Monde Diplomatique que, puesto que la opini¨®n y el Gobierno israel¨ªes hab¨ªan aceptado la idea de los dos Estados en Palestina, ?qu¨¦ esperaban para ponerse a discutir los detalles del reparto de la tierra? Pero, como se dice en ingl¨¦s, el diablo est¨¢ en los detalles, tanto que en este caso debe haber una legi¨®n de arc¨¢ngeles ca¨ªdos. Un detalle es que Israel nunca haya dicho que est¨¦ dispuesta a renunciar a la soberan¨ªa sobre el Jerusal¨¦n ¨¢rabe, ni mucho menos sobre la explanada de las mezquitas; otro, que el Estado sionista no se reconoce deudor, ni econ¨®mica ni pol¨ªticamente, de los millones de refugiados palestinos descendientes de los expulsados en 1948, 1967 y 1973; otro, que Ham¨¢s sigue proclamando como objetivo la liquidaci¨®n del Estado sionista; y, a mayor abundamiento, todo indica que la reciente operaci¨®n israel¨ª contra la poblaci¨®n, combatiente y no combatiente, de Gaza, ha reforzado el cr¨¦dito del grupo terrorista ante el pueblo palestino, en perjuicio de Al Fatah y su l¨ªder, Abbas.
Y la situaci¨®n se ha agravado porque la operaci¨®n de la franja, fracasada o no a largo plazo, entrega a corto un formidable r¨¦dito a aquellos israel¨ªes que sostienen que el tiempo se gana perdi¨¦ndolo, como es poner Gaza por delante, su aprovisionamiento, su supervivencia, y el fin del bombardeo con cohetes caseros sobre Israel. Por ello, lo que a la diplomacia internacional le insta es estabilizar la situaci¨®n, y eso son meses si no a?os de concentraci¨®n en lo que no pasan de ser meros preliminares; el escamoteo pol¨ªtico del todo por la parte.
?Puede Barack Obama obligar o convencer a Israel de que afronte la cuesti¨®n de fondo? El personal con que cuenta es el de siempre; el de aquellos que han contemporizado o edificado la alianza m¨¢s descompensada del ¨²ltimo siglo; a favor de Israel.
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