Comienza el Arco de la resaca

La boca pastosa, la visita de los remordimientos y la cabeza atravesada por un clavo oxidado. El mundo del arte se cit¨® ayer en la apertura de Arco con desagradables s¨ªntomas de resaca. La calavera de Hirst, las subastas ol¨ªmpicas, el coleccionismo como sustitutivo del consumo de abrigos de vis¨®n... la gran bacanal de los ¨²ltimos a?os se antojaba lejana en los pabellones de Ifema, donde todo apestaba a carpinter¨ªa nueva. "La fiesta ha terminado", cantaba con voz de duendecillo Blossom Dearie, pianista de jazz fallecida esta semana. "Es hora de que admitamos que el d¨ªa ha llegado".

Al despuntar la ma?ana siguiente a la juerga, abri¨® sus puertas la primera feria del arte contempor¨¢neo madrile?o de la nueva era. Hasta el viernes, s¨®lo para los ojos de coleccionistas y periodistas. Los primeros se paseaban con aire adusto por las galer¨ªas, tomando notas, inquiriendo por los precios de los twomblies y los bourgeois de ¨²ltima generaci¨®n. Los segundos se comportaron ayer como una raza de tipos con una libreta apoyada en el pecho en ¨¢ngulo de 45 grados que balbuc¨ªan un idioma de una sola palabra: crisis.

Lorenzo: "Es un error traer obra peque?a como respuesta a la crisis"

"Los tiempos malos son buenos para comprar", dice Helga de Alvear

Mientras tanto, Lourdes Fern¨¢ndez, directora del certamen, daba por bueno el t¨ªtulo de un mal disco de Supertramp: ?Crisis? ?Qu¨¦ crisis? "No es cierto que se hayan dado de baja 40 galer¨ªas, s¨®lo han sido 20", afirmaba para atajar las cifras alarmantes que corr¨ªan por la feria. Total, casi un 8% menos. Lo cual dejaba a las 238 supervivientes un ecosistema m¨¢s habitable, con sus avenidas, anchas como sol¨ªa ser el porvenir, separando a unas de las otras. "Un momento como ¨¦ste puede afectar a las transacciones, evidentemente", admit¨ªa Fern¨¢ndez con ¨¢nimo esforzado. "Pero quiz¨¢ convierta esta cita en un lugar para el encuentro, para conocer a artistas, directores de museos, as¨ª como las propuestas del pa¨ªs invitado, la India. Y hacer contactos".

Los galeristas, la mayor¨ªa con pinta de tener m¨¢s que cubierto el cap¨ªtulo de amistades, se mostraban en general confiados y elaboraban teor¨ªas qui¨¦n sabe si realistas o simplemente reconfortantes: "Todo lo que no se ha comprado en los ¨²ltimos meses en la galer¨ªa, se han esperado para comprarlo en Arco" (Pepe Cobo). "Es un error del mercado traer obra peque?a por la crisis; se trata de traer lo mejor que tenemos" (Soledad Lorenzo). "Habr¨¢ una limpia de coleccionistas y artistas. Las recesiones son higi¨¦nicas y los tiempos malos son buenos para comprar" (Helga de Alvear). "Yo ya he vivido cuatro crisis en el pasado, y el que tiene pasi¨®n por coleccionar no deja de hacerlo. ?Siempre que no logren asust¨¢rnoslos del todo con las malas noticias!" (Juana de Aizpuru).

Tanta elucubraci¨®n, tanto sacar los prism¨¢ticos y el s¨®nar para calcular el alcance y la profundidad de la recesi¨®n se dej¨® notar, obviamente, en las propuestas de Arco. La pintura, con su aire de infalibilidad est¨¦tica, es absoluta protagonista en esta edici¨®n. Como por otra parte, cabr¨ªa se?alar, lo es en los vaivenes de las tendencias art¨ªsticas. Tambi¨¦n abunda la obra gr¨¢fica, barata y simp¨¢tica. Las listas de precios, impresas en hojas a¨²n crujientes y sin manosear, recog¨ªan una sana horquilla de cifras. Con la invitaci¨®n a colocarse cada uno en su lugar. ?Una foto de Chema Madoz por 800 euros? ?O un bacon por 15 millones de nada?

Y entre el trasiego y la esperanza de que del enorme batacazo salga un nuevo y m¨¢s l¨®gico orden art¨ªstico mundial, brillaron, claro, las piezas estelares, as¨ª como los miembros de la realeza del mundo del arte (?Norman Foster con traje de pana lila!) que se dejaron caer por la feria. Hubo otros focos de atenci¨®n, por lo dem¨¢s insospechados y tambi¨¦n conocidos como "representantes de las instituciones". Son ellos los llamados por la tribu a cuadrar los balances con sus planes de rescate para galeristas en apuros, pese a que muchos museos (Macba, Musac) ya ten¨ªan claro que esta vez a la cita acudir¨ªan con los bolsillos vac¨ªos. No as¨ª, Manuel Borja-Villel, director del Centro de Arte Reina Sof¨ªa, que se paseaba con aire estudioso, manejando datos, y hab¨ªa recibido una inyecci¨®n de 400.000 euros del Ministerio de Cultura que sumar al propio presupuesto para compras de su instituci¨®n.

Algo ajenos a todo esto, los miembros de la delegaci¨®n india, aportaban el entusiasmo emergente que destila su producci¨®n art¨ªstica. ?Por qu¨¦ preocuparse por lo que se pueda perder cuando apenas se ha ganado?

Al final de la jornada, tras celebrar las primeras compras y tanto hablar de dinero, afloraron los augurios. No hab¨ªa para tanto, coincidieron muchos de los protagonistas. Superados los nervios de la primera cita, quedan a¨²n cuatro d¨ªas de idilio o desencuentro en Ifema. Se esperan 190.000 visitantes cuando los profesionales dejen paso al p¨²blico. Los n¨²meros -m¨¢s bien los c¨¢lculos algo vagos que la organizaci¨®n disfraza cada a?o de resultados- tendr¨¢n que esperar al lunes. Ir¨®nicamente, la jornada com¨²nmente admitida como d¨ªa mundial de la resaca.