El cementerio donde Borges quer¨ªa descansar
Testimonios contradictorios reavivan la pol¨¦mica sobre la tumba del escritor
La imagen se mueve en blanco y negro. El hombre que habla se llama Jorge Luis Borges y lo hace frente al pante¨®n de su familia, en el cementerio bonaerense de La Recoleta. Corre el a?o 1969. El autor de El Aleph explica a c¨¢mara su voluntad de ser enterrado junto a los suyos, a unos metros de Evita Per¨®n y en el mismo recinto que los "Padres de la Patria", en el camposanto m¨¢s c¨¦ntrico de Buenos Aires. La pel¨ªcula, un documental realizado para la televisi¨®n p¨²blica francesa por el franco-espa?ol Jos¨¦ Mar¨ªa Berzosa y por Andr¨¦ Camp, se titula Le pass¨¦ qui ne menace pas [El pasado que no amenaza] y se encuentra depositada en los fondos del Instituto Nacional del Audiovisual de Francia. La secuencia, inserta en dos horas de metraje de la pieza Borges, ha cobrado relevancia en medio de la disputa generada por la intenci¨®n del Gobierno argentino de repatriar los restos del escritor, enterrados desde 1986 en Ginebra.
Su viuda se niega a trasladar los restos de Ginebra a Buenos Aires
"Aguardo la muerte con esperanza (...) tengo miedo de ser inmortal". As¨ª hablaba Borges, en 1978, a dos periodistas gallegos, Ignacio Ramonet y Ram¨®n Chao, en L'H?tel, el mismo establecimiento de Par¨ªs en que hab¨ªa fallecido Oscar Wilde 78 antes. Fue precisamente Ram¨®n Chao, escritor y padre del cantante Manu Chao, quien rescat¨® el filme de Berzosa y Camp del olvido. "Se trata de un documento muy importante", explica, "que demuestra que el escritor quer¨ªa que lo enterrasen en Buenos Aires".
No es la ¨²nica menci¨®n testamentaria de Borges. Uno de sus bi¨®grafos, Alejandro V¨¢ccaro, citaba, en el diario argentino La Naci¨®n, la Antolog¨ªa personal del poeta y cuentista, publicada en 1961. "No paso ante La Recoleta sin recordar que est¨¢n sepultados ah¨ª mi padre, mis abuelos y tatarabuelos, como yo lo estar¨¦", escribi¨® entonces. V¨¢ccaro aboga por dar la raz¨®n al grupo parlamentario oficialista, apoyo del Ejecutivo de Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner, que ha presentado un proyecto de ley a trav¨¦s de la diputada Mar¨ªa Beatriz Lenz para repatriar el cad¨¢ver de Borges desde Suiza en agosto.
Pero las ansias de Jorge Luis Borges, y del nacionalismo argentino, se han encontrado con la ¨²ltima esposa del escritor. Mar¨ªa Kodama, ante los micr¨®fonos de una cadena radiof¨®nica porte?a, afirm¨® que "en democracia, ninguna persona de ning¨²n partido puede disponer, o intentar disponer del cuerpo de una persona, que es lo m¨¢s sagrado, frente a otra que ha dado y sigue dando su vida por amor". Kodama, en declaraciones a este peri¨®dico, encuadra esas opiniones de Borges "en los a?os 60". "Borges se fue a vivir a Suiza y quiso ser ciudadano suizo", afirma, "reci¨¦n han emitido una entrevista posterior donde habla en sentido contrario a lo que dice V¨¢ccaro".
La viuda expone que ella misma "es la ¨²nica que puede decidir sobre Borges. El poder simb¨®lico es el de la obra, no el del cuerpo de Borges". No oculta su resentimiento hacia un Alejandro V¨¢ccaro "que no est¨¢ a la altura ¨¦tica ni intelectual de Borges, y que s¨®lo busca montar esc¨¢ndalo en los peri¨®dicos" y al que acusa de alentar la inicativa de la diputada Lenz. "?Qui¨¦n es el se?or V¨¢ccaro o el resto del mundo para decir lo que he de hacer con Borges?", se pregunta, antes de recordar una sentencia que, a mediados de los 90, le dio la raz¨®n en una pol¨¦mica similar. Casada con Borges meses antes de la muerte del escritor, Mar¨ªa Kodama no ha dejado de acudir a actos en memoria de la obra de su marido muerto.
Para Ram¨®n Chao, sin embargo, el asunto no ofrece demasiadas dudas. "Es argentino y su obra es argentina; adem¨¢s, en la pel¨ªcula de Berzosa queda claro". El periodista gallego relata que fue la propia Mar¨ªa Kodama, secretaria personal de Borges desde 1975, quien le facilit¨® "la entrada" al autor de Fervor de Buenos Aires. La tradici¨®n familiar suicida o la idea de la "muerte c¨ªclica", latente en numerosos textos borgianos, surgieron las conversaciones de entonces. "Lo importante", dice, "est¨¢ en Le pass¨¦ qui ne mence pas, con Borges entrando y saliendo del pante¨®n donde quer¨ªa descansar cuando muriese".
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