Un campe¨®n sin freno
A Espa?a, tan art¨ªstica como competitiva, no le hace falta deslumbrar para derrumbar a la Inglaterra de Capello
No hay quien saque Espa?a del carril. Se suceden los rivales, tienen carrete los debutantes y el equipo no se baja del trono. Retiene el t¨ªtulo de campe¨®n de Europa en cada asalto. Y sin renunciar jam¨¢s a su exitosa partitura: el equipo siempre quiere ser guapo y estilista, no por ello blando. Ni mucho menos. Hoy compite como el mejor y es tan reconocible en los momentos sublimes como en los de templanza. Frente a Inglaterra no necesit¨® mayores alardes. El equipo de Capello nunca le discuti¨® el resultado, y mucho menos el f¨²tbol. Lo peor para los ingleses es que al conjunto de Del Bosque le sirvi¨® con su orden, su mayor sutileza y un rato del mejor Xavi.
Juega Xavi, juega Espa?a. Un gran equipo con un gu¨ªa ¨²nico, la envidia de toda selecci¨®n, por m¨¢s que esas arbitrarias encuestas que circulan por ah¨ª premien la mercadotecnia por encima del f¨²tbol. De lo contrario, Xavi, el futbolista silencioso, el que vive de espaldas al espejo, copar¨ªa todas las portadas. No es H¨¦rcules, ni tiene tatuajes o te?idos y los publicitarios no le tienen en n¨®mina; tampoco es un gran regateador, ni se sacude goles. Pero juega al f¨²tbol de maravilla, es enciclop¨¦dico: ahora hay que tocar en corto, ahora en largo; 'dame que te doy, dame y vete'. El juego a su antojo, sin remedio para los adversarios, incapaces ante la obediencia debida que presta la pelota a Xavi. Un lujo. Frente a Inglaterra bast¨® que centrara su posici¨®n para que todo el partido gravitara a sus pies. Ocurri¨® pasado el tiempo de tanteo, lo que tard¨® el propio Xavi en comprobar que los ingleses eran de plastilina. A su alrededor espabilaron todos y el grupo de Del Bosque someti¨® a la desmaquillada selecci¨®n de Capello, una tropa de teloneros, ausentes Rooney y Gerrard, y reservas Beckham y Lampard. Es decir, una Inglaterra C, demasiadas rebajas cuando ni siquiera con todos los supuestos pretorianos este equipo ha tenido dictado alguno en los ¨²ltimos a?os.
ESPA?A 2- INGLATERRA 0
Espa?a: Casillas (Reina, m. 46); Sergio Ramos, Albiol (Marchena, m. 75), Piqu¨¦, Capdevila (Arbeloa, m. 46); Xabi Alonso, Xavi (G¨¹iza, m. 83), Senna, Iniesta; Fernando Torres (Llorente, m. 63) y Villa (Silva, m. 55). No utilizados: Juanito, Busquets, Cazorla y Riera.
Inglaterra: James (Green, m. 46); Johnson, Ferry, Jagielka (Upson, m. 46), A. Cole; Wright-Phillips, Barry (Lampard, m. 46), Carrick, Downing (Beckham, m. 46); Heskey (Crouch, m. 46) y Agbonlahor (C. Cole, m. 75). No utilizados: Hart, Ferdinand, Bridge y Young.
?rbitro: Stephane Lannoy (Francia). Amonest¨® a Beckham.
Goles: 1-0. M. 36. Villa, de tiro raso. 2-0. M. 81. Llorente cabecea un centro de Xavi.
45.000 espectadores en el S¨¢nchez Pizju¨¢n.
Con el partido domesticado por Xavi, bien auxiliado por Xabi Alonso, matriculado en la misma academia que el azulgrana, Espa?a gobern¨® sin apuros, con la paciencia necesaria para destartalar a la r¨ªgida defensa anglosajona. Era cuesti¨®n de tiempo. El que en ocasiones le falta a Torres, que se disloca demasiado. En la Premier se ha curtido como ariete, pero no ha encontrado las pausas necesarias. Hoy es a¨²n m¨¢s vertiginoso que en su ¨¦poca del Manzanares. No siempre acelera en el momento preciso; lo contrario que Villa, que al ser menos atl¨¦tico tiene m¨¢s pausas y exprime como pocos la picaresca. Lo hizo ante el d¨¦bil Jagielka, anudado por el asturiano en la antesala del gol a James. Un broche a la vocaci¨®n espa?ola por tutelar el juego. Y un azote para el destripado conjunto ingl¨¦s, que no tiene ni hueso, por mucho que se adorne con Capello ante las c¨¢maras.
Inglaterra no ha evolucionado en consonancia con sus clubes, que en muchos casos han sabido metabolizar de forma positiva la influencia extranjera. La selecci¨®n, no. A¨²n mantiene la p¨®cima de las cavernas: un portero sin manos, defensas con estalactitas, pivotes sudorosos y delanteros lo m¨¢s grandotes posibles. Para recurrir a los compases de Beckham al techo de Crouch, un ariete vertical que se peina a dos metros del suelo, no es necesario Capello alguno. O quiz¨¢ a Capello no le disguste tanta siderurgia. Al fin y al cabo nunca se distingui¨® por el f¨²tbol de etiqueta. Con ¨¦l, Inglaterra sigue siendo Inglaterra; nada nuevo.
Para su desgracia, Espa?a fue Espa?a, la misma que defiende su entronizaci¨®n europea. El equipo preserva su identidad, no debate sobre su hoja de ruta y no importa que se acunen chicos nuevos como Piqu¨¦ o Llorente. El gui¨®n no var¨ªa, la pelota es el sustento. Tanto ha cuajado el exitoso protocolo de la Eurocopa austriaca que Espa?a no necesita perfumarse en exceso para superar a sus rivales. Su autoestima ha engordado en la misma proporci¨®n que el respeto de sus contrarios. No deslumbr¨® frente a Inglaterra, que no exigi¨® mucho m¨¢s. Hasta se consinti¨® momentos de puro ali?o. Tambi¨¦n as¨ª se ganan los partidos. No son pocos los equipos que han construido sus leyendas con muchos momentos de penumbras. Hoy, la selecci¨®n es tan art¨ªstica como competitiva. Con el freno a punto y un ojo en el calendario, despach¨® a Inglaterra con una asombrosa facilidad. Con los titulares y los suplentes el repertorio no se altera. Sedado el partido, con los ingleses sin chicha alguna, irrumpi¨® Llorente, un jugador que por fin parece haberse puesto de acuerdo con su corpach¨®n. Tiene pies y tiene cabeza, para rematar -como su excelente ejecuci¨®n en el segundo tanto, tras una falta lanzada por Xavi- y para descargar el juego seg¨²n convenga. Llorente no es un futbolista de paso por la internacionalidad. En esta Espa?a todos suman.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.