El triunfo del orgullo negro, Vol. 2
Se estrena Cadillac records, una pel¨ªcula que narra la historia del sello Chess. Otro eslab¨®n, junto con el 50? aniversario de la Motown, que marca una nueva edad de oro para la reivindicaci¨®n de la influencia de la cultura pop afroamericana.
"Obama es una criatura urbana.Estados Unidos ya no es rural" (Joe Klein)
"Ver a The Supremes en televisi¨®n fue un momento que cambi¨® mi vida" (Ophra Winfrey)
"En 1517, el padre Bartolom¨¦ de las Casas tuvo mucha l¨¢stima de los indios que se extenuaban en los laboriosos infiernos de las minas de oro antillanas y propuso al emperador Carlos V la importaci¨®n de negros que se extenuaran en los laboriosos infiernos de las minas de oro antillanas. A esa curiosa variaci¨®n de un fil¨¢ntropo debemos infinitos hechos", dec¨ªa Borges en su Historia universal de la infamia. A esos acontecimientos habr¨ªa que a?adir hoy la imagen de Beyonc¨¦ interpretando At last, de Etta James, en el baile inaugural del primer presidente negro de Estados Unidos el d¨ªa de su investidura.
Un momento colosal. La princesa de ¨¦bano del pop interpretando un cl¨¢sico del blues de Chicago, la ciudad en la que el presidente se form¨® como pol¨ªtico. Una canci¨®n sobre encontrar el amor, pero que, como todas las canciones de amor, puede tener infinitas lecturas. Y que se llame Por fin tiene una clar¨ªsima en este contexto. Sin olvidar el componente comercial. Beyonc¨¦ interpreta a Etta James en Cadillac records, una pel¨ªcula estrenada en noviembre en Estados Unidos y que, de repente, ha recibido un empuj¨®n en las taquillas.
Porque ya conoc¨ªamos los gustos de Obama. En 2008, la revista Rolling Stone revel¨® el contenido de su iPod. El entonces candidato reconoc¨ªa tener un gusto muy ecl¨¦ctico: de Springsteen y Dylan a Jay Z, pero a?ad¨ªa: "Si tuviera que elegir un h¨¦roe musical, ser¨ªa Stevie Wonder".
Muchos cuestionan una lista tan pol¨ªticamente correcta. Parece hecha por alg¨²n avispado asesor. En cualquier caso, la elecci¨®n no es casual. Wonder es un emblema de una escuder¨ªa que el 12 de enero cumpli¨® 50 a?os: Motown, aquella f¨¢brica de hits "donde un chico de la calle entra por una puerta y sale convertido en un artista", en palabras de su fundador, Berry Gordy. Sin el sonido Motown son impensables los millones de discos vendidos por Duffy o Amy Winehouse, pero lo realmente importante es que sin lo que la Motown y Chess lograron en los sesenta es dudoso que un afroamericano, de padre nigeriano, fuera hoy presidente de Estados Unidos.
Porque en estas elecciones se enfrentaban dos formas de ver Estados Unidos: Cuando Sarah Palin acept¨® la candidatura a la vicepresidencia por las filas republicanas lo hac¨ªa con una idea: "Somos buena gente de pueblo", dijo. En su imaginario, la mayor¨ªa de los estadounidenses son granjeros, blancos, protestantes y patriotas. Semanas despu¨¦s, el columnista Joe Klein le replicaba: "No es verdad. No somos una naci¨®n de pueblos desde hace casi cien a?os. Son los habitantes de las grandes ciudades quienes hoy luchan y hacen el trabajo asalariado". Para Klein, Palin es el producto de la mitolog¨ªa republicana. Sin embargo, conclu¨ªa: "Obama es lo contrario: una criatura urbana".
El presidente es el gran logro del mill¨®n y medio de afroamericanos que en las d¨¦cadas de 1920 y 1930 dejaron el empobrecido sur rumbo a ciudades del norte como Chicago y Detroit. Esta ¨²ltima era una de las grandes urbes industriales del mundo y dominaba la producci¨®n de autom¨®viles con las "tres grandes": General Motors, Ford y Chrysler (de ah¨ª el nombre de Motown o Motor Town). Durante la II?Guerra Mundial, sus cadenas de montaje se reconvierten en f¨¢bricas de armamento. La migraci¨®n negra explota. Son 350.000 personas las que llegan a la ciudad entre 1942 y 1943. La competencia por la vivienda y el trabajo provoca los disturbios raciales del verano de 1943, que terminan con la implantaci¨®n de la ley marcial.
Pero aquello tambi¨¦n trajo a las ciudades la cultura del sur. En especial, el blues y el jazz. En Chicago, un joven jud¨ªo llamado Leonard Chess recorr¨ªa los bares de blues firmando contratos en la trasera de su Cadillac. El gran salto se produce cuando conoce a Muddy Waters. Entre el ambicioso Leonard y el sibarita bluesman negro salta la chispa y juntos sientan las bases del blues el¨¦ctrico. Son los cimientos del rock'n'roll que cuajar¨ªan con Chuck Berry. Chess fue la pionera del crossover: la idea era crear m¨²sica que pudiera interesar al p¨²blico blanco. Pero no siempre funcion¨®. Los artistas del sello eran demasiado duros, demasiado crudos como para que el gran p¨²blico no percibiera la carga sexual que su m¨²sica conllevaba. Sin embargo, al otro lado del atl¨¢ntico, en el Reino Unido, los discos de Chess causaban sensaci¨®n entre los m¨²sicos j¨®venes. Un ejemplo: The Rolling Stones sacaron su nombre del Rolling Stone'blues de Muddy Waters.
Sin embargo, no fue Chess quien obtuvo los mayores r¨¦ditos. En Detroit, Berry Gordy aplic¨® a la Motown muchos de sus principios. La labor de Gordy era seleccionar a los int¨¦rpretes, pulir aquel talento de las calles. Su primer n¨²mero uno llega en 1960. La n¨®mina de Motown inclu¨ªa una pl¨¦yade de estrellas: Smokey Robinson, Marvin Gaye, Martha & The Vandellas o The Temptations. Para 1966 eran tan grandes que Gordy escribi¨®: "No editaremos nada de ninguno de nuestros artistas que no vaya a entrar por lo menos entre los 10 discos m¨¢s vendidos. Y como la aceptaci¨®n mundial de The Supremes es incluso mayor, de ellas s¨®lo publicaremos n¨²meros uno".
The Supremes, es decir, Diana Ross, Mary Wilson y Florence Ballard (sustituida por Cindy Birdsong en 1967), no s¨®lo fueron las grandes estrellas de la Motown. Cuando las calles se estremec¨ªan con los gritos de los negros en busca de los derechos civiles, ellas aparec¨ªan glamourosas en The Ed Sullivan show, el programa de variedades m¨¢s importante del pa¨ªs. "Era el 27 de diciembre de 1964 cuando puse el programa de Ed Sullivan y viv¨ª un momento que cambi¨® mi vida. Cuando vi a The Supremes en televisi¨®n fue m¨¢gico porque nunca hab¨ªa visto mujeres negras en televisi¨®n y, adem¨¢s, con esa gracia y aquel glamour", recordaba en su programa Oprah Winfrey, la mujer negra m¨¢s influyente de Estados Unidos. Eran las novias de Am¨¦rica. Si el lema de la Motown era "El sonido de la joven Am¨¦rica", The Supremes conquistaron el coraz¨®n de blancos y negros con 12 n¨²meros uno, cinco de ellos consecutivos, un r¨¦cord nunca batido. Gordy centr¨® en The Supremes su estrategia para superar las barreras raciales. La idea era que la identidad racial fuera, en cierto sentido, irrelevante. Ese paso que Chess no consigui¨®.
Stevie Wonder, el favorito de Obama, era el equivalente masculino a The Supremes: "Obama es una mezcla entre JFK y Martin Luther King", dec¨ªa Wonder hace meses mezclando dos nombres ic¨®nicos. Para muchos, los sesenta empiezan con la elecci¨®n de Kennedy y terminan el 4 de abril de 1968, el d¨ªa en que el reverendo King fue asesinado. Fue el final del sue?o. Am¨¦rica estaba en guerra y, a pesar de que el movimiento por los derechos civiles hab¨ªa dado grandes pasos, la d¨¦cada siguiente ser¨ªa la de Nixon y Carter, la de la crisis del petr¨®leo, mucho m¨¢s triste y desesperanzada. Leonard Chess tampoco lo super¨®: en octubre de 1969 mor¨ªa en Chicago.
Cadillac records se estrena el 20 de febrero.
Beyonc¨¦, caracterizada de Etta James en un fotograma de Cadillac records.
Las principales piezas del 'ajedrez'
Cadillac records es en realidad una pel¨ªcula biogr¨¢fica sobre el fundador de Chess, la discogr¨¢fica de Chicago, que hasta su venta, en 1969, por seis millones y medio de d¨®lares, fue la independiente del blues. Estos son algunos de los nombres que convirtieron su nombre en un mito.
LEONARD CHESS. Adrien Brody interpreta al fundador de Chess Records, un jud¨ªo polaco que lleg¨® a Chicago en 1928 con su hermano Philip y que, seg¨²n su biograf¨ªa oficial, "se dedic¨® al negocio del licor" (La ley seca estuvo en vigor hasta 1933). En los a?os cuarenta era due?o de varios bares, entre ellos el Macomba, un nightclub en el que actuaban muchos m¨²sicos de blues venidos de zonas rurales. Con ellos nace Aristocrat Records, que en 1950 pasar¨ªa a llamarse Chess. Es la ¨¦poca del rock and roll y del rythmn and blues, m¨²sicas demasiado raciales para las grandes, lo que dejaba un hueco para independientes. Leonard lo vi¨® claro. ?l fich¨® a Muddy Waters, John Lee Hooker, Bo Didley, Willie Dixon...
CHUCK BERRY. Mos Def, el compa?ero de correr¨ªas de Jack Black en Rebobine, por favor ¡ªque parece estar cada vez m¨¢s alejado del hip-hop y m¨¢s metido en Hollywood-, fue el elegido para el papel de Berry. Cuentan que el cantante y guitarrista fue recomendado a Chess por Muddy Waters. Los hermanos vieron en ¨¦l a un personaje con tal carisma que no podr¨ªa ser imitado por artistas blancos en esas versiones domesticadas que las discogr¨¢ficas grandes usaban para atraer al p¨²blico masivo. Entre los temas que grab¨® para el sello est¨¢n Roll over Beethoven, Johnny B. Goode, Sweet little sixteen, Rock and roll music ?l es la definici¨®n del rock and roll.
HOWLIN' WOLF. El descubridor de Howlin' Wolf, cuando era un granjero de m¨¢s de 100 kilos llamado Chester Burnette, fue Sam Philips. Pero quien luego ser¨ªa manager de Elvis a¨²n no ten¨ªa sello propio, as¨ª que lleg¨® a un acuerdo con los hermanos Chess. Wolf pronto se convertir¨ªa en un artista esencial del sello. Para definir la influencia del bluesman en el rock de los sesenta y setenta basta con mencionar a sus admiradores: Jimi Hendrix comenz¨® su concierto en Monterrey con uno de sus temas. Y entre sus fans confesos est¨¢n Rolling Stones, Eric Clapton, The Doors, Fleetwood Mac o Creedence Clearwater Revival. En la pel¨ªcula su papel lo interpreta Eamonn Walker, un actor brit¨¢nico, al parecer, salido del teatro y de la televisi¨®n.
ETTA JAMES. "La gran Beyonc¨¦ No puedo soportar a Beyonc¨¦. Ella no pinta nada ah¨ª. Cantando en el gran d¨ªa del presidente mi canci¨®n, la que yo he interpretado siempre''. A juzgar por estas palabras, dichas por la menuda cantante en un concierto en Canad¨¢, a Etta James no le cae nada bien su ¨¢lter ego en la pantalla. Claro que siempre fue conocida por su car¨¢cter. Y con 70 a?os sigue siendo esa chica dura ¡ª"arrogante", se autodefin¨ªa ella¡ª que consigui¨® sobrevivir en un mundo de hombres. Durante los sesenta ella fue la gran estrella de Chess. Leonard Chess le construy¨® un repertorio a medida que iba de la balada orquestal al soul m¨¢s festivo, pasando por el sangrante blues, que hab¨ªa mamado desde peque?a.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.