Excluidos y presentes
Los portavoces de la izquierda abertzale que justifica la violencia tienen raz¨®n en una cosa: van a estar muy presentes en las elecciones vascas, aunque se quedar¨¢n por primera vez fuera del Parlamento. Desde que el Tribunal Constitucional confirmase el jueves la exclusi¨®n de las dos candidaturas con las que trat¨® de burlar la ley de Partidos, el mundo de Batasuna adquiere una entidad ectoplasm¨¢tica. Sigue existiendo como realidad palpable, pero no tendr¨¢ un cuerpo que le represente all¨ª donde se toman decisiones.
Esta medida de emergencia democr¨¢tica tiene efectos distorsionantes para la representaci¨®n pol¨ªtica y conlleva consecuencias para el resto de los contendientes electorales, sean partidarios de dejar fuera de juego a quienes no les repugna que ETA asesine a sus adversarios o se muestren contrarios a cualquier ilegalizaci¨®n. Dependiendo de los casos, unas consecuencias ser¨¢n perjudiciales y otras provechosas. Los efectos se har¨¢n notar, en unos casos, hasta el momento preciso en que los votos entren en las urnas, y en otros cuando los sufragios se traduzcan a esca?os. Pero lo que resulta il¨®gico y ventajista es criticar la proscripci¨®n de las marcas de la izquierda abertzale y aprovecharse de su vac¨ªo parlamentario. O deplorar la alteraci¨®n de las mayor¨ªas que supone su ausencia en la futura C¨¢mara, mientras se buscan con denuedo sus votos y los esca?os que puedan traer.
Alguna tentaci¨®n ha tenido en este sentido el nacionalismo hasta ahora gobernante. Ayer mismo, Ibarretxe avanzaba una deslegitimaci¨®n del veredicto de las urnas, si no le fuese propicio, alegando las "ilegalizaciones a la carta". Una estricta coherencia exigir¨ªa a los detractores de la ley de Partidos renunciar a los parlamentarios que puedan venirles como fruto de su aplicaci¨®n. Sin embargo, no parece que vaya a producirse ese gesto.
Como la izquierda abertzale tampoco lo espera, se ha apresurado a desvelar que tratar¨¢ de conservar su espacio electoral mediante el voto nulo a su candidatura menos camuflada. Sabe que sin esca?os se convierte en un ectoplasma pol¨ªtico, pero no hasta el punto de rifar sus votos.
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